La lupa de Kierkegaard

de Rafael Larrañeta

ISBN: 84-8260-114-8


"Quisiera escribir una novela, cuyo protagonista fuese un hombre que había recibido unas lentes, en la que uno de sus cristales reducía las cosas con tanta intensidad como el mejor microscopio, mientras que el otro las aumentaba en idéntica medida. Dicho protagonista interpretaba todo relativamente".

Søren Kierkegaard, Diario, 10 de Diciembre de 1837

 
Desde hace más de treinta años, Rafael Larrañeta ha venido escudriñando los escritos y la compleja trama íntima de Søren Kierkegaard. Lo ha hecho desde dentro, estudiando a la vez la obra, el tiempo, la tierra y la lengua de este escritor danés. Ha traducido Migajas filosóficas y coordina en la actualidad la edición castellana de los Escritos de Kierkegaard. Le ha dedicado tres de sus obras (entre ellas, La interioridad apasionada. Verdad y amor en Søren Kierkegaard editada en esta misma colección) y una docena de estudios monográficos. Es tanto como decir que, en esta nueva aproximación a Kierkegaard, nos encontramos con un guía que conoce como pocos el personaje y su obra. Ello se refleja en una biografía que es tanto una introducción en la vida apasionada del pensador danés, como una lectura actual de su visión de la vida y del mundo. Una lectura, en definitiva, que nos acerca a nosotros mismos, pues los debates internos y públicos de Kierkegaard son en realidad los problemas eternos del ser humano.


Rafael Larrañeta Olleta nació en Pamplona (Navarra) el 14 de febrero de 1945, y falleció en Madrid el día 14 de diciembre de 2002. Doctor en Filosofía y Teología. En el momento de su fallecimiento era profesor titular de Filosofía Política en la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid. En su historia de vida, Salamanca fue un lugar de referencia ineludible; y en su tarea filosófica, la obra de S. Kierkegaard, su preocupación académica por excelencia. Si bien se mira, curiosamente, datos que muestran una asombrosa coincidencia con el pensador de Bilbao, vasco afincado en Salamanca, que aprende el danés para poder leer en su lengua original al mismo autor. Al estudio de Kierkegaard dedica varios libros sobre aspectos de su obra y adquiere un compromiso editorial para traducirla y hacerla asequible al público hispano. Pero Rafael era más que un excelente conocedor de Kierkegaard, como se refleja en varios libros publicados ­Una moral de la felicidad (1979), La preocupación ética (1986), Lecciones para la clase de Utopía (2000)­ y en el que, a la postre, iba a ser su testamento filosófico, La lupa de Kierkegaard. Su afán investigador le llevó, durante más de diez años, a centros universitarios de París, Roma, Münster (Alemania) y Copenhague; y su compromiso, a la amazonía peruana y a la defensa de los débiles. Fue un gran profesor y un investigador que pasó a nuestro lado con la actitud comprensiva, que él entendía como «conocimiento y conciencia de la bondad original de todos y de cada uno», pese a las apariencias creadas por uno mismo o por la mordacidad social. En los últimos años de su vida entre nosotros, pese a su grave enfermedad de la que siempre fue muy consciente, vivió con intensidad la quietud del alma que da sosiego a la vida. Pasó de prisa a nuestro lado, y del encuentro surgió la amistad que siempre hemos mantenido con él, en la libertad y en la recíproca deferencia que hacia él siempre tuvimos y él nos ofreció. Como él mismo escribió en La lupa de Kierkegaard (2002), «tan sólo ansiaba llegar a ser él mismo entre muchos». Al marcharse, nos dejó su recuerdo imborrable; recuerdo de unos años cortos pero densos. Rafael pertenece a una saga familiar de hombres y mujeres robustos en sus creencias y comprometidos, como señalaba su hermano Juan José, a la sazón obispo en la amazonia de Perú. En el recuerdo, Dolores, su esposa; sus hijos y quienes le conocimos, le despedimos una tarde clara de diciembre, conscientes de la fecundidad de una vida intelectual y humana, hecha al calor de los suyos que somos todos.

Graciano González (texto)