JAN PATOČKA

 

(1907-1977)

 

La tónica que caracteriza nuestra época es la pérdida de raíces y de soportes, causados fundamentalmente por la conciencia de haber perdido el control sobre nuestro futuro.

 

Sumario: 1.Introducción.- 2. Biografía.- 3.El contexto histórico: La Carta del 77.- 4. Su filosofía.- 5. Bibliografía.

 

 

1.      Introducción:

 

A principio de este año Vaclav Havel dejaba la presidencia de la hoy República Checa. En los trece años que ha estado al frente de del gobierno de este país numerosos acontecimientos de indudable trascendencia histórica se han producido.

 

El importante papel que Havel desempeñó como líder de un Foro Cívico durante la “Revolución de Velvet”  afianzó su carisma y su valía permitiéndole acceder a la presidencia de Checoslovaquia. Su capacidad para hacer frente a acontecimientos de gran envergadura como la caída del régimen comunista, el desmembramiento del país y la preparación del país para su ingreso en las organizaciones internacionales, en especial en la Unión Europea, han marcado un estilo propio en política.

 

En este artículo quiero hacer una pequeña aproximación a la persona e ideología del filósofo Jan Patočka que contribuyó de forma esencial, tal y como a continuación veremos, en la formación filosófico-política de Havel.

 

Algunos han calificado la filosofía de Patočka, como una filosofía de tiempos de guerra y no podemos olvidar que por el periodo histórico donde le tocó vivir no podía ser de otra forma. El rasgo característico de su filosofía es la consecución de la libertad personal y su vertiente eminentemente práctica, que ni siquiera el mismo duda en poner en práctica hasta el extremo de costarle su propia vida. En sus obras nos plantea una visión interdisciplinar de la filosofía que aborda aspectos que van desde la política pasando por la historia, la estética, el arte y llegando hasta la literatura.

 

2.      Biografía

 

Patočka es uno de los intelectuales checos más importantes. Nació en Turnov ( Bohemia),el 1 de junio de 1907, hijo de un filólogo clásico, realizó sus estudios primero en el gimnasio de Praga-Vinohradi y después en la Universidad Carlos donde estudió filología románica y eslava y filosofía.

 

En su formación destacan los viajes que realizó a Francia durante el curso académico 1928-29 donde conoció a A. Koyré y asistió en París a conferencias de Edmund Husserl, autor que ya conocía a través de sus escritos. En el curso académico 1932-1933 asistió a los seminarios de N.Hartmann y de M. Heidegger y tuvo la oportunidad de conocer personalmente a E. Husserl y E. Fink que en aquella época era su asistente, entablando una profunda amistad con Husserl que le permitió formarse como fenomenólogo bajo sus directrices y supervisión directa. Como culmine de esta formación en 1937 publica su primera gran obra “ El mundo natural como problema filosófico”, donde analiza el mundo de la vida. Patočka durante en este periodo también frecuentó el Círculo filosófico de Praga y allí conoció a L. Landgrebe que le propuso la edición de textos inéditos de Husserl visto el conocimiento profundo que este poseía de dicho autor, así como le invitó a dar conferencias en Alemania.

 

Cuando llega la guerra a Checoslovaquia este panorama cambia y se ve obligado a trabajar bajo condiciones muy adversas. El territorio de Checoslovaquia se reparte en 1938 entre las grandes potencias, haciendo que la guerra llegue antes de hora. La primera consecuencia de la misma es que se cierran todas las universidades checas, por lo que Patočka se ve relegado a ejercer como profesor de secundaria hasta 1944. Cuando termina la guerra vuelve a la facultad de filosofía de Praga donde imparte cursos sobe los presocráticos, Platón, Aristóteles y Hegel, autores que como veremos no son ajenos en su filosofía.

 

En 1950 a causa del Estalinismo debe abandonar la Universidad, le destinan a la Biblioteca de Masaryk, donde trabaja como empleado, lo que le permite elaborar importantes estudios sobre este autor, a pesar de que durante esta época no se le permitió publicar nada ejerció una importante influencia en el desarrollo político e intelectual de su país a través de sus legendarias                        “underground seminars” ( Conferencias clandestinas).

 

En 1954 se disolvió la Biblioteca de Masaryk y a Patočka se le destina primero al Instituto de investigación pedagógica y más tarde en 1956 al Instituto Pedagógico de la Academia de las ciencias, allí se dedica a editar las obras de Comenius, otro gran filosofo checo. Entre 1958 y 1965 se le destina al Instituto de Filosofía de la Academia, en este vuelve a estudiar la historia de la filosofía, estudia en Bolzano, en 1964 publica un libro sobre Aristóteles y traduce al checo las obras de Hegel. En 1968 en el marco de la Primavera de Praga, le fue posible renovar su rango como profesor de la Facultad de Filosofía de Praga.

 

En 1977 fue uno de los portavoces y subscriptores de la Carta 77, al año siguiente muere en una comisaría de policía mientras es interrogado, interrogatorio que dura semanas.   

 

La obra de Patočka se caracteriza por una tensión entre su erudición clásica europea y sus dramáticas experiencias vividas como ciudadano de Praga en este periodo. Como pensador, profesor y autoridad moral, Jan Patočka, ha ejercido una gran influencia en dos generaciones de intelectuales  y estudiantes,

 

 

 

3.      .-El contexto histórico: La Carta del 77

 

La Carta del 77 es una iniciativa cívica en la que Patočka es uno de sus portavoces, cosa que como hemos visto le costaría la vida, los otros dos son Jri Hajek, Ministro de Asuntos Exteriores con Dubcek y Vaclav Havel, dramaturgo que no podía estrenar, analista político inclasificable, que doce años más tarde pasaría sin solución de continuidad del presidio a la presidencia de la nueva República checoslovaca.

 

Así pues siguiendo a Patočka en primer lugar debemos distinguir entre Carta 77 y la Carta del 77 como dos cosas diferentes.

 

Cuando hablamos de carta 77 hacemos referencia al movimiento de iniciativa cívica mientras que cuando hablamos de La Carta del 77 nos referimos al documento suscrito por intelectuales checos. La Carta 77 no era un manifiesto revolucionario, ya que no contenía una retórica incendiaria, ni reclamaba cambios radicales, ni desafiaba la legitimidad del gobierno, lo único que hacia era recordar al gobierno que el ideal de dignidad humana y de libertad cívica que había promulgado en sus leyes y había firmado en los pactos internacionales se estaba violando rutinariamente en la práctica ( en particular los Pactos de Helsinki), y solicitaba el apoyo de toda la sociedad para ayudar al gobierno a asegurarse de que la ley prevaldría sobre la arbitrariedad en el uso del poder.

 

Respecto al contexto político en que la Carta viene promulgada, Brezhnev estaba en el poder, eran los llamados años del socialismo real, el dogma básico del mismo era: que sea lo que sea que sea real, siendo a la vez, bueno, cierto y justo, todo ello. Al oponer lo real con la visión de un ideal más alto Patočka viola el contrato social implícito que había prevalecido en Checoslovaquia desde la ocupación soviética, y que se puede resumir de la siguiente forma: el gobierno toleraría la investigación pacífica con fines privado materiales por parte de los ciudadanos a cambio de un monopolio total de la iniciativa en los asuntos públicos.

 

Este documento circuló oculto pero fue ampliamente publicado en el extranjero. Debemos ante todo destacar el concepto que en el mismo se establece de los derechos humanos que no son otra cosa que la convicción que hasta los Estados y la sociedad como un todo, están sujetos a la soberanía de un sentimiento moral: que éstos reconocen como incondicional que es más alto que ellos, y que es vinculante, sagrado e inviolable y tiene poder para establecer y mantener la regla legal mediante la que buscan expresar su reconocimiento.

