¿Quién pide el menú?

Aunque pedir en un restaurante los platos que se quieren comer plantea a veces una situación un poco desconcertante, hay unas directrices sencillas que facilitan las cosas.

Cuando un hombre y una mujer comen juntos, aquel es el que pide el menú en nombre de ésta. No elige los platos de ella, sino que simplemente los solicita dirigiéndose al camarero.

La forma correcta de conducirse en tal caso es preguntarle a la mujer que desea comer. Y cuando el camarero se acerque y diga: ¿Ha elegido ya el menú, señor? el hombre le responda: Sí, traíganos sopa de tomate y pavo asado para la señora, y guisado de riñones más un bistec, para mí.

Sin embargo, cuando es preciso escoger adiciones tales como aderezos de ensalada, tipo de pan o de patatas, la mujer responderá directamente al camarero.

Cuando dos hombres o dos mujeres van a comer juntos, el convidado pide primero. Si ninguno viene invitado, el de más edad tiene la preferencia.

Cuando un hombre y dos o más mujeres se sienten a comer, éstas pedirán el menú antes que él y lo harán ellas mismas una por una.

Si un grupo de hombres y mujeres van o comen juntos en un restaurante, cada uno de ellos se encargará de pedirle al camarero lo que desea.

Si en una reunión de comensales se ocupa una larga mesa, estas personas solicitaran individualmente los menus, siguiendo el orden en que están sentadas.

Si la factura se va a presentar por el importe total de los platos consumidos, los asistentes se ocuparan de aportar al fondo común las cantidades de dinero que les correspondan a cada uno de ellos.

No se considera de buena educación sacar la calculadora de bolsillo y ponerse a hacer los repartos, aunque he de reconocer que es muy práctico y evita confusiones. Si todos han comido un menú de coste similar lo procedente es pagar a ‘escote’ la cuenta.

Por otro lado hemos de apuntar las reglas básicas que hemos de seguir para seleccionar un menú. En primer lugar ha de ser equilibrado: Un plato fuerte debe componerse con uno o dos que sean menos exigentes para el paladar y el estómago, mientras que los ligeros deben equilibrarse con más sustanciosos. Por ejemplo, Mejillones, Carne Estofada Y Mousse de Chocolate es un menú excesivamente pesado.

Debe ser variado: Un plato principal a base de pescado no debe ir precedido por otro a base de moluscos y tampoco de una sopa acabada con nata.

Lo correcto sería que el plato de pescado fuera precedido por una salsa de crema. No hay que intentar alcanzar cotas muy elevadas: Una comida complicada que va a requerir cuidados de último momento puede plantear problemas.

No se debe arriesgar haciendo una comida que aún no se sabe hacer muy bien. Al pensar un menú, es de gran importancia tener en cuenta los gustos y las adversiones de los invitados, en la medida en que se conozcan.

Algunos alimentos pueden verse afectados por ciertas prescripciones médicas o religiosas (vegetarianos, cuaresma, ...).

La presencia de alguna de estas personas en la comida o cena, no quiere decir que el resto de los comensales siga la misma dieta. (A veces el pescado puede ser una solución válida).

* La presente columna de opinión fue publicada en la Revista Colores editada por numerosos medios de prensa regional de nuestro país, en el año 1998-1999.

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