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Con
gusto
el joven y atención
lo oía, cuando torrente de armas y de perros que, si precipitados no los cerros, las personas tras de un lobo traía, |
225 |
tierno
discurso y dulce compañía dejar hizo al serrano, que, del sublime, espacïoso llano, al huésped al camino reduciendo, al venatorio estruendo |
230 |
pasos
dando
veloces, número crece y multiplica voces. |
La imagen del cabrero entusiasmado en la caza del lobo
contrasta con el dolor de sus recuerdos. Góngora hace ver
así
que el cabrero encontró la felicidad al retirarse al campo.