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Mary Wollstonecraft (Londres, 1759-1797) fue una de las pioneras del
pensamiento feminista. Tras publicar en 1792 su "Vindicación de los derechos
de la mujer", cuatro años
después su amigo y editor Joseph Jonson decide sacar a
la luz las "Cartas
escritas durante una corta estancia en Suecia, Noruega y Dinamarca". Este libro fue acogido con especial admiración
entre el círculo de radicales más cercanos del
que fuera su marido, el filósofo William Godwin, quien
sentenció a propósito de las "Cartas":
Si alguna vez se escribió un libro con la intención
de que un hombre se enamorara del autor, me parece que éste
es el libro. En el libro el autor habla de su dolor de un modo
tal que primero nos llena de melancolía para después
disolverse en ternura, al tiempo que ella manifiesta un talento
que todos reconocemos. En cierto sentido, "Vindicación"
y las "Cartas" son dos libros antitéticos: frente
a la racionalidad del primero, las "Cartas" están
impregnadas de la nueva sensibilidad que exaltará el Romanticismo.
La autora no sólo se proyecta en estos escritos como un
nuevo modelo de mujer, libre e independiente, sino que revoluciona
el género de los libros de viajes al abandonar el papel
de mera espectadora para convertirse en una observadora crítica
de cuanto descubre a su alrededor. Su viaje por los países
nórdicos adquiere en las "Cartas" una doble
dimensión: por un lado, el itinerario exterior; por otro,
el viaje hacia el propio interior de la escritora, que se lleva
a cabo de la mano del descubrimiento de la Naturaleza. Lo que
muestran estas páginas es la gran habilidad con que ella
logra transformar un prosaico viaje de negocios, motivo primero
de su viaje, en una revelación poética. Encontramos
aquí a una mujer que, en el ejercicio de su independencia,
viaja sola, pues no necesita del varón para desenvolverse,
pero que, al mismo tiempo, está enamorada y que exige
a su amante, en la distancia, una correspondencia. A medida que
la obra avanza hacia su conclusión -el viaje está
llegando a su fin, y ella se da cuenta de que jamás volverá
a unirse con su amado-, una visión más subjetiva
y pesimista de la realidad emerge desesperadamente. Así,
su infelicidad personal se proyecta en la percepción de
lo real, de manera que el viaje exterior queda contaminado por
el propio itinerario interior. La melancolía, la soledad
y la nostalgia configuran una visión del paisaje subjetiva,
sublimada; y, en ese transitar desde lo personal a lo universal,
desde la crítica social a la ensoñación
poética, en esa combinación de una visión
progresista de la sociedad con una melancolía existencial,
las "Cartas" nos introducen de lleno en la literatura
romántica. |