Emmanuel Levinas

Reconsiderando a Levinas.


 


1. La mística de la infinitud por doquier, en parte procedente de Nietzsche. “El infinito me ordena al prójimo como rostro, sin exponerse a mí, y tanta más imperiosamente cuanto más se estrecha la proximidad”. El Dasein que Heidegger toma de Zaratustra se incorpora a una situación idílica de búsqueda de “compañía semántica”. Se nos acaba de decir que “la voz de lo otro” es la “huella” con la que nuestra sospecha de la idea espiritualista de Levinas se hace más patente.
2. Un mundo “profético” con ecos de Bachelard.
3. Se habla del “espacio de todo acuerdo” con un sentido casi de “pragmática” de la comunicación afectiva.
4. “El Mismo está en relación con el Otro”.
5. ¿Por qué ese afán de encontrar una ayuda en alguien. La filosofía huérfana.
6. La “proximidad” es la frontera de la relación con el “Otro”. Buscar estas imágenes de situaciones tangenciales en Lacan.
7. “Reducir lo Otro al Mismo”.
8. “El otro es fin”.
9. “Yo soy rehén del Otro”.
10. El sujeto tiene sobre sí el peso del universo”.
11. “Hay que buscar un significado al yo”.
12. “Vivimos heridos por el otro”.
13. Esta tendencia lírica a la soledad tiene sus bases más en la literatura nihilista que en una misión moral de subsistir con las ideas. Parece como si La montaña mágica asomara para aclarar esta necesidad de cobijo afectivo que el mismo Hans Castorp pregonaba. Habla Levinas de tratar de “rescatarnos” del mundo de los sueños. Intenta sacarnos a un mundo íntimo donde la necesidad de una compañía alcanza una proyección obsesiva y ese “otro” que se prodiga por doquier tiene como “permanencia” una imagen del prójimo como meta de toda teoría.
14. Hay, por lo tanto, una conducta básica en Levinas. Hay una “dirección” hacia la búsqueda de un compromiso “comunicador” que se abre hacia ese postulado del “Yo como voz del ser”.
15. La subjetividad se convierte en una “sustitución” parece predecir Levinas y desde este postulado se puede vencer el “inmenso silencio” donde la nada, que la época pinta con diversos ropajes, va delineando.
16. “Es preciso salir del ser”.
17. “Vivo un orden que me viene de no sé dónde”. El mundo “no sé dónde” que nos configura una realidad dinámica de la relación entre él yo y los demás.
18. Buscar “La identidad ética de una virtualidad desinteresada”.
19. “El toro es también otro para otro”. He aquí el laberinto de relaciones.
20. “La persona es una meta y es un origen”.
21. Sin querer caemos en el “otro”, en su ámbito y en su espacio.
22. Insiste que nuestra época es más moral que política. Ese “rostro” que surge en sus páginas es también, siguiendo con Lacan, el rostro nuestro desdoblado que querríamos aprehender. El “Otro” necesario y perdido. Sigue ideas de Rosenzweig y Cohen, sin alejarse de W. Benjamin ni de K.Kraus: “La angustia no la tenemos ante la muerte sino ante el no poder morir” y así surge “inventado” ese Dasein de la “ilusión del OTRO, que es como un cobijo freudiano de seguridad. “Cada hombre constituye a los otros en responsables” dice Maceiras hablando con Levinas. Y “La actitud fundamenta de la persona más un “yo puedo” o “yo debo” es un “yo estoy aquí”. Dios abandona su faz hacia el hombre y buscamos otros “rostros” que lo suplan. Un mundo donde su judaísmo le lleva a conquistar una meta donde el “rostro” sea la consecuencia de un origen que debemos conquistar pero que se nos desvanece. Parménides habla de “el ser es” y frente a ello Levinas insiste en la necesidad del “Otro” la búsqueda del “otro como yo” para así llegar a “lo absolutamente otro es el otro” que nos coloca en una posición a la vez de sosiego y esperanza. Un autor que da el siguiente paso al Dasein.



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