- Prosificación: [Que] el
pájaro generoso pula sus plumas en la mano maestra o en la
alcándara, tan mudo que en vano aun presuma desmentir el
cascabel; [que] la ociosa espuma del caballo andaluz haga cano
el freno de oro tascando (éste); [que] el lebrel gima en el
cordón de seda y [que], al fin, la cítara suceda al cuerno.
- Observaciones: Era habitual
calificar de generosas a las aves rapaces, especialmente al
águila y al halcón, porque se decía que nunca devoran
completamente sus presas, sino que dejan la mitad para otras
aves. Las aves de cetrería son en este sentido aún más
generosas, pues entregan sus presas completas. Así pues, el
pájaro generoso es el halcón.
La mano maestra es la del dueño que lo ha adiestrado, aunque
también se puede entender que Góngora califica de "maestra" la
mano del conde para destacar que es un experto en cetrería (un
maestro cetrero, como se decía). El conde había recibido el
título de Cazador Mayor del Rey en 1599.
El poeta desea que el halcón se esfuerce por estar quieto en
la alcándara hasta el punto de presumir (jactarse) de que el
cascabel que suena cada vez que se mueve está mintiendo,
porque en realidad él no se ha movido. Ahora bien, presume en
vano porque la realidad es que, pese a las pretensiones del
halcón, el cascabel no miente.
Los caballos tascan el freno cuando lo muerden y hacen espuma
en señal de que están ociosos.
El cuerno simboliza a la caza y la cítara a la poesía. En
definitiva, el poeta exhorta al conde a que interrumpa la caza
y escuche sus versos.
Comentarios:
Garcilaso pinta a Don Pedro de Toledo dedicado a la política, a la
guerra o a la caza. Góngora se centra únicamente en la caza, pero
a cambio hace gala de un exquisito uso del lenguaje técnico de la
cetrería. El léxico empleado no consiste en cultismos, sino que
era el usado normalmente por los cazadores. Por ello, si al lector
de hoy en día estos versos le pueden resultar oscuros, ello no se
debe a que Góngora fuera "nocturnal", como le llamó Quevedo en
unos versos, sino a que hoy la gente ya no entiende de halcones y
de caballos, sino de motos y coches.
Garcilaso propone cambiar el laurel por la hiedra, mientras que
Góngora propone cambiar el cuerno por la cítara, una metonimia
mucho más ajustada al contexto, y también mucho más concisa.