• Observaciones: La construcción de esta frase de doce versos es la siguiente: La aurora salió con zuño, coronada de víolas, cuando un gemido de a ocho, aunque [con] el cuño mal distinto, la llevó, cual avecilla engañada del cautivo contrapunto [es llevada] a implicarse desalada en la hermana del engrudo, [a] donde el cuitado en su turno postrimero desperdiciaba por embudo la sangre que recibió.
  
  La Aurora es aquí Tisbe, simplemente por asociación con el verbo salir. Poco más tiene Tisbe de Aurora en este momento, pues sale coronada de violetas (y no de rosas o claveles, que es lo propio de la Aurora auténtica, pues sigue siendo de noche y el cielo sigue teniendo el color de las violetas), y además sale con zuño (variante de ceño), es decir Tisbe sale de su escondite con el ceño fruncido, enfadada (mientras que la tradición pintaba sonriente a la Aurora). El enfado de Tisbe se debe, sin duda, al hecho de que Píramo no estuviera en el lugar concertado a la hora concertada.
  
  Los reales de a ocho eran la mayor moneda de la época, y era frecuente que "de a ocho" se usara coloquialmente con el sentido de "grande". Por eso dice Góngora que Tisbe oyó un gemido de a ocho (un gran gemido) y, ya puestos a comparar el gemido con una moneda, añade que no se distinguía bien su cuño, es decir, que no estaba claro quién expedía la moneda o el gemido.
  
  La segunda cuarteta describe una técnica de caza consistente en hacer cantar a un pájaro enjaulado (un señuelo) para que atraiga a otras aves, que terminan atrapadas en una red. En la soledad primera se alude a la misma técnica. El señuelo es el cautivo contrapunto, pues contrapunto en música es una técnica de armonía que "responde" o "da la réplica" a la melodía en el sentido de que se ajusta a ella según ciertas reglas, al igual que el señuelo responde a los sonidos de las aves que atrae. La red es la hermana del engrudo, pues las aves se enredan (se implican) en ella como si quedaran pegadas en engrudo. Desalada deriva de ala. Se refiere a un ave con las alas cansadas de lo aprisa que ha volado, y se aplica a quien acude ansiosa y apresuradamente a algún sitio. Tisbe estaba enfadada con Píramo, pero al oír el gemido se le pasa el enfado y acude preocupada.
  
  En su postrimero turno puede entenderse como "en sus últimos momentos", "en su última ocasión de hacer o decir algo", pero apunta más directamente a "en su última vuelta", pues Góngora sigue presentando su agonía como que Píramo está dando vueltas en el asador.
  
  Al decir que "Píramo desperdiciaba la sangre que recibió", le está reprochando nuevamente su suicidio insensato, pues su muerte es una falta de consideración hacia quienes le dieron la vida.
  
  Embudo es aquí una metáfora hiperbólica por la herida de Píramo, que es grande como la boca de un embudo. Tal vez sea interesante la comparación con el texto de Ovidio:
  
  

  Vt iacuit resupinus humo: cruor emicat alte, non aliter quam cum uitiato fistula plumbo scinditur et tenui stridente foramine longas eiaculatur aquas atque ictibus aera rumpit.

  Así yacía tendido de espaldas en el suelo: la sangre brota a lo alto, como cuando un caño de plomo defectuoso se hiende, y por el pequeño silbante agujero largos chorros expele, e irrumpe en los aires con sus pulsaciones.

  
  Conviene tener presente que, en el poema de Ovidio, Píramo se extrae la espada, mientras que Góngora lo deja atravesado, para burlarse de él hasta el final. La herida en Ovidio es pequeña y la sangre sale a presión en grandes chorros que tiñen el moral, mientras que Góngora pinta una herida grande como la boca de un embudo, por la que la sangre mana en abundancia.

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