Hammershøi y Dreyer

Exposición hasta el 1 de mayo de 2007


 

No llegaron a conocerse personalmente, aunque sus biografías se solaparon algo más de un cuarto de siglo. Los dos eran daneses, de Copenhague, los dos hicieron de la luz su medio principal de expresión. Vilhelm Hammershøi (1864-1916) es un pintor muy apreciado en Dinamarca, pero poco conocido fuera de su país, donde apenas se ha expuesto. En España, nunca hasta ahora. Es artista de interiores desnudos. Retrata los escenarios domésticos en que vivió: una mesa, un sofá, una ventana. A menudo, también coloca a una solitaria figura femenina, normalmente dando la espalda al espectador. Toda la obra se halla impregnada de una luz gris velada, que concede a los objetos y figuras un aire distante y fantasmagórico.

Al director de cine Carl Theodor Dreyer (1889-1968) se le conoce más en España, por películas de culto como El presidente (1918), La pasión de Juana de Arco (1927), Vampyr (1932) o Gertrud (1964). Él también se obsesiona con los interiores vacíos, el misterio encerrado en una figura de mujer, un paisaje frío tras una ventana y una luz que otorga al conjunto una rara intensidad dramática. La relación entre el pintor y el cineasta la estableció el crítico y máximo especialista en Hammershoi Poul Vad -desaparecido en 2003-, quien escribió que el segundo era "el principal y quizás único sucesor" del primero.

© Agustí Fancelli (extracto de El País)

 

Este catálogo nace de la exposición que desde el 25 de enero hasta el 1 de mayo de 2007 podrá verse en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona.