Hegeliano
y marxista de formación, Alvin Toffler es en la actualidad, junto con
su mujer Heidi, profesor en la National Defense University de
Washington. Ambos dirigen una empresa de consultoría, Toffler
Associates (toffler.com), que desde hace muchos años asesora a empresas
y gobiernos de todo el mundo interesados en la prospectiva y en la
influencia de las nuevas tecnologías sobre el desarrollo económico y
social.
No deja de ser curiosa la transformación del joven
estudiante de izquierdas de la Universidad de Nueva York en el famoso y
reputado senior adviser actual, alineado con la política de
seguridad desplegada desde Washington por la administración
norteamericana. En cierto modo, sólo en cierto modo, recuerda el cambio
experimentado por Zyg-munt Bauman, que también partió de Hegel y Marx y
ahora explica el mundo desde una posición crítica pero con una carga de
complejidad y ambivalencia que no cabe en los viejos maestros alemanes.
Bauman
(Poznan, 1925) y Toffler (Nueva York, 1928) coinciden en sus lúcidos
análisis del vertiginoso cambio que mueve el mundo actual. Bauman desde
su teoría de la sociedad líquida, Toffler desde su larga reflexión
sobre la tercera ola. Atentos en sus textos a la transformación de los
lazos afectivos y de corresponsabilidad que están teniendo lugar en la
vida familiar y amorosa. Transformación que a ellos dos, hombres de una
mujer, esposa y compañera de trabajo para toda la vida, les inquieta
por sus amplias e inciertas repercusiones individuales y sociales y les
sirve de metáfora para advertir que el acelerado cambio actual puede
convertirse en un despeñadero.
La revolución de la riqueza es
un texto largo y denso del que es difícil afirmar si es más interesante
su análisis del pasado o su predicción del futuro. Tanto lo uno como lo
otro prenden al lector a páginas implacables que sin duda han de
molestar a derecha e izquierda, a ricos y pobres, a creyentes y
agnósticos. En todo caso es un libro encadenado a la obra anterior de
los Toffler que, como se recordará, saltaron a la fama mundial en 1970
cuando publicaron El shock del futuro (1971), el primer libro de una trilogía que se completó con La tercera ola (1980) y El cambio de poder (1990). En 1993 publicaron War and Anti-War, traducido un año después al español como Las guerras del futuro,
obra en la que anticipan el papel de la comunicación en guerras tan
características del siglo XXI como las de Afganistán, Iraq o la última
de Líbano.
Los cincuenta capítulos que articulan esta obra
comienzan por señalar que la revolución de la riqueza no es otra cosa
que una fuente de oportunidades para mejorar las condiciones de vida de
los habitantes de la Tierra. “La riqueza tiene futuro”, afirman los
Toffler, a condición, eso sí, de conocer su génesis y sus fundamentos.
El dinero y el bienestar se han producido según los autores a lo largo
de tres grandes periodos de cambio. La Primera Ola llegó con la
invención, seguramente a cargo de una mujer, de la agricultura. La
tribu nómada aprendió a cultivar y aparecieron sobre la Tierra los
primeros granjeros. Nace entonces el concepto de trabajo y se inicia un
lento aumento de la población dedicada al trabajo manual en un medio
rural.
La segunda y gigantesca oleada es la consecuencia de la
transformación de las sociedades agrarias en comunidades urbanas e
industriales. Dicho cambio aparece según los Toffler hacia 1650. El
surgimiento de la Revolución Industrial trae a la historia la
estandarización, la especialización, el centralismo y la producción a
una escala cuanto mayor mejor. En opinión de los autores, si todos esos
ingredientes se ponen sobre la mesa lo que se consigue es burocracia,
burocracia piramidal. Hace ya más de trescientos años la revolución
científico técnica no sólo cambia la forma de producir bienes, dinero,
sino también la organización del mundo y, como se señala en estas
páginas, la producción manual es desplazada por la producción en serie.
En esta Segunda Ola se expande una cultura en la que la figura del
productor queda separada de la del consumidor. Es la ola de la
sincronía.
La Tercera Ola comienza según los Toffler a
finales de los años 50 del siglo XX con el comienzo de la carrera
espacial. Su consecuencia es un cambio que trae una sociedad
postindustrial en la que las grandes, inmensas compañías, perciben que
la Sociedad de la Información está transformando sus potenciales
clientes y que no sólo se está hablando de nuevas tecnologías, hay algo
más. De lo que se trata es del paso de la industria al conocimiento. Ya
en el ecuador de este volumen los autores desgranan las
características, y las consecuencias, del conocimiento en los albores
del siglo XXI.
