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La gaita al baile solicita el gusto, a la voz el salterio;	670
cruza el Trión más fijo el hemisferio y el tronco mayor danza en la ribera; el Eco, voz ya entera, no hay silencio a que pronto no responda; fanal es del arroyo cada onda,	675
luz el reflejo, el agua vidrïera. Términos le da el sueño al regocijo, mas el cansancio no, que el movimiento verdugo de las fuerzas es, prolijo.

Prosificación: La gaita solicita el gusto al baile, el salterio a la voz; el Trión más fijo cruza el hemisferio y el tronco mayor danza en la ribera; no hay silencio a que el Eco, [hecho] ya voz entera, no responda pronto; cada onda del arroyo es [un] fanal, el reflejo [es] luz [y] el agua [es una] vidriera. El sueño le da términos al regocijo, mas no [se los da] el cansancio, que el movimiento prolijo es verdugo de las fuerzas.
Notas: En la poesía latina los "septem Triones" (los siete bueyes) son las siete estrellas que forman la Osa Menor. El Trión más fijo es, por lo tanto, la estrella polar, la que menos se mueve a lo largo de la noche (aunque un poco sí, pues no está exactamente sobre el polo norte).

El salterio es un instrumento de cuerda.
Observaciones: Solicitar el gusto es incitar. La gaita incita al baile y el salterio incita a cantar. Tanto es así que ni la estrella polar ni el árbol más firme se resisten a moverse. El eco, que habitualmente repite sólo el final de las frases (es una media voz), aquí las repite completas, sin perderse una palabra (es una voz entera). El agua del arroyo parece contener cientos de pequeños fanales (faroles) uno por cada una de sus ondas, en los que el agua hace de vidriera y la luz (del fanal) es el reflejo que cada onda hace del fuego. Dar términos es dar terreno. Los aldeanos no tienen sueño, por eso el sueño da terreno al regocijo, es decir, le cede al regocijo el tiempo que debería ocupar él. Sin embargo, quien no perdona es el cansancio, que hace que finalmente los aldeanos dejen de bailar. El movimiento prolijo es un verdugo que mata las fuerzas.

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