Esta película de Aki Kaurismäki nos ofrece una nueva faceta de Nubes Pasajeras, una historia que conmovió a todos los espectadores del mundo. Sin dejar de lado los asuntos amargos, uno podría pintar una imagen de un pequeño país nórdico de una forma conmovedora, divertida y liberadora. Al principio de esta película, un hombre (Markku Peltola) que ha viajado a Helsinki buscando trabajo, es asaltado, golpeado y como resultado pierde la memoria teniendo así que continuar su vida partiendo de cero. Descubre el amor (Kati Outinen) y se ve obligado a descubrir valores con los que vivirá sin avergonzarse.
Este film entrañable, bello y divertido es un canto a la dignidad del ser humano, a su irrenunciable posibilidad de volver a empezar. La película propone al espectador mirar las cosas como si se abrieran nuestros ojos por primera vez, con la espontánea positividad de quien tiene todo que ganar y nada que perder. El tratamiento que se hace de la caridad cristiana carece de malicia y desborda en simpatía. La fotografía y la selección de una veintena de canciones y sus letras están en sintonía con el lirismo subterráneo que atraviesa todo el film, por cierto magistralmente interpretado por Markku Peltola y por unos deliciosos secundarios. Entre ellos destaca Kati Outinen, que obtuvo el Premio a la mejor interpretación femenina en el Festival de Cannes.