 

Para Patočka la función de la moralidad no es asegurar el funcionamiento de una sociedad sino la humanidad de los derechos humanos. Para este autor todas la obligaciones morales se fundan en aquello que podríamos llamar las obligaciones de una persona con ella misma- lo que incluye, entre otras, la obligación de resistir a cualquier injusticia que se le haga. Afirma que lo que les llama a actuar es asegurar un respeto por lo que es lo más alto en lo humanos, el sentido del deber, del bien común, y de la necesidad de aceptar hasta la incomodidad, los malentendidos y un cierto riesgo, podría ser nuestra motivación para seguir adelante.

 

Así pues como conclusión se puede decir, que este sentido de lucha que se plasma en la carta 77 con las consecuencias que la misma tiene, produce como resultado que la gente se dé cuenta que hay cosas por las que merece la pena sufrir, que las cosas por las que podríamos haber sufrido son aquellas que hacen que la vida merezca la pena y sin las que todas nuestras artes, literatura y cultura se convertirían en meros negocios. Lo que pretendía la Carta del 77 era introducir un nuevo ideal de orientación en la vida. Esta orientación no era contraria a la socialista, el monopolio de la cual había sido tan total que podría reclamar superioridad hasta de una forma defectuosa. Es esta una nueva orientación hacia los derechos humanos básicos, hacia la dimensión moral de la vida privada y pública. La Carta nos recordará para siempre como estamos alejados de aquellos derechos que pertenecen a nuestros ciudadanos por ley; no dejará de recordárnoslo tanto a nosotros como al poder público extranjero, independientemente de los riesgos que comporta esta actividad.

 

4.      . Su filosofía

 

La finalidad de su filosofía es ayudar al hombre en la situación desesperada en la que se encuentra. Así pues concibe la filosofía como una reflexión sobre lo que nos pasa, sobre nuestra situación, análisis que no se debe entender como ciencia sino como una reflexión en el sentido más amplio del término, re-flexión como el efecto que produce nuestra imagen reflejada en un espejo. La figura en este caso es nuestra situación, y el espejo nuestra conciencia. Por lo que reflexión equivale a la toma de conciencia de nuestra situación personal, la utilidad de esta reflexión es que ésta en sí misma tiene una fuerza, ya que la situación de partida nunca será la misma, la situación anterior a la reflexión será diferente a la que resulta tras la misma. La toma de conciencia de lo que nos pasa no deja que nuestra situación continúe siendo la misma. Considera que nuestra situación no es una situación objetiva, puesta frente a nosotros que tiene unas características independientes de la información que tengamos sobre la misma, un ejemplo de ello es el de un barco que se va a hundir, si tenemos conocimiento de este hecho reaccionaremos de forma totalmente distinta.

 

Distingue entre hecho y situación, el hecho es una cosa que ha sucedido o que sucede o que sucederá, pero que siempre está acabada, es una unidad cerrada susceptible de ser objeto de un conocimiento objetivo. Una situación por su parte nos remite sobretodo a un mundo humano donde lo que esencial no es aquello que es, sino aquello que puede ser. La diferencia esencial es que la situación solo se puede entender desde la experiencia de la libertad.

 

En esta reflexión, la verdad no la encontraremos en aquello que estaba oculto en un principio sino en el descubrimiento de la falsedad de nuestras primeras opiniones. Esta siempre será provisional y supondrá una conquista de un itinerario crítico con respecto a nuestras primeras opiniones.

 

Dentro de su filosofía me parece oportuno destacar las siguientes formulaciones filosóficas:

 

La filosofía de la historia

 

Principalmente se encuentra recogida en su obra “ Los ensayos heréticos” que redactó en 1976, un año antes de su muerte. En está obra estudia la situación de Europa a lo largo de su histórica de una forma crítica y reflexiva. Para Patočka la historia se identifica (siendo el lugar para la política) con la inconformidad con el destino previo, es decir, con el descubrimiento de la problemáticidad del mundo. La historia es el ámbito de la libertad, nada más existe con la libertad, pero esta libertad se tienen que ganar, se entiende como potencialidad humana. La libertad es un camino, un camino que no es nada fácil, porque es un camino de negatividad. La libertad es difícil porque supone renunciar a todo lo que se nos ha dado.

