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¡Oh
bienaventurado albergue, a cualquier hora! Tus umbrales ignora la Adulación, sirena |
125 |
de
reales
palacios cuya arena besó ya tanto leño, trofeos dulces de un canoro sueño; no a la Soberbia está aquí la Mentira dorándole los pies en cuanto gira |
130 |
la
esfera
de sus plumas, ni de los rayos baja a las espumas Favor de cera alado. ¡Oh bienaventurado albergue, a cualquier hora! |
135 |
En este pasaje Góngora es capaz de condensar una
amarga y minuciosa crítica hacia las costumbres de la corte
gracias
a las eficientes alusiones a mitos y creencias populares. A
diferencia
de lo que sucede con muchos de sus imitadores, estas alusiones no
son
meros
adornos cultos y superfluos, sino que en manos de Góngora se
convierten
en una poderosa técnica expresiva que desborda ingenio y
oportunidad.