Pernilla August (1958)
ingresó en la escuela de interpretación de Estocolmo
a los 19 y pronto obtuvo papeles en películas de directores
suecos como Lasse Hallström y el legendario Ingmar
Bergman, quien le dio un papel clave en su obra maestra Fanny
y Alexander cuando tenía 21 años. Ella llama
a esa película la cosa más importante que he
hecho en su carrera. A pesar de su incipiente fama, Pernilla
August siguió concentrada en los escenarios hasta su graduación
en la escuela de interpretación. Cuando terminé
arte dramático, fui directa al teatro y trabajé
allí durante casi 10 años, dice. Entonces
comencé a hacer más películas. Pero el teatro
es mi base. De allí es de donde vengo. Tras dejar la
escuela de interpretación en 1982, se trasladó a
la pequeña ciudad de Gävle, donde se unió a
una compañía teatral liderada por el director Peter
Oskarson y comenzó en obras como El
Sueño de Strindberg o Tres
Hermanas de Chejov. Cuatro años después volvió
a Estocolmo para unirse al Teatro Dramático Real, donde
Ingmar Bergman había ido para dedicarse a la dirección
teatral después de una larga carrera como cineasta. Allí
Pernilla August logró papeles principales como Ofelia,
en Hamlet, y Nora, en Casa
de Muñecas, entre otros personajes.
También interpretó papeles creados específicamente para ella en dos películas que Bergman escribió pero prefirió no dirigir. La primera fue Las Mejores Intenciones (1991), por la cual ganó el premio a Mejor Actriz en el Festival de Cannes. La película, dirigida por Bille August, el exmarido de Pernilla, también ganó la Palma de Oro en Cannes. El siguiente guión de Bergman que interpretó fue Confesiones Privadas (1997), dirigida por Liv Ullman. El papel de August en esta película estaba basado en la madre de Bergman.
Pernilla August también ha protagonizado recientemente la película sueca Gossip (2000) de Colin Nutley y la danesa Anna (2001) de Erik Wedersøe. Pero tras cinco años haciendo películas -y una prolongada ausencia en los escenarios- la actriz ha vuelto al Teatro Dramático Real, protagonizando para Bergman la obra María Estuardo, de Friedrich Schiller.