Certificados de una infancia congelada (Fotografías
1890-1940)
Certificados de una
infancia congelada
(Fotografías 1890-1940)
Del
11 de diciembre de 2008 al 1 de marzo 2009
Sala Thesaurus – La Nau
Horario: de martes a sábado de 10 a 13.30 horas y de
16 a 20 horas. Domingos de 10 a 14 horas. ENTRADA LIBRE |
Visita visual |
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Comisarias:
Áurea
Ortiz Villeta, Universitat de València
Victoria Bonet Solves, Universitat Politécnica de
València
INTRODUCCIÓN
Estamos tan acostumbrados a las imágenes que hemos acabado
por no darles la importancia que merecen. Desde su
aparición, la fotografía nos ha dado la oportunidad de
construir una identidad visual de nosotros mismos y de
cuanto nos rodea; permitió tener en nuestras manos un
reflejo supuestamente fiel de la realidad y que este
llegara a todo el mundo. Nos enseñó no sólo a mirarnos,
sino también la posibilidad de controlar de modo más
efectivo nuestra apariencia. Tendemos a creer que la
fotografía revela toda la verdad, que la cámara
garantiza la objetividad y, en cambio, está
profundamente condicionada. Por una parte está el
fotógrafo, aficionado o profesional, que decide desde
sus propios gustos y valores personales el fragmento de
realidad que quiere inmortalizar y cómo hacerlo; después
está la mirada del espectador que la contempla y por
encima de ambos una sociedad y una cultura. |
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En el siglo XIX se dio el paso de una sociedad
aristocrática y rural a otra burguesa y urbana. Para
consolidar su dominio, la burguesía triunfante
necesitaba mecanismos propios de autoafirmación y el
retrato fue uno de ellos. La necesidad de crear un
linaje que justificara un lugar relevante en una
sociedad controlada por la aristocracia y el deseo de
emular algunas de sus costumbres y ambientes domésticos,
trajo consigo el triunfo de un género que había
permanecido en un lugar secundario dentro del arte. Con
la invención de la fotografía y sobre todo con la
aparición en el mercado del formato de la tarjeta de
visita, la burguesía encontró el medio ideal para poder
perpetuar su propia imagen y mostrarla tanto en el
ámbito público como en el privado. El cimiento de esta
sociedad burguesa y del nuevo individuo será la familia.
La fotografía ayudó a certificar la existencia del
núcleo familiar tal y como imponía la concepción
burguesa: el esposo como cabeza indiscutible de la
familia; la esposa, compañera ideal y madre abnegada y
los hijos como propiedad y como continuidad del linaje.
Durante el XIX, la infancia comenzará a tener un papel
en el hogar y en la sociedad similar al que tiene hoy en
día. De ahí que, dentro de la importancia del retrato
fotográfico en esa época, el retrato infantil tuviera un
lugar destacado. |
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LA EXPOSICIÓN
En el 2000 comisariamos una exposición de fondos
fotográficos con el título Fotografías de boda:
testimonio público de una historia íntima. Durante
su elaboración nos dimos cuenta del enorme valor que la
fotografía tiene para comprender nuestro mundo y a
nosotros mismos. En las labores de documentación
encontramos un gran número de retratos de niños que a
nuestro juicio merecía un estudio específico sobre la
imagen de la infancia. La exposición que ahora
proponemos consiste en la selección de una serie de
fotografías, ilustraciones y textos que ofrecen un
análisis de esa cuestión desde la invención de la
técnica fotográfica hasta la Guerra Civil. |
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Cuando uno ve fotos antiguas de niños se asombra ante la
falta de naturalidad y la teatralidad que contienen. Hay
que tener en cuenta que se trata de fotografías
realizadas en estudio, con decorado, con poses muy
ensayadas y, a veces, con largo tiempo de exposición.
Muchos de los valores que asociamos a la infancia, como
la alegría, la espontaneidad o la vitalidad, están
completamente ausentes en estas representaciones. Por el
contrario, resultan severas, serias y, en algunos casos,
incluso siniestras. El límite cronológico se fija en los
años 30, en función de la popularización de las cámaras
para aficionados, que permiten tomar fotos en cualquier
lugar, sin necesidad de acudir al estudio. |
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A través de la presentación de este material, se pretende,
en primer lugar, la recuperación de una parte de nuestra
memoria histórica, vinculada a los aspectos privados y
por tanto, también más cercanos al espectador. En
segundo lugar, quiere mostrar al público como se veían
los niños en nuestro pasado inmediato y hacer patentes
las diferencias y semejanzas con nuestro mundo actual.