 

El mundo natural quiere perpetuarse y sólo la historia puede impedirlo, esta tendencia a la perpetuidad es un reflejo del fracaso de la responsabilidad. Pero la libertad, como capacidad de decir “ no”, es el motor de la historia. El chantaje del mundo natural sólo nos deja entrever cuando la comodidad de la vida fácil, de la mera supervivencia se hace demasiado incómoda.

 

Para Patočka la historia nunca está acabada siempre permanece abierta. Nace de allí, donde la supervivencia no es felicidad sino que la búsqueda de la felicidad se sitúa en el ámbito de aquello que no nos es dado.

 

Lo que más nos sorprende de este mundo es que nos parece obvio que la vida es comprensible y que vale la pena vivirla. Así el único proyecto es vivir la vida: la preocupación por “ ganarse la vida”. El hombre subsiste gracias al trabajo, es en el trabajo donde se hace evidente la finitud del mismo, en éste está presente la muerte: se trabaja para subsistir.

 

El mundo histórico es inconformismo. Esto quiere decir que la historia, la política o la filosofía nacen con el decubrimiento de la insuficiencia del sentido recibido. Patočka lo define como perturbación, descubrimiento. El hombre tiene que buscar un nuevo sentido. La historia siempre termina en el momento en que el sentido humano desde el ámbito de una política o filosofía decadentes se identifica con la supervivencia y así no se trata tanto de política como de gestión de la economía. Cuando los gobiernos y las sociedades buscan soluciones al “ problema” político para resolver una crisis que se entiende como económica, aunque todos hablan de crisis espiritual, podemos afirmar que la historia se ha acabado.

 

Patočka cree que la tónica que caracteriza nuestra época es la pérdida de raíces y de soportes, causados fundamentalmente por la conciencia de haber perdido el control sobre nuestro futuro. Básicamente lo que nos diferencia del hombre del S.XIX es la convicción que este poseía de dirigir su destino, nosotros nos situamos en una convicción diametralmente opuesta, como si hubiera alguien que nos llevara y como si el mundo, las sociedades y los engranajes funcionaran con independencia de nuestra voluntad. Nos embarga en definitiva un sentimiento de alienación que reconoce su impotencia ante un tipo de  voluntad” desprovista de sujeto que se autogobierna a si misma, y que hace con nosotros lo que quiere. La alternativa que nos plantea Patočka es vivir una vida auténtica, gobernada por nosotros mismos.

 

En último lugar me gustaría plantear la visión de Patočka sobre la guerra, sobre la Primera guerra mundial afirma que es el acontecimiento decisivo del Siglo XX, en la medida que permite una generalización válida para todos los conflictos que se producirán después: “ demostró que la transformación del mundo en un laboratorio, que actualiza las reservas de energía acumuladas durante infinidad de años, tenía que hacerse por fuerza mediante la guerra”. Por otra parte afirma que la guerra es la prueba palpable que el hombre ya está maduro para su destrucción. La guerra se convierte en el momento de la libertad absoluta, porque se produce cuando se comprende que se ha llegado, con ella, a algo que no es un medio que lleve a otra cosa, sino que es aquello más allá de lo cual y por encima del que no hay nada. Pero el espectáculo de la guerra, como una manifestación abierta de la destrucción, continúa provocando una fascinación morbosa. La comprensión aparece como la única puerta de esperanza ante un presente históricamente previsible. El único sentido ( o el último) que puede tener el pensamiento después de Auschwitz e Hiroshima es la lucha para evitar que se repitan semejantes acontecimientos.

