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ESTROFA XXVII SIGUIENTE

Caluroso, al arroyo da las manos,
y con ellas las ondas a su frente,
entre dos mirtos que, de espuma canos,
dos verdes garzas son de la corriente.
Vagas cortinas de volantes vanos
corrió Favonio lisonjeramente
a la de viento, cuando no sea cama
de frescas sombras, de menuda grama.

Comentarios:

Tras haber depositado su ofrenda, Acis vuelve a refrescarse en el arroyo:

Caluroso, al arroyo da las manos,
y con ellas las ondas a su frente,
entre dos mirtos que, de espuma canos,
dos verdes garzas son de la corriente.
Tenemos una descripción de lo que está viendo Acis (unos mirtos que parecen garzas), pero subliminalmente Góngora nos dice en qué está pensando. Tanto el mirto como la garza estaban consagradas a Venus. A un lector familiarizado con la mitología, estas palabras le evocan a Venus, con lo que termina pensando en lo mismo que Acis: en el amor. Acis está fantaseando con Galatea.

En la segunda mitad de la octava Góngora describe la brisa que despierta a Galatea:

Vagas cortinas de volantes vanos
corrió Favonio lisonjeramente
a la de viento, cuando no sea cama
de frescas sombras, de menuda grama.
Por una parte tenemos una aliteración: la repetición de un sonido, en este caso el de la uve. Pero lo más extraño es el tercer verso ¿por qué ese orden tan curioso? Teóricamente es un verso sáfico, con los acentos principales en las sílabas cuarta y octava, pero el de la octava es muy débil. El resultado son dos acentos en la cuarta y la décima con una pausa muy marcada tras la quinta:
a la de viento, // cuando no sea cama
Góngora está reproduciendo a nivel rítmico un golpe de viento que se produce justamente con la palabra "viento", tras el cual sigue una calma. Si el ritmo es la clave, conviene observar los acentos de los cuatro versos:
Vagas cortinas de volantes vanos
corrió Favonio lisonjeramente
a la de viento, // cuando no sea cama
de frescas sombras, // de menuda grama.
Un primer verso agitado, luego uno algo más lento, luego la ráfaga y luego la calma. Casi podríamos decir que Galatea se despierta al principio del penúltimo verso.

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