Uno de los efectos más característicos de la
sociedad del conocimiento es la aparición del prosumo. Éste no es sino
“una enorme economía oculta, en la que se produce una gran cantidad de
economía no detectada, no calculada y no remunerada. Es la economía
prosumidora no monetaria”. El término prosumidor lo acuñaron los Toffler en La tercera ola para
designar a todo aquel que crea recursos, bienes de todo tipo, servicios
o experiencias para su propio disfrute o para ayudar a los demás. Quien
haya tenido un ser querido en un hospital sabe bien lo que es un
prosumidor, en todas aquellas ocasiones que se ha ocupado de su
enfermo. Un prosumidor, con gran frecuencia una mujer, crea riqueza y
en el futuro está destinado a ser un elemento crucial en la sociedad
propiciada por la revolución de la riqueza.
La decadencia de
las sociedades industriales es imparable en Occidente, tal como
argumentan los Toffler en la última parte de este volumen. El nuevo
sistema de riqueza emergente no se puede entender en el marco de la
economía convencional. El conocimiento es la nueva clave del desarrollo
personal y social y dicha clave implica un nuevo concepto del espacio y
del tiempo. El prosumidor tendrá, gracias a los avances científicos,
nuevas herramientas a su disposición y eso aumentará su productividad.
Por otro lado, los combustibles fósiles quedarán substituidos por
nuevas energías. Entre ellas los Toffler señalan el helio-3, abundante
en la Luna. Se cierra este volumen con una apuesta por la
desaparición de la sociedad de masas. En el mundo de la sociedad
opulenta que dibujan los Toffler las economías de conocimiento
intensivo permitirían transformar a los trabajadores en creativos de
clase media capaces de desarrollar sus iniciativas y perfilar sus
actividades preferidas.
Es evidente que La revolución de la riqueza es
un magnífico ejercicio de análisis histórico y de la sociedad actual.
Documentado y brillante, evidencia una capacidad de observación
excepcional. Sin embargo los Toffler parecen tener un punto ciego
inmenso en sus retinas porque son incapaces de percibir todo aquello
que se relaciona con las consecuencias del cambio para la vida de las
personas. Tampoco entran en cuestiones éticas que en el terreno de la
biología, la genética y las ciencias de la salud tienen una
trascendencia innegable. Al mismo tiempo, el optimismo de los Toffler
en torno al papel de la razón y de la ciencia puede parecer excesivo o
voluntarista. No obstante, y aunque como ya se ha escrito la
periodización de la historia en tres grandes olas o sistemas de
producción parece un tanto rígida, lo cierto es que los Toffler no
pretenden la finura académica, lo suyo es trazar grandes panoramas,
dibujar a grandes trazos el futuro. Y eso, aunque sea con la brocha
gorda, lo hacen muy bien aunque molesten a veces.
Bernabé
SARABIA
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Heidi
Toffler & Cía
Nacidos en Nueva York (él en 1928,
ella en el 29), los Toffler se conocieron
en la Universidad de Nueva York, donde él
se doctoró en letras, leyes y ciencia.
Como buen radical, en los 50 trabajó
como obrero en una fábrica de automóviles
y en una fundición de acero. Más
tarde se inició en el periodismo como
corresponsal en el Congreso y en la Casa Blanca
de un diario de Pennsylvania, para formar
parte años más tarde de la redacción
de la revista “Fortune”.
Profesor visitante de la Russell Sage Foundation y de la Cornell
University, en los años noventa reivindica la importancia en la sombra
de su mujer, Heidi, como coautora de sus libros más populares: La tercera ola, El schock del futuro y El cambio del poder. A partir de entonces, los Toffler siempre firman de manera conjunta sus libros, ya sea Las guerra del futuro, La creación de una nueva civilización: la política de la tercera ola o La revolución de la riqueza. Más aún: ella desempeña un papel esencial en el The 20th Century: Yesterday's Tomorrows (1999),
un documental de Barry Levinson en el que el matrimonio analiza como
como será la vida en el siglo XXI teniendo en cuenta cómo los sueños de
prosperidad tecnológica de comienzos del siglo XX desembocaron en el
terror nuclear.
La importancia de Heidi Toffler no acaba aquí: juntos crearon el
Instituto Toffler (Toffler Associates), una compañía de consultoría que
trabaja para empresas y gobiernos de todo el mundo. Según su propia
definición, el Instituto Toffler asesora a “clientes a quienes les
interesa comprender el futuro y preparar a sus empresas para que sean
eficientes en un mercado y sociedad definidos por la cada vez más
cercana economía de la tercera ola del futuro”. Sus clientes son,
insisten, líderes y planificadores empresariales, así como ejecutivos
clave y funcionarios de entidades gubernamentales, encargados de la
toma de decisiones. |
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