Informe del Comité Ejecutivo del PCE ampliado a los miembros del Comité Federal

Comité Ejecutivo del Partido Comunista de España / 26 mar 04

El Partido Comunista de España recuerda con emoción solidaria a las víctimas del atentado del 11 de marzo y se une al dolor de sus familiares, comprometiéndose ante ellos y ante la sociedad a hacer todo lo que esté en sus manos para mitigarlo y evitar que hechos de tanta crueldad vuelvan a producirse.

El PCE quiere destacar la gran solidaridad expresada por la ciudadanía desde el primer momento, que señala el alto grado de civismo y humanismo de ésta, tanto en la atención inmediata a las víctimas como en las sentidas muestras de dolor contenido que se dieron en las grandes movilizaciones contra el terrorismo y por la paz. Asimismo, quiere resaltar la gran entrega de los trabajadores y trabajadoras de los servicios públicos, que realizaron una labor merecedora del agradecimiento de toda la sociedad, utilizando con eficacia y celeridad todos los medios a su alcance.


1. El atentado terrorista marca un antes y un después en
· la guerra y sus consecuencias,
· en el proceso electoral: en 48 horas decide la derrota del PP.
El PP es desalojado del gobierno por la movilización social, por la conciencia ciudadana en exigencia de sus derechos, frente a las consecuencias de la guerra y a la mentira. El PSOE recibe el aluvión de votos que le permiten la victoria electoral, contra todos los pronósticos que había hasta el mismo 11 de marzo. ¿Por qué al PSOE y no a IU? ¿Es determinante el vuelco electoral hacia el PSOE para explicar los malos resultados de IU?
Veamos lo sucedido en detalle.

2. La derrota del PP

a) El balance económico que presenta el PP es brillante según las pautas de sus políticas neoliberales, compartidas algunas de ellas, en lo fundamental, por el PSOE: En las privatizaciones, el PSOE no critica tanto las mismas, sino su destino hacia grupos afines al PP, con lo cual podríamos preguntarnos hacia qué grupos las hubiera derivado el PSOE; en la política fiscal establecieron una competencia para ver quien subastaba más barato, con lo cual veremos ahora las medidas que toma el próximo gobierno. Y así en otros temas económicos importantes.

b) En los asuntos sociales el PP choca con una relativa resistencia sindical, y política, que se concreta en la Huelga General del 20 de junio del 2002, que fuerza al gobierno a retirar el decretazo. En torno a esta huelga se jugó una primera batalla contra la manipulación informativa, que acabó con la decisión judicial que daba la razón a CC.OO en su denuncia. TVE y, en su nombre, Urdaci dio la talla de hasta dónde era capaz de llegar el PP en la utilización de los medios públicos y en su desprecio por la veracidad informativa y por las decisiones judiciales contrarias a su actuación.

c) Las movilizaciones estudiantiles contra la LOU y la Ley de Calidad son otro importante momento en el que un amplio sector de la ciudadanía joven, que ya ha participado en otras movilizaciones de carácter social y muy en concreto en la HG, se moviliza contra el proceso de gradual privatización de la enseñanza pública, favoreciendo la privada en funcionamiento y medios.

d) El accidente del Prestige, que por la incuria inicial del gobierno y por las decisiones técnicas erróneas, se convierte en catástrofe, provoca una gran convulsión social en la que de golpe mucha gente, especialmente joven, toma conciencia de los desastres ecológicos que pueden producirse a causa de un comercio internacional del que el PP es parte activa, fundamentado en el rápido beneficio a costa de la degradación social y ecológica de zonas enteras. En esa misma línea se puede analizar la imposición del Plan Hidrológico Nacional, que además de representar una potencial degradación a causa de las obras faraónicas que comporta, significa el desprecio al diálogo y fomenta el enfrentamiento entre diversas CC.AA., no jugando el gobierno central el papel equilibrador que exige cualquier sociedad democrática.

