(1585)

Entre los sueltos caballos
de los vencidos cenetes,
que por el campo buscaban
entre la sangre lo verde,
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Con razones le pregunta
comedidas y corteses
de sus suspiros la causa,
si la causa lo consiente.
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Junto a mi casa vivía
por que más cerca muriese,
una dama del linaje
de los nobles melioneses,
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aquel español de Orán
un suelto caballo prende,
por sus relinchos lozano
y por sus cernejas fuerte,
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El captivo, como tal,
sin excusarlo obedece,
y a su piadosa demanda
satisface desta suerte:
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extremo de las hermosas,
cuando no de las crueles,
hija al fin de estas arenas
engendradoras de sierpes.
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para que lo lleve a él
y a un moro captivo lleve,
un moro que ha captivado,
capitán de cien jinetes.
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"Valiente eres, capitán,
y cortés como valiente;
por tu espada y por tu trato
me has captivado dos veces.
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Cada vez que la miraba
salía un sol por su frente,
de tantos rayos ceñido
cuantos cabellos contiene.
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En el ligero caballo
suben ambos, y él parece,
de cuatro espuelas herido,
que cuatro alas lo mueven.
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Preguntado me has la causa
de mis suspiros ardientes,
y débote la respuesta
por quien soy y por quien eres.
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Juntos así nos criamos,
y Amor en nuestras niñeces
hirió nuestros corazones
con arpones diferentes.
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Triste camina el alarbe,
y lo más bajo que puede
ardientes suspiros lanza
y amargas lágrimas vierte.
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En los Gelves nací, el año
que os perdistes en los Gelves,
de una berberisca noble
y de un turco matasiete.
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Labró el oro en mis entrañas
dulces lazos, tiernas redes,
mientras el plomo en las suyas
libertades y desdenes.
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Admirado el español
de ver cada vez que vuelve
que tan tiernamente llore
quien tan crudamente hiere,
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En Tremecén me crié
con mi madre y mis parientes,
después que perdí a mi padre,
cosario de tres bajeles.
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Apenas vide trocada
la dureza de mi suerte
cuando tú me captivaste:
¡Mira si es bien que lamente!
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