III

Prosificación: [Que el] ocio atento [y el] silencio dulce sean treguas al ejercicio robusto en cuanto escuchas debajo de [un] dosel augusto el fiero canto del jayán músico. Alterna hoy el gusto con las musas, que, si la mía puede ofrecer tanto clarín, los términos del mundo oirán tu nombre (y [lo oirán] de la Fama [y] no [siendo el] segundo [nombre que oirán de ella, sino el primero]).
Observaciones: El ejercicio robusto es la caza.

El músico jayán es el gigante Polifemo.

Clarín es una metonimia por la fama, pues la Fama era representada como una diosa que viajaba con un clarín con el que anunciaba hechos notables. "Tanto clarín" significa "clarín tan grande", pues ése es el significado de "tanto" en latín.

En los últimos versos Góngora manifiesta al conde de Niebla su intención de escribir versos sobre él de modo que, si su inspiración es capaz de proporcionar tanta notoriedad (como a él le gustaría), los términos del mundo oirán su nombre de boca de la Fama y además su nombre será el primero que se oiga, por delante de cualquier otro.

Comentarios:

En la estrofa final Góngora insiste en pedir al conde que deje la caza y escuche sus versos. En el primer verso encontramos un ejemplo de disyunción. Se trata de una clase de hipérbaton consistente en separar dos palabras sintácticamente coordinadas, en este caso ejercicio...robusto. Ya hemos encontrado antes otro ejemplo en muros...de Huelva. La disyunción era una figura típica de la poesía latina, donde se veía favorecida por que la concordancia en caso de las palabras de un mismo sintagma permitía identificar su relación con relativa facilidad pese a su separación en la frase. Góngora la usa con mucha más prudencia, dado que el castellano no tiene declinación.

Cuando el lector se habitúa a las disyunciones, éstas no le producen el desconcierto que pueden provocar otros hipérbatos más violentos, sino que tienen un efecto muy interesante. Al encontrarnos con robusto después del verbo sean, nos vuelve al pensamiento la palabra ejercicio, y lo unimos conscientemente a su adjetivo, con lo que la relación ejercicio-robusto adquiere un especial énfasis, debido a que no nos hemos encontrado unidas ambas palabras, sino que hemos tenido que unirlas nosotros, sin dificultad, pero conscientemente. Podría compararse con lo que sucede con las pinturas impresionistas, donde la figura no está detallada en el cuadro, sino que requiere la imaginación del espectador, y con ello se consiguen efectos que de otro modo serían imposibles o, cuanto menos, no tan acusados. También produce un efecto enfático el hecho de que el adjetivo quede al final del verso, con lo que contiene la rima. La dedicatoria no es el lugar más adecuado para apreciar estos efectos, pero más adelante podremos valorarlos debidamente.

En ocio atento, silencio dulce, tenemos un ejemplo de hipálage doble, es decir, de intercambio de adjetivos. Normalmente, el ocio es dulce y el silencio es signo de atención, es atento. Pero Góngora intercambia los adjetivos, con lo que dice o, mejor dicho, insinúa, que su historia es tan interesante que convierte en ocio el escucharla atentamente y hace dulce el estar callado escuchándola. Este matiz está expresado por el mero intercambio de los adjetivos. Es un ejemplo de las muchas sutilezas que contiene el poema. Cada hipálage es una invitación a la reflexión.

Tenemos otro ejemplo en del músico jayán el fiero canto. Sería una obviedad decir que el gigante Polifemo es fiero, mientras que el canto es músico, pero no lo es calificar al canto de fiero (es una tragedia) y, lo que es más importante, a Polifemo de músico. En cierto modo, la expresión músico jayán está resumiendo una buena parte del drama que va a ser relatado. Polifemo era un gigante fiero y brutal, pero al enamorarse de la ninfa Galatea pretende cambiar para ser digno de ella, se vuelve generoso y dispuesto a ayudar a los demás y llega a creerse hermoso, bueno y culto, canta a Galatea convencido de que su canto es dulce y de que ella así debería apreciarlo, pero a los ojos del mundo sigue siendo el terrible cíclope. Él se ve músico y el mundo lo ve fiero.

Esta estrofa, como otras muchas del poema, está dividida en dos partes simétricas de cuatro versos, con una pausa en el medio. La segunda parte condensa en cuatro versos lo que a Garcilaso le ocupa catorce (desde espera, que en tornando... hasta ...que celebra lo dino de memoria.) Góngora (al igual que Garcilaso) promete al conde que escribirá versos en alabanza suya, versos que, si su musa le ayuda como él espera, lo convertirán en el más famoso del mundo. La rima segundo/mundo la usa el propio Garcilaso y con ella, junto con el uso similar de las palabras Fama y nombre, Góngora está señalando inequívocamente la vinculación que debe establecerse entre su dedicatoria y la que le ha servido de modelo.

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