Emmanuel Levinas

¿Por qué olvidé decir A y B en aquel momento? Buscar en Levinas el “Yo fuera de mí”.


 


1. Primera hipótesis. No lo olvidé sino que no quise decirlo.
2. El nivel de mi argumento excluía A y B. O yo pensé que lo “interpretaba”.
3. Pensé que no diciéndolo conseguiría más.
4. Lo olvidé porque pensé que no hacía falta decirlo y yo mismo lo aparté.
5. No lo aparté. Sino que se me apartó. Pues las razones tienen vida propia.
6. Se me alejó de la mente.
7. No quise decirlo. Pues pensaba que esos argumentos no hacían falta pero luego comprendí que hubieran sido necesarios.
8. Lo olvidé porque las circunstancias me empujaron.
9. Lo olvidé porque estaba cansado.
10. ¿Es lo mismo olvidé que “se me olvidó”?
11. Lo olvidé porque pensé que todo estaba perdido.
12. Yo lo olvidé porque yo escondía el miedo a decirlo. Por temor de “los otros”.
13. Yo no lo dije porque pensé que con los argumentos que ya había dado bastaba y pensé que decirlo podía incluso ser negativo. Decirlo como “self-punishment”.
14. No lo olvidé sino que yo lo olvidé porque en aquel momento se me borró porque pensaba que las circunstancias no exigían decir A y B.
15. No lo dije porque pensé que con los argumentos que ya había lo había dicho”. Pero tal afirmación es falsa, mejor pensar que tuve un bloqueo de la mente, un lapsus que me borró en aquel momento toda posible afirmación. Miedo a hablar ante los demás.
16. No lo dije por miedo.
17. Tenía miedo de decirlo porque no sabía cómo ellos iban a responder.
18. No lo dije porque se me olvidó. ¿Qué significa “me”?
19. En aquel momento no pude pensar si debía decir A y B. Y olvidé decirlo.
20. No puedo imaginar las consecuencias de mi silencio, de no decir A y B.
21. Pues ahora creo que esos datos A y B hubieran cambiado todo.
22. O por lo menos hubieran radicalizado el momento de discusión que tal vez se hubiera decantado en alguna solución positiva para mi propuesta.
23. Saber las cosas demasiado tarde.
24. Saber ahora lo que se debía haber dicho.
25. Tener claridad después. Una vez que todo ha ocurrido.
26. Después se descifra el sentido del “antes”.
27. Si yo hubiera sabido que... un argumento que ya no vale. Lo que se debió decir.
28. El momento no invitaba a razonar. El silencio es lo más sencillo. Aunque hubo palabras mías de tanto peso como A y B. Pero no eran ni mucho menos esos datos que ahora me vienen a la mente.
29. La realidad es que cometí un error al no hacer A y B.
30. Lo veo ahora claro entonces olvidé de todo argumento moral. Olvidé. Preferí olvidar pues tal vez a nivel inconsciente pensaba que ellos cederían.
31. “Debí decirle A y B pero se me olvidó: Otra posible lectura “No quise decirle A y B”. No lo olvidé, sino que yo mismo lo aparté de mi cabeza de un modo inconsciente. Yo no quise decir A y B y entonces hay un mecanismo de “punto ciego” (Goleman) que me lleva a bloquear ese argumento que considero que no debe decirse. Lo que no debe decirse lo borro, pero yo creo que ha sido de un modo casual.
· La mente es una respuesta a la historia. La historia selecciona.
32. Remite la valoración de cada “acto reflejo”. Olvido lo que me conviene. Un marido no vuelva a casa o porque tiene una amnesia o Alzeimer, o porque no quiere volver. O porque no puede volver.
· No puedo decir lo que no quiero decir.
· Debí decir significa una crítica a lo que no hice, que se inscribe en una teoría del comportamiento inscrito en un modelo donde el “deber” significa un esfuerzo que no puedo asumir.
33. El miedo a asumir lo que me da miedo decir.
34. Las circunstancias empujan a “decir” lo que queríamos o no queríamos decir.
35. Debí decirle y “voy a decirle” y “le he dicho”. Lo que debimos decir, lo que debimos hacer. La teoría de la comprobación de los datos que nos aparecen una vez “no hechos”.