Todas estas cuestiones van creando una situación de enfrentamiento más o menos fuerte del gobierno del PP con diversos sectores de la sociedad, aunque no representa una erosión significativa de su imagen política y de sus expectativas electorales. Lo más importante es que poco a poco se va creando una imagen que vincula al PP de la mayoría absoluta con otro talante que el demostrado en la primera legislatura de mayoría relativa.

El hecho que produce el más fuerte impacto humano y político es la vinculación y sumisión a la política más belicista y neoliberal del gobierno de los EE.UU., que se concreta en la foto de las Azores y en la defensa a ultranza de la guerra contra el pueblo de Iraq, en apoyo de los más espúreos intereses de las clases dominantes norteamericanas.

Contra la inmensa mayoría de la población, el PP entra políticamente en guerra y posteriormente en la ocupación militar, siendo el más acérrimo defensor de la guerra preventiva.

Las elecciones municipales y autonómicas no representan un castigo electoral determinante, aunque queda el poso de lo que fue una decisión política y una actitud autoritaria que siembra un poso de rebeldía y de rechazo hacia el futuro.

A partir de ese momento, el PP, y especialmente Aznar, ya no utilizan otra vía que la prepotencia de la mayoría absoluta, el estilo autoritario, el desprecio al diálogo democrático y la descalificación total del adversario. Poco a poco se crea en una parte de la ciudadanía un rechazo hacia el fondo y las formas de la política del PP.

El asunto Carod Rovira es utilizado por el PP, no para hacer una crítica política a una actuación oportunista e irresponsable, desde el punto de vista democrático de una persona y, en todo caso, de la dirección de ERC, sino para intentar liquidar el gobierno tripartito catalán. En ese intento hay un error de cálculo tanto en el contenido como en las formas con que actúa el PP, que produce un rechazo en mucha gente, incluso en sectores votantes del PP, que no comparten la visión de enfrentamiento entre España y Catalunya, cuando ésta, después de 23 años de Pujol, pasa a ser gobernada por una coalición de centro-izquierda. El PP quiere repetir en una Catalunya sin ETA lo mismo que ha hecho en una Euskadi con ETA, pero le sale mal y tiene que corregir parcialmente la estrategia de enfrentamiento.

Es también en enero cuando empiezan a salir con claridad y contundencia los datos concretos de las mentiras sobre las cuales se fundamentó la guerra de Irak. Lo que dijimos un año antes todos los sectores que nos movilizamos contra la guerra cobra todo su valor: es una guerra de dominio geopolítico y de usurpación de las riquezas naturales de un país, basada en la gran mentira de las armas de destrucción masiva y en la complicidad del régimen de Sadam Hussein con el terrorismo internacional. Los efectos de la guerra (muerte, destrucción, humillación, odio, ruptura de equilibrios...) hacen saltar por los aires las razones del apoyo a EE.UU. y empiezan a abrir los ojos a mucha gente. La resistencia de sectores del pueblo iraquí, los atentados, el enfrentamiento civil directo y el larvado, junto a la actuación paralela del fascismo sionista contra el pueblo palestino, aprovechando la coyuntura favorable, hace surgir con fuerza la realidad y va creando gradualmente una nueva situación. Se empiezan a producir cambios lentos pero progresivos en las encuestas que afectan fundamentalmente a la relación PP-PSOE. Ocho meses más tarde de las elecciones de mayo del 2003, aparecen los elementos cívicos que en aquella fecha no se expresaron contundentemente. Un PP sólido hasta entonces empieza a erosionarse, siendo las bases de esa erosión diversas en su importancia política y electoral, pero que van conformando un progresivo estado de ánimo que se decanta hacia la necesidad de un cambio político.

El valor de las movilizaciones y la conciencia que van generando nos dan una lección magistral: nunca se puede dar por perdida la lucha por una causa justa, aunque aparentemente se haya perdido la batalla.

