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Vicerrectorado de Cultura

Antonio Bernad. Humanidad, humor y surrealismo

Antonio Bernad. Humanidad, humor y surrealismo
 

Del 2 de octubre al 11 de enero de 2009
 

Sala Estudi General - La Nau

 

Horario: de martes a sábado de 10 a 13.30 horas  y de 16 a 20 horas. Domingos de 10 a 14 horas. ENTRADA LIBRE

 

Con la colaboración del Ayuntamiento de Elx

 

Comisario Francisco Agramunt

El valenciano Antonio Bernad Gonzálvez  (Elx, 1917)  es un pintor, dibujante y caricaturista extraordinario, pero para el gran público, los medios de comunicación  y la crítica de arte, un desconocido y  un marginal, tal vez ello debido a su condición de perdedor de una guerra civil, de su exilio político y ¿por qué no? de  su  peculiar humildad y de su carácter introvertido poco dado a la publicidad mediática.

Un artista que ha creado una obra cuantiosa, interesante y perdurable en lo que podemos denominar historia del surrealismo español del exilio americano. Formó parte fundamental del grupo de artistas vanguardistas republicanos que se dieron cita en la República Dominicana tras un largo viaje oceánico y su paso por los campos de concentración franceses al término de la contienda. 

 

 

El proyecto expositivo “Antonio Bernad. Humanidad, humor y surrealismo ” organizado por la Universitat de València en colaboración con el Ajuntament d’Elx, comisariado  por el especialista en arte, Francisco Agramunt Lacruz , viene a ser la culminación  del esfuerzo por recuperar y rehabilitar a uno de los grandes artistas valencianos del exilio republicano y un adalid del surrealismo en Centroamérica en los años cuarenta del siglo pasado.

Es  el descubrimiento definitivo y total de un artista  republicano que por  circunstancias personales y por su propio carácter introvertido nunca ha sido profeta en su tierra, a pesar de que su trayectoria personal y  artística lo acreditan como uno de los grandes creadores surrealistas  del exilio republicano, de la talla, sin duda , de Eugenio Granell, con quien compartió amistad y avatares en la República Dominicana, donde se establecieron ambos después de la derrota republicana y tras su paso por los campos de concentración franceses.

 

 

Su obra no se encuentra en ningún museo, su nombre, probablemente no sea conocido y seguro que si se lo encuentran por la calle pasará desapercibido como un venerable ciudadano de los que ya han cumplido los noventa.

La estrecha línea que separa el hombre del artista, en el caso de Toni, que así es como quiere que le llamen, hay que traspasarla constantemente, ya que es imposible descubrir al dibujante sin hablar de las vicisitudes de su vida.

 

 

Aunque ilicitano de nacimiento (1917) su infancia y adolescencia transcurren en Albacete capital. Desde muy joven tenemos constancia de sus inquietudes artísticas, al publicar caricaturas en la prensa albaceteña. Pero no será hasta unos años mas tarde, ya en el exilio, cuando su personalidad creativa llegará a sus mas altas cimas.

Tras los avatares de la guerra civil, Toni siguiendo sus profundas convicciones republicanas, toma el camino del exilio. Santo Domingo es la puerta de entrada a América, ya no tan solo para los exiliados españoles si no también para muchos europeos que huyen de las atrocidades de la II Guerra Mundial.

 

 

Allí coincide con artistas como Bretón, Eugenio Granell o Vela Zanetti, con los que entabla gran amistad que mantendrá a lo largo de toda su vida. Este influjo surrealista, unido a sus experiencias artísticas anteriores, marcaron el estilo personal de nuestro artista. Toni Bernad es, sin lugar a dudas, el máximo exponente de la caricatura dominicana en el siglo XX.

Su colaboración diaria en el periódico “La Nación” le hará célebre en toda la isla, siendo aún recordado en la actualidad. En la República Dominicana conoce a Esperanza, la que será su esposa y que le acompañará durante todos estos años de exilio y posterior regreso a España.

 

 

Bernad intenta instalarse en Puerto Rico, pero debido a unos problemas burocráticos que le impiden quedarse en el país, decide marcharse a México. En la capital azteca, Toni trabaja como dibujante par la editorial UTHEA y suele frecuentar las tertulias de los exiliados españoles en el café “Papagayo”. Allí conoce a  Joseph Renau, al pintor enrique Climent, los hermanos Vilalta y al caricaturista Guasp, quien le ofrece colaborar el la revista “El Torito”. 

Aunque goza de buena situación económica y el ambiente cultural y profesional es muy bueno, decide regresar a España en 1953. Ya en su tierra, encuentra dificultades para ejercer su profesión y tiene que trabajar como agente comercial para mantener a su familia. Aun así, esporádicamente continua dando rienda suelta a su creatividad artística.

 

 

En los últimos años, la investigación documental y la reflexión crítica, han despejado los restos de la bruma que empañaba la historia de nuestra cultura artística de la 1ª mitad del siglo XX.  A su vez, hemos ido conociendo a los diversos protagonistas, entre ellos Bernad, de esos apasionantes momentos, deliberadamente relegados al olvido tras el triunfo de los sublevados fascistas y el subsiguiente régimen dictatorial.  

De manera que aunque ya son pocos los personajes carentes de una recuperación básica, todavía hay algunos que por una u otra causa están pendientes de una relectura intensa y en consecuencia de una puesta en valor  como es el caso de Toni Bernad.

 

 

Por todas estas razones,  la Universitat de València ha decidido   recuperar a uno de los grandes artistas valencianos del exilio artístico, significativo, sin duda, para recuperar y difundir un capítulo más de nuestra historia cultural. La intención última de este proyecto expositivo es dar a conocer la obra  de un dibujante y caricaturista genial que por derecho propio merece estar incluido en la gran nómina de surrealistas españoles.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

Más información: cultura@uv.es