Ingmar
Bergman, nacido en 1918, ha dirigido 40 películas entre
1946 y 1982. En sus primeras películas, se considera que
Bergman tuvo fuertes influencias del extranjero, sobre todo de
Francia e Italia. Prisión
(Fängelse) de 1949, se cuenta como el film que
lo consagró artísticamente. Su primer gran éxito
internacional fue Sonrisas
de una noche de verano, (Sommarnattens leende)
de 1955, que obtuvo un premio especial en el festival de Cannes
de aquel año. El
séptimo sello, (Det sjunde inseglet) de
1957, cuya acción se desarrolla en la Edad Media, ha sido
considerada por la crítica como un hito en la historia
cinematográfica, tanto nacional como internacional. Del
mismo año es Fresas
salvajes, (Smultronstället) uno de sus filmes
más estimados. Persona (Manniskoätarna)
se cuenta entre las más elogiadas de sus obras de los años
sesenta. En los setenta tuvo éxito, entre otras, con Sonata
de otoño. (Höstsonaten) Su última
película,
Fanny y Alexander (1982), ha sido considerada como
el testamento artístico de Bergman.
En toda su carrera, Bergman ha alternado el trabajo teatral con el cinematográfico. El teatro, dijo en alguna ocasión, es mi mujer fiel, mientras que el cine es mi costosa querida. A los 26 años batió el récord como jefe más joven del teatro de la ciudad escanesa de Helsingborg, en el sur de Suecia. Fue una estancia afortunada, y luego pasó a trabajar como director de los teatros de Gotemburgo y Malmo. De 1963 a 1966 fue jefe del Real Teatro Dramático de Estocolmo, que es el teatro nacional de Suecia, donde también ha dirigido en las últimas décadas una serie de representaciones. Entre otras cosas, ha hecho nuevas interpretaciones de piezas de Shakespeare, Ibsen y Strindberg que han despertado gran interés.