Las políticas económicas neoliberales, las privatizaciones y sus beneficiarios, Gescartera, el decretazo, la política fiscal regresiva, la política exterior sumisa a Bush, el golpe de mano contra una Europa más democrática y pacífica, la gestión patrimonial del Estado aparecen a través de una acción política que se concreta en un discurso y un talante que convierten el debate en un intento de enfrentamiento contra la España roja y rota, según el léxico del PP, que no tiene nada que ver con la realidad. De nuevo, en la historia, la derecha quiere revivir fantasmas que ya no asustan a la gente, porque la realidad que ésta percibe es muy diferente a la demagogia reaccionaria.

Y, finalmente, la muerte y la destrucción de la guerra de Iraq, con nuevos odios levantados y la mentira, crean un estado de opinión que explota con el atentado y con el intento de manipulación del mismo. La reacción popular en la calle, el viernes, en las grandes manifestaciones y, el sábado, en las concentraciones ante las sedes del PP hacen el resto. La conciencia ciudadana derrota al PP y se produce el definitivo vuelco electoral en las últimas horas, cuando una parte importante de la ciudadanía vota al PSOE para echar al PP.

La primera conclusión a extraer es que la guerra sitúa a España directamente en el circuito internacional del terrorismo. Y no es la primera vez que se participa en una matanza. El gobierno del PP ha intervenido, con el beneplácito de prácticamente todo el Congreso de los Diputados, en la matanza de Yugoslavia (con Solana de Secretario General de la OTAN), en la guerra de Afganistán y, ahora, en la de Iraq, aceptando con convicción las políticas más reaccionarias del imperialismo norteamericano y enfrentándose a las más prudentes de diversos países de Europa y del mundo.

La segunda conclusión es que la movilización política echa a un gobierno y crea una nueva situación que deberemos ver cómo se desarrolla para defender el núcleo central de nuestras propuestas y verificar el cumplimiento de los compromisos del PSOE, desde posiciones independientes y desde propuestas alternativas.


3. El PSOE ha construido en los dos últimos años un discurso y una práctica en asuntos como los derechos sociales, la ecología, la educación, la democracia, la guerra. Ha estado en las movilizaciones. Esto ha ido difuminando su imagen pasada de prácticas derechistas y conservadoras. El triunfo electoral del PSOE es imprevisto, aunque en los últimos meses había consolidado sus expectativas. Esto se acentúa en enero y febrero con la actitud del PP en torno al asunto Carod y, especialmente, con la imagen de desastre que la gente va entendiendo que existe en Iraq. La guerra, a un año vista, aparece con toda su crudeza y se refleja en los sondeos. Vuelve la conciencia aunque ello no represente un vuelco espectacular en las expectativas de voto. Es el atentado y la gestión del mismo lo que saca a mucha gente de la abstención para votar contra el PP.

El desalojo del PP del gobierno representa más que un giro a la izquierda, que deberemos ver en el futuro, la reconstrucción de un debate democrático arruinado por la prepotencia del PP.

4. La situación de IU

Los dos principales objetivos de IU eran derrotar al PP, fortalecer IU e impulsar un giro a la izquierda.

El primer objetivo se ha conseguido, aunque no cabe ser triunfalistas ya que el PP conserva una fuerza considerable (ha perdido 700.000 votos en relación al 2000). La derrota del PP era fundamental, ya que estábamos viviendo un problema de democracia. Sin el PSOE esta derrota no era posible. Nadie creerá que IU era la alternativa. Se abre ahora una situación nueva ¿Se consolidará el discurso y la práctica del PSOE del último período en asuntos como la educación, el medio ambiente, la vivienda, los derechos sociales, la democracia, la guerra o la paz? IU no debe esperar al fracaso de los compromisos del PSOE, sino exigir su cumplimiento, al mismo tiempo que impulsa las propuestas que ha defendido en los temas fundamentales, participando de la necesaria presión social para hacerlas avanzar.

