Matti Ijäs (1950) se inició
en la industria cinematográfica en 1980 y desde entonces
edificó una carrera vertiginosa tanto como asistente de
dirección como de realizador y guionista. Sus largometrajes
Rapsy y Dolly (1990) - primer premio
en el Festival de Göteborg -, Lunares
y bragas (Pilkkuja ja pikkuhousuja, 1992) y A
ciegas (Sokkotanssi, 1999) - premio Especial del Jurado en
el 15º Festival de Mar del Plata - y sus numerosas obras
para televisión exploran el mundo de esa gente marginada
por la sociedad pero sincera en su obstinación. Su afectuosa
tragicomedia brota de la percepción de la tenacidad con
que muchos luchan contra la necesidad de cambio. Probablemente
su mejor trabajo sea Aureola de fantasías
(Haaveiden kehä, 2002), donde por fin nos permite vivir la
redención: un padre que trasmite a sus hijos sus sueños
y sus culpas es redimido de su propia carga por su hijo menor;
el hombre por fin puede cambiar.