 

El problema del mundo natural

 

Este fue el título de su primera obra, en ésta Patočka parte del concepto establecido por la fenomenología epokhé (consistente en poner entre paréntesis el mundo, para prestar atención únicamente a los fenómenos dejando de lado toda posible tesis sobre el origen del fenómeno), fijando que para él la epokhé no es una actitud teórica de contemplación del mundo, sino una actitud práctica, a esta actitud la denomina experiencia de la libertad. Es decir la epokhé es el resultado de una intención. La de no sentirse atado a ningún objeto, a lo que también se puede denominar libertad. La experiencia de la libertad también se puede definir como el intento de llegar con esfuerzo a esclarecer el mundo en el que vivimos dejando de lado la ciencia.  

 

Theoria y Praxi

 

Para Patočka la verdad es una cuestión práctica, no consiste en una mera contemplación pasiva sino esencialmente lucha por la visión. La theoria se subordina a la praxis.

 

El problema se produce cuando las cosas que creíamos ciertas dejan de serlo y el sentido que habíamos recibido deja de funcionar como tal, entonces debe buscar un nuevo sentido, dicho de otra forma el filósofo no es el sabio sino aquel que aprecia la sabiduría. El apreciar como fenómeno de elección, pertenece a la razón práctica. Para Patočka teoría y practica se conjugan en una unidad en lo que el denomina el cuidado del alma ( o fenómeno solidario de la busca del sentido después del estremecimiento de las certezas) que se manifiesta de tres formas:

-como un proyecto general sobre los entes (ontología)

-como un proyecto de una nueva forma de vida dentro del marco del Estado ( política)

-como una reflexión sobre lo que es el alma en sí misma (psicología, moral, teoría del conocimiento) 

 

 Platonismo negativo

 

Patočka intenta aceptar la herencia que Platón deja a la cultura europea y afirma que esta herencia se puede resumir como el cuidado del alma. Es decir cuidarse a si mismo. Nos encontramos ante una nueva situación que supone el nacimiento de la historia, supone un descubrimiento del hombre. El mundo inmediato se ha perdido, ahora el hombre se encuentra en un mundo inhóspito, un mundo que no es el suyo. Así siguiendo a Sócrates, Platón o Demócrito que propugnan la búsqueda por el hombre de un areté que solo lo podemos encontrar en nuestro interior, y tienen que consistir en ser realmente ( y decididamente aquello que en realidad somos). El areté se convierte en la búsqueda de sí mismo, en el autoconocimiento.

 

El Tiempo, Dios y la muerte.

 

Como primera premisa debemos apuntar que para Patočka el hilo conductor de todas nuestras relaciones con lo que aparece en el horizonte global del mundo es el movimiento y en tanto que el sujeto es un ente corporal, todos sus encuentros con lo que se da en el trasfondo del mundo están determinados por el movimientos corporales.

 

Para Patočka la tierra sirve de referente a la actividad del sujeto, en tanto que substrato permanente e inmóvil, pero este no es el único referente, éste apuntó un segundo, el cielo. El cielo es, por oposición lo lejano, lo inasible siempre presente. La tierra será entonces el referente de todo donde, el cielo lo será de todo cuando.

 

Patočka a su vez interpreta los movimientos de la vida humana en función de tres categorías o clases de movimientos que los incluyen a todos ellos, los llamados <<movimientos de vida>>. Cada movimiento se distingue esencialmente de los otros dos en función de tres criterios fundamentales.

 

 

 

1- El primer criterio está dado por el tipo de relación al mundo que representan. Los movimientos de la vida pueden representar o bien una relación de apropiación o adaptación al mundo, o bien una relación de enraizamiento o inserción en el mundo, o bien una relación que supera y domina la relación al mundo.

 

2-                 El segundo criterio está dado por el tipo de relación al otro que domina en cada una de las tres clases de movimientos. En cada movimiento prima un modo diferente de ser-con, ya sea el ser gracias a otro, el ser contra otro o el ser para otro.

 

3-                 El tercer criterio es la temporalidad sobre la base de la cual se comprenden cada una de esas tres clases de movimientos.

 

Pasando ahora a analizar los movimientos in se:

 

-El primer movimiento es en esencia un anclaje al mundo. El sujeto venido a la existencia debe echar anclas en el mundo, esto es, debe adquirir un mundo para sí; lo que es sólo posible por la mediación de los otros y de su amor por él.

De ahí que el pasado sea el sentido temporal del primer movimiento de la vida.

 

-El segundo movimiento es la prosecución de la vida o enraizamiento. Este también se determina por el ser-con, la forma primordial de inserción se realiza a través del trabajo con las cosas, que conduce a la objetividad en el ser de dichas cosas y en el ser del sujeto identificado con su rol objetivo en el sociedad. El otro aparece en este movimiento como un competidor. La dimensión temporal de la prosecución de la vida es el presente. En el presente estamos absorbidos por las cosas reducidas a objetos. Es la absorción en el presente de trabajo lo que nos hace perder de vista nuestro más extremo futuro: la muerte.

 

- El tercer movimiento es el descubrimiento de si, este puede ser caracterizado como el acceso del existente a la propiedad de su existencia a través del sacrificio de sí mismo. Lo que sólo es posible tras el reconocimiento de la finitud y su asunción. A este descubrimiento se une otro el hecho de que la tierra y el cielo no son el todo que encierra toda posibilidad de la existencia, no son los hitos fronterizos de la vida y sus movimientos. La posibilidad más propia del hombre, la muerte, no se realiza en el ámbito del cielo y la tierra, sino que nos proyecta a un más allá, aun trans, no contenido por tierra y cielo.

 

Patočka parece querer extraer la muerte del ámbito del ser y reconocerla en su alteridad irreductible. La vida que ha visto que su posibilidad más propia es la finitud, que el sentido total de la vida es abandonar la vida, entregarse a algo otro que sí, sólo puede ganarse a sí misma dándose o entregándose al otro, sacrificándose a él. Aparece así el sacrificio por el otro como el acto más plenamente humano y como el sentido de la propia existencia.

 

En el tercer movimiento el ciclo de la existencia se cierra: yo, que he recibido mi yo de otro en el anclaje, culmino sacrificando mi yo a otro en el descubrimiento de sí, permitiendo así la continuidad del ser y del tiempo. El yo que en sus orígenes es gracias al otro, luego contra el otro, termina siendo para el otro. Y sin el otro no es nada. La temporalidad propia de este movimiento será el futuro. El elemento esencial de este movimiento será la lucha, como parte esencial de la vida humana, pero no una lucha contra los otros para prolongar mi existencia sino lucha contra mi propia alienación, ya que la vida verdaderamente humana no está dada, sino que debe ser conquistada, y el movimiento que lleva a conquistarla es la lucha.

 

5. Bibliografía.

 

-Antich i Valero, X.; “Jan Patočka: La fenomenología davant del problema d’Europa”, Revista Ilerda Humanitats,Núm XLIX, 1991, Lleida, pág.39-49.

-Czeslaw Milosz, “Let us not talk philosophy.”, Newsletter 69, Institute for Human Sciences Wien, May-July 2000

-Fernández, F.; Jan Patočka. La Filosofia en Temps de Lluita, Barcelonesa d’Edicions,1996, Lleida.

Garrido-Maturano Conicet, A.; “Morir por lo divino: Jan Patočka”, Revista Contrates, Volumen II ( 1997), Málaga, pág 111-127.

-Patočka, J.; Ensayos heréticos, sobre la filosofía de la historia, trad. Clavería A, Ediciones Península, 1988, Barcelona.

-Serrano de Haro, A.; “Tres perspectivas sobre la fenomenología en su siglo”, Revista Dialogo Filosófico, número 46, Enero/Abril 2000, Colmenar Viejo ( Madrid), pág. 4-21.

- Issues Confronting the Post-European World, A conference dedicated to Jan Patočka (1907-1977), on the occasion of the founding of the Organization of Phenomenological Organizations, Praghe, November, 7-10-2002.

-Institute for Human Sciences Vienna; http://www.iwm.at/r-janpat.htm

 

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