Ludwig Wittgenstein

Wittgenstein: nuevas reflexiones morales


1. “Hay que advertir que de modo muy general nunca puedo hablar de sistemas, sino sólo en sistemas. Cuando hablo de un sistema estoy ya en otro sistema”. Significa esta idea que hay una “traslación analógica” que nos empuja fuera de lo que intentamos definir. “Puedo elegir lo que quiero significar” comenta en otra ocasión y esa idea se debe enhebrar con la anterior. Si se insiste que no se entiende esta analogía debe responderse que se ha construido como una “pregunta”. Pues “estamos en lucha con el lenguaje”. Y además de que “una confesión debe formar parte de la nueva vida”.
2. La nueva vida es otro lenguaje con el que construir un “nuevo sistema”. Estamos intentando evitar simplificar y sintetizar. Vivimos en “sistemas” y esa importante advertencia debe acercarse a un punto desde el que construir un caos ordenado.
3. “Una proposición asevera toda proposición que se siga de ella” (Tractatus)
4. “En la lógica jamás puede haber sorpresas”.
5. “La matemática es un método de lógica”.
6. “La mirada no se puede separar del rostro”.
7. Todo es inseparable y el gran inseparable es el lenguaje del que no podemos nunca huir, ya que nos aprisiona como si fuera un tirano que no nos deja escapar.
8. No poder escapar / no saber cómo escapar... he aquí el dilema de esa fuga hacia aquellos sistemas antes mencionados. No poder vivir fuera de un sistema y sentirse atrapado en un mundo donde la “analogía” es la destrucción del camino para alcanzar definiciones.
9. Pues no sabemos definir.
10. No podemos explicar qué es lo que pasa. Estamos en el vacío. En el lenguaje destructor del caos avasallador.
11. Vivimos usando “traslaciones analógicas”. Sufriendo y “parecidos”. Y atribuimos nuestra “cultura” a sucesos que luego nos sorprenden por su extraña paradójica agresividad. “Yo no imagino que te vas a portar así”, lleva a un artificio de lenguajes donde el “imagino” forma parte del fracaso del describir.
12. Pues, en realidad, no hay ninguna realidad.
13. Sino unos lenguajes que nos prestan su “realidad ficticia”.
14. La nueva vida, que Wittgenstein expresa, no tiene un valor místico, mucho menos petrarquista, se refiere a una metáfora de iniciar un “nuevo lenguaje” para así entender lo que hablamos.
15. Pues el hablar es no entender.
16. No es cierto que se pueda jamás elegir. Si, en cambio, que en mi caja de ejemplos, puedo elegir “lo que quiero elegir” que nos llevará a un torbellino de “elegires” que llevan a un proceso destructor de la semántica que nos cobijaba.
17. Cobijados en el lenguaje que hemos inventado y nos mantiene vivos.
18. Pues “estamos en lucha con las palabras”.
19. Y esa lucha no tiene sentido. Ni el lenguaje tiene sentido. Nada lo tiene y no vale la pena hablar del lenguaje, que es como hablar del hablar, que sería tan estúpido como el “comer del comer” o “andar del andar” y en ese juego la nada nos espera para hacernos un recibimiento sintácticamente correcto.
20. Pues la nada, en el sentido de Sartre, es la única esperanza de sobrevivir y por lo tanto, hemos de crear un “mundo nuevo” al cual renunciamos pues aceptamos que no nos corresponde, que no lo hablamos de modo adecuado y en ese caos donde nos movemos nos dice el Tractatus que hay una “analogía” que es preciso buscar para así sentirnos protegidos por una sintaxis indolente, que amenaza con destruirnos. Ese juego conduce al vacío del ser en la palabra, a la más angustiosa sintaxis de lo hablado en lo escrito, de lo narrado en lo escuchado en los mil juegos de la soledad semántica de buscar un sentido ala vida en un inútil esfuerzo por elegir lo que no podemos conquistar.


©2001, Cándido Pérez Gállego.
Página creada y actualizada por grupo "mmm".
Para cualquier cambio, sugerencia, etc. contactar con: fores@uv.es
© a.r.e.a./Dr.Vicente Forés López
Universitat de València Press
Creada: 22/02/2000 Última Actualización: 07/0/2001