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No excedía la oreja
el pululante ramo
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del ternezuelo gamo
que mal llevar se deja,
y con razón, que el tálamo desdeña
la sombra aun de lisonja tan pequeña.

Comentarios:

Las notas humorísticas (e incluso maliciosas, como ésta última) sugieren la animada charla con la que debían distraerse los serranos. En los últimos cincuenta versos Góngora ha descrito con detalle, admiración, sentido del humor y, sobre todo, con un exquisito sentido poético, una ternera, una vaca, gallinas, cabritos, conejos, pavos, perdices, miel y una cría de gamo.

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