 |
Temible comunicadora, la multinacional del prèt-à-habiter
difunde infinitos mensajes de empresa ética y de dimensión
humana. Pero en esta cantinela, bien orquestada, se descubren
profundas grietas durante los últimos años como
que IKEA explota a los niños en los países
del Sur, desarrolla productos contaminantes, incita al sobre-consumo
o uniforma nuestra vida.
Para contrarestar las críticas sociales
y medioambientales, IKEA ha inventado un código
de conductas para sus proveedores. ¿Esto quiere decir
que todo marcha sobre ruedas en el mundo del azul y el amarillo?
|