• Prosificación: No te describo la inmóvil flota de firmes islas en aquel mar del Alba, cuyo número, ya que no lascivo, por lo bello, agradable y por lo vario, podía hacer la dulce confusión que la virginal, desnuda montería [hizo] en los blancos estanques del Eurota, haciendo [los] escollos, [o] de mármol pario o de terso marfil, [la figura de] sus miembros bellos [de forma] que bien pudo Acteón perderse en ellos [los escollos].
  
  
• Notas: Acteón era un cazador que sorprendió accidentalmente a Diana bañándose desnuda en los estanques del Eurota junto con las ninfas que formaban su séquito. Diana lo convirtió en ciervo y murió despedazado por sus propios perros.
  
  
• Observaciones: Habla aquí de los millares de pequeñas islas diseminadas por los océanos Pacífico e Índico. Son como una flota de barcos, pero inmóvil. Aquí "número" tiene el sentido de "conjunto": cuyo conjunto, aunque no es lascivo (no atrae como las ninfas de Diana), es tan bello, tan agradable y tan variado, puede producir la misma confusión (pero a la inversa) que los cuerpos de Diana y sus ninfas bañándose en el Eurota, cuyos miembros parecían rocas de mármol o de marfil (mientras que las pequeñas y blancas islas parecen ninfas bañándose en el mar). Los versos 488-489 son intencionadamente equívocos. A primera vista parece que deban entenderse como "haciendo [pareciendo] escollos de mármol o de marfil sus miembros bellos", es decir, como está hablando de la montería de Diana, parece que continúe con esa imagen y diga que sus miembros parecían rocas en el estanque, pero entonces es absurdo añadir que Acteón pudo bien [habría podido] perderse en ellos, pues ciertamente se perdió, sin condicional. Para que el último verso tenga sentido "ellos" ha de referirse a los escollos. Así el sentido es que las islas (los escollos) se parecían tanto a las blancas ninfas en el agua, que Acteón podría igualmente haberse perdido al verlos a ellos. Para ello "escollos" ha de ser el sujeto de la frase precedente: haciendo [los] escollos, que eran (metafóricamente) marmol o marfil, [la figura de] los miembros de las ninfas. Así, Góngora reproduce en la sintaxis la confusión entre miembros y escollos que está describiendo.

A partir de aquí el serrano da a entender que ha visto personalmente lo que describe. Notemos una vez más que el desprecio hacia los descubridores que destila el discurso del anciano no está reñido con la admiración de los lugares descritos.