Por otro lado, invitaría a reflexionar acerca de la
distancia que hay entre la apariencia y la realidad,
entre cómo eran los niños y cómo la sociedad quería que
fueran. Por último, es innegable que a todos nos gusta
ver fotografías y en el caso de las más antiguas la
inevitable distancia temporal las hace especialmente
atractivas. De modo que esta exposición se plantea como
una fuente de placer y disfrute ante la contemplación de
estos niños del pasado. |
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El discurso expositivo se organiza mediante la relación
entre fotografías y textos explicativos, tanto de la
época como redactados para la muestra. Consta de varios
apartados temáticos, que ilustran diversos aspectos del
mundo de la infancia reflejados en las fotografías.
Entre ellos:
La
infancia espectáculo:
Fotografías con escenografías peculiares y llamativas,
con niños que tienen poses teatrales, con composiciones
a lo “Anne Geddes” y otras curiosidades.
La
infancia en el escaparate:
Fotografías en las que los niños aparecen disfrazados o
en los que se impone la moda del momento.
La
infancia siniestra:
fotografías de niños muertos y otras imágenes que
revelan el lado oscuro de los niños y de la familia.
Despertando ternura:
Fotografías de bebés y otras en las que la afectividad
es la protagonista.
Infancia y clase social:
Fotografías en las que se muestran los contrastes y las
diferencias sociales del niño y la familia retratados.
La
infancia feliz:
Imágenes en las que se muestra a los niños asociados al
ocio, con amigos, con juegos, juguetes, disfraces,
disfrutando de sus vacaciones. |
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Imágenes inesperadas:
Fotografías que revelan escenas inesperadas del niño y
su entorno e imágenes ambiguas y desconcertantes desde
el punto de vista del niño y del espectador.
La
imagen oficial:
Fotografías de actos sociales como bautizos, bodas,
comuniones y fotografías realizadas en la escuela.
El
pequeño adulto:
Fotografías de niños adoptando actitudes de adultos:
fuman, van en coches, leen periódicos, se disfrazan de
mayor, niñas-madre.
La
adolescencia:
Fotografías de adolescentes que manifiestan un
tratamiento diferente con respecto a la fotografía
infantil.
La
infancia filmada:
Además de las fotografías y los textos, el discurso se
completará con la proyección de películas familiares
inéditas que muestran la vida cotidiana, actos sociales,
reuniones y otras actividades del niño. Las películas
proceden básicamente del Archivo del Instituto
Valenciano de Cinematografía.
Los materiales fotográficos presentados proceden de los
fondos de la
Biblioteca Valenciana, Diputación de Valencia, Archivo
José Huguet, Archivo J. J. Díaz Prósper, y varios
archivos particulares. También se presentará material
fílmico, de diferentes archivos particulares, depositado
en el IVAC-La Filmoteca. |
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PERFIL COMISARIAS
Victoria Bonet Solves.
Profesora Titular de Historia del Arte de la Escuela
Técnica Superior de Arquitectura. Universidad
Politécnica. Trabajos de investigación sobre pintura del
siglo XIX en Valencia, espacio doméstico y
ornamentación, Historia de Género y Fotografía. Autora
del libro José Benlliure, el oficio de pintor
(Ayuntamiento de Valencia) y Vistas italianas de los
Benlliure (Conselllería de Cultura) y colaboradora de
otros con diversos capítulos como Francisco Domingo (Bancaja),
trenes y mares. Ha comisariado desde el año 2000
exposiciones como Fotografías de boda: testimonio
público de una historia íntima (Museo de Prehistoria
y Culturas Valencianas. Diputación de Valencia), San
Francisco de Asís en la pintura de José Benlliure
(Universidad Politécnica de Valencia) o La aplicación
del genio (Consellería de Cultura). |
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Áurea Ortiz Villeta.
Profesora de cine en el departamento de Historia del Arte de
la Universitat de València. De 2001 a 2005 jefe de
extensión y comunicación del Institut Valencià de
Cinematografia, institución a la que ha estado vinculada
laboralmente en diferentes cometidos desde 1989.
Profesora de la Escuela Internacional de Cine de San
Antonio de los Baños (Cuba). Ejerce la crítica
cinematográfica en La Cartelera-Levante EMV. Es
autora de los libros La pintura en el cine.
Cuestiones de representación visual, junto a Mª
Jesús Piqueras, La arquitectura en el cine. Lugares
para la ficción y Fotografías de boda: testimonio
público de una historia íntima, con Victoria Bonet.
Ha impartido seminarios y conferencias sobre diversos
aspectos del cine en diversas universidades españolas.
Ha publicado artículos en revistas especializadas como
Nosferatu, Archivos de la Filmoteca, Viridiana
y Banda aparte y en publicaciones colectivas
como Historia del cine valenciano, Robert
Aldrich y el Diccionario del cine español. |
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