IU pierde votos y escaños en general, salvo en las tres nacionalidades históricas en las que, por razones diferentes, gana apoyo:

- En Galicia, de forma importante, aunque relativa todavía en el número y en el espacio, al pasar de 21.127 a 30.894.
- En Euskadi, consolidando los avances de las autonómicas y municipales anteriores, desaparecida Batasuna como opción a elegir, pasando de 62.293 a 101.724.
- Y en Cataluña, pasando de 194.381, sumando los de IC-V y los de EUiA, a 233.670.

En el resto de CC.AA. hay pérdidas significativas de votos, a pesar de que en el conjunto del Estado ha habido 8,5 puntos más de participación, cerca de los tres millones.

El resultado de las elecciones municipales y autonómicas del 2003 fueron ya un aviso frente a las valoraciones excesivamente triunfalistas. Si, en el año 2000, con 1.263.043 votos, el 5,45 % y 8 diputados (sin ICV), lo calificamos de derrota sin paliativos, los resultados electorales actuales son una derrota sin demasiados paliativos.

Busquemos el principal: el voto útil es un elemento objetivo que funciona sistemáticamente desde hace 26 años, sobre todo en momentos de especial tensión política. No es, por tanto, algo nuevo. En este caso concreto el atentado ha repercutido a favor del PSOE, ya que mucha gente ha relacionado directamente guerra de Iraq con atentado y la manipulación intentada por el PP, atribuyendo la responsabilidad de la matanza a ETA, con el carácter reaccionario del PP. La ley de Hondt es una dificultad histórica que nos perjudica. Sin ella, en 1996 hubiéramos tenido 32 o 33 diputados, en el 2000 16 ó 17 y ahora 8 ó 9. Debemos continuar denunciándola, aunque siendo conscientes de que en Francia e Italia, cuando se ha reformado la ley electoral, ha sido para hacerla más mayoritaria y menos proporcional.

El voto útil es, pues, algo objetivo. Ahora bien, la pregunta de fondo es la siguiente: ¿por qué el voto a IU es un voto inútil? ¡Por qué IU no sólo no obtiene un número de votos más alto, sino que baja 112.801, con lo cual el porcentaje también disminuye?

Algunos elementos nos permiten señalar algunas posibles causas que, de no ser corregidas de forma urgente, nos llevarán al definitivo fracaso:

- IU no capitaliza una acción social y política en la que ha estado presente, en la calle y en las instituciones.

- IU no es vista como un colectivo capaz de hacer la crítica pertinente y la propuesta adecuada en cada momento, de forma entendible.

- IU no tiene una fuerte organización real, porque no tiene una concepción política que necesite la organización como forma de participación regular y sistemática en la sociedad. IU no puede confundir su discurso de clase y alternativo, organizado social y culturalmente, con ruedas de prensa y notas sobre lo humano y lo divino, al margen de cualquier contexto organizado. IU debe recuperar plenamente sus bases fundacionales.

- Aunque nuestra voluntad no haya sido ésta, se ha visto a IU, o bien como formación visceralmente enfrentada al PSOE, antaño, o como elemento subalterno, ahora, ya que no se ha diferenciado en lo que es una acción común para derrotar al PP y acentuar la personalidad propia de IU, que no debe pretender sólo mantener lo poco que tiene, sino que ambiciona un espacio político y cultural más amplio, sin defender consignas triunfalistas trasnochadas, pretendiendo ser una alternativa de gobierno, hoy irreal.

- IU no se ve como un proyecto global, sino como una suma de realidades dispersas y diferentes. Si decimos que IU es la tercera fuerza política en número de votos, consecuentemente debemos tener un proyecto federal sólido, serio y riguroso, que no admita dudas en ninguna parte. IU no puede tener un voto amplio sin ser una referencia política y cultural cercana a los lugares donde se produce la realidad cotidiana.

Resumiendo, el proyecto de IU está en crisis, pero es más necesario que nunca.