36. El dicho popular “La mejor respuesta se te ocurre después”.
37. No se te ocurrió porque no querías decírselo.
38. Lo que no se quiere decir llena un mundo de temor a decirlo.
39. No dije A y B porque se me olvidó significa “en aquellas circunstancias el temor me llevó a no decir A y B”. Pues A y B yo creo que eran las razones básicas que venían inscritas en otros razones D, C, E, F... y esto me lleva a pensar por qué se me olvidó A y B y no C y D.
40. La disposición disyuntiva de la realidad.
41. Solicitamos un empleo y aduzco varias razones, pero luego en la calle me doy cuenta que he olvidado A y B que era lo más importante.
42. Olvidar lo más importante. O así lo creemos.
43. Las circunstancias me llevaron a olvidar A y B. Pero lo cierto es que aunque lo hubieras dicho no se habría conseguido nada. Debí decir que había seguido varios cursos en Inglaterra, eso afianzaría mi afirmación de que sé inglés. La memoria recompone, es como un sistema gráfico que valora las razones.
44. Es nuestra valoración, pero olvidamos lo que queremos.
45. Debo olvidar A y B. Hice bien en no decirlo. Las razones de la situación parecen depender de A y B. Es como si pensáramos que A y B hubieran resulto aquella contienda.
46. Porque A y B se referían a una “amenaza ética”.
47. Son razones que deben inscribirse en una teoría de la prefiguración.
48. En un modelo dinámico de las expectativas.
49. Decir lo que debo decir aunque sea equivocado. La autocrítica como sistema de fijación negativa de razones.
50. Decir los A y B en el momento adecuado, como una teoría del comportamiento que tuviera como base “he dicho todo lo que quería decir”.
51. Un sistema puede volverse contra las expectativas “ingenuas” que yo había previsto. Todo sistema es un “enemigo” dinámico de mis pretensiones de dominarlo. Todo sistema es indomable e imprevisible. Tratarlo con la desconfianza requerida. Pensar en qué puntos puede ser atacado, pero bien entendido que toda dinámica actuativa que realicemos está condicionada al programa que se ha creado contra nosotros. He olvidado antes decir A y B.
52. Desconfiar de las evidencias del sistema. Toda evidencia es falsa:
· Es falsa porque no sabemos asumirla. Pero “olvidé”.
· La aproximación al sistema debe hacerse con rigor y cautela. Cuando el sistema responde contra nosotros, debemos entrar en una fase posterior de amenaza para que el sistema reaccione en otro nivel dinámico.
53. La amenaza está situada dentro y fuera del sistema.
54. Todo lo patente puede desvanecerse y hasta falsearse.
55. Sólo falseando se llega a la verdad.
· La verdad de un sistema es “conseguir lo que queríamos”.
· Conseguir con nuestros actos y palabras. Pero no dije A ni B.
· Conseguir con nuestras amenazas y presiones.
· Ver qué respuesta proporciona el sistema a una “acción justa”.
· Buscar un orden superior desde el que se pueda “agredir” el sistema.
56. Buscar soluciones para desmoronar el sistema. Si hay tres variantes adversas, tratar de romper esa coalición.
57. Hacer lo positivo antes de empezar la contienda. No nos arrepintamos de no haber dicho y hecho todo lo positivo.
58. Pues la meta es conseguir vencer al sistema y sus pretensiones.
59. Actuar de manera que ese sistema tenga miedo. El temor a un castigo como base de una teoría de los actos.
60. Argüir lo falso para desbancar algún vértice del sistema. Arañar soluciones y proponer un futuro de recompensa.
· Si esta mecánica fracasa alejarse del experimento. Romper.
· Dejar el sistema y crear una problemática de “incumplimiento” de las normas. Pero debí decirlo y no lo dije.



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Última actualización : 15/01/2001
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