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Vicerrectorado de Cultura

Libros en el infierno

Libros en el infierno

La Biblioteca de la Universidad de Valencia 1939

 

Del 31 de enero al 30 de marzo de 2008

 

Sala Duc de Calàbria - La Nau

 

Horario: de martes a sábado de 10 a 13.30 horas  y de 16 a 20 horas. Domingos y festivos de 10 a 14 horas. ENTRADA LIBRE

Programa Valencia Capital Cultural de la República (1937-2007)

Guia de la exposición [+]

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REQUISADOS, RAROS Y CURIOSOS

Estos adjetivos podrían convenir a la mayoría de los doscientos libros que aquí –y también en la guía de la exposición- se catalogan, reproducen y comentan. Es tan solo una pequeña parte de los muchos libros, revistas y folletos incautados apenas acabada la guerra civil. Los libros fueron depositados en la Universidad de Valencia porque su biblioteca no tenía sólo carácter universitario, era, además, biblioteca provincial. Los libros fueron ocupando un semisótano de la Universidad que la bibliotecarias llamaban el infierno, un término común en el vocabulario de las bibliotecas aunque aquí la referencia moral se doblaba con la reprobación del propietario, calificado con la nota infamante de rojo. “Enfer: Endroit fermé d’une bibliothèque où l’on tient les livres dont on pense que la lecture est dangereuse”. Esta definición podía leerse como prólogo de la exposición L’Enfer de la Bibliothèque. Éros au secret, organizada por la Biblioteca Nacional de Francia. Claro que lo pecaminoso suele andar revuelto con lo político. En el almacén habilitado por los nazis en París para clasificar los bienes de los judíos franceses antes de su partida hacia Polonia, había una sección de libros –ahí estuvo la biblioteca de Marc Bloch- que también tenía un apartado llamado “Infierno”.

 

 

En el infierno de la calle de La Nave no todo procedía de la requisa de 1939, también había libros recibidos como donación durante la guerra, algunos de ellos incautados por la CNT y depositados en la Universidad. Lo recordó María Moliner, encargada del Patronato de Misiones Pedagógicas en Valencia y, ya a comienzos de la guerra, responsable de bibliotecas escolares del Consejo Central de Archivos, Bibliotecas y Tesoro Artístico, y directora de la Biblioteca de la Universidad entre septiembre de 1936 y diciembre de 1937.

 

 

Menciona la bibliotecaria la recepción de un lote de libros entregado por un sindicato que se había incautado de ellos y de otro lote de propaganda soviética, “entregados por no supimos qué entidad, y que deben estar todavía sin desempaquetar”. En el infierno, por tanto, se reunían muy diversas procedencias, aunque, sin duda, el predominio correspondía a bibliotecas incautadas casi al completo, como sucedió con las de Max Aub o Fernando Llorca Di, o a restos y vestigios de depósitos como los de Cultura Popular, la Distribuidora Ibérica de Publicaciones o de diferentes bibliotecas sindicales. También pudo haber libros simplemente olvidados o dejados por su propietario, como bien pudo suceder con algunos que pertenecieron a Emili Gómez Nadal, profesor de la Universidad de Valencia. Aunque el origen pueda ser distinto, todos han compartido largos años de secuestro y olvido y, sobre todo, un dramático origen común: la guerra civil y la derrota de la República.

 

 


 

Más información: cultura@uv.es