Un asunto debe quedar claro: nuestra apuesta por IU no fue algo coyuntural o meramente electoral derivado de la mala situación del PCE. Fue una apuesta estratégica, de proyecto, que fue ampliamente discutida y que tuvo, entre otras consecuencias, una ruptura en el propio partido. La cuestión era evidente: lo que llamábamos convergencia política y social implicaba –creo que nos adelantamos a lo que era norma en ese tiempo- la necesidad de otra política (lo que denominábamos la alianza roja, verde y violeta) y otras formas de hacerla y de concretarla, más allá de la forma partido tradicional y de los frentes electorales. Izquierda Unida fue la concreción de ese estrategia y de ese proyecto, caracterizada por su autonomía, definida en positivo, no sólo como crítica de lo existente, programáticamente fundamentada, plural desde el punto de vista ideológico y organizativamente plasmada como movimiento político y social organizado.

Este proyecto, seguramente sobre nuevas bases sociales y culturales, en lo fundamental no sólo sigue estando vigente, sino que es absolutamente necesario para esta etapa española y europea.

El que, ilusoriamente, pretenda crear una nueva realidad desde la abstracción y desde el personalismo se equivoca rotundamente. El PCE continúa defendiendo el proyecto político y programático de siempre. Y para ello es necesario ver la realidad tal cual sin engañarse, para transformarla en el mejor sentido posible, sin descalificaciones oportunistas.

Por lo que hemos oído hasta hoy, se hace en general una dura crítica a la falta de organización y de impulso político y, sin embargo, no pasa nada. La tesis de “moverlo todo para que no cambie nada” se impone. A ver si en la Europeas tenemos más suerte. Esto es autoengañarse, ya que unos votos más en las europeas no pueden esconder la realidad política u organizativa de IU. Ni buscando mirlos blancos para encabezarlas. El autoengaño es siempre preludio de nuevos problemas. Como será un problema grave que ahora se busque la responsabilidad en la existencia del PCE y en la necesidad de recrear una organización limpia del estigma comunista como ya se está diciendo por algunos y algunas, eso sí siempre apoyados por medios de comunicación cuyos intereses coinciden con el PP o con el PSOE.

Los militantes comunistas han sido y son, en conjunto, los más activos trabajadores en defensa de IU en el día a día y en las elecciones. No aceptarán la responsabilidad de desaparecer de la escena para dar paso a un maravilloso arco iris sin rojos, al estilo del que se nos anuncia desde Iniciativa per Catalanya.

Sólo una concepción de IU con una imagen clara, sólida y sin ambigüedades sobre su carácter anticapitalista, alternativo y transformador, y para ello son necesarios cambios radicales en su funcionamiento interno y en relación con la sociedad, la situará en las coordenadas de superación de sus fallos estructurales, de sus errores políticos y de su imagen deshilachada, algo que, para no ir más lejos, se ha reflejado en una campaña dispersa, en mensajes caóticos y en un vídeo original.

El núcleo central de un mensaje político desde IU es la justicia social y la igualdad, los derechos sociales, la democracia participativa, el respeto al medio donde se produce la vida, y la paz. Alrededor de esas grandes líneas se estructuran todos los elementos que conforman un proyecto alternativo de cambio que tiene una estrategia para la transformación social, al mismo tiempo que actúa en tiempo real con propuestas para mejorar la vida de la gente y para solucionar pacífica y democráticamente los problemas de la sociedad.

Nuestra concepción de una sociedad socialista pasa por un desarrollo democrático sin trabas y sin burocracias paralizantes al servicio de lo establecido. Si IU no cabalga a lomo del impulso moral y político para un cambio radical, al tiempo que tiene la capacidad política, algunos dirían el pragmatismo, para hacer propuestas y tener iniciativas en cada cuestión cotidiana, no servirá, por mucho voluntarismo, interesado o no, en torno a la necesidad de IU.

Como siempre, los militantes del PCE estamos abiertos a trabajar en ese sentido. No vamos a aceptar ningún trágala, venga de donde venga. Ni desapareceremos ni nos congelamos. Hoy, como siempre, seremos los defensores de un proyecto que tiene serios problemas pero que es el que mejor simboliza, por su práctica, por sus virtudes y sus errores, el movimiento real de la izquierda transformadora.