Al nacimiento de Cristo, nuestro Señor (1600)

Pender de un leño, traspasado el pecho
y de espinas clavadas ambas sienes,
dar tus mortales penas en rehenes
de nuestra gloria, bien fue heroico hecho;
pero más fue nacer en tanto estrecho,
donde para mostrar, en nuestros bienes,
a dónde bajas y de dónde vienes,
no quiere un portalillo tener techo.
No fue ésta más hazaña, oh gran Dios mío,
del tiempo por haber la helada ofensa
vencido en flaca edad con pecho fuerte
(que más fue sudar sangre que haber frío),
sino porque hay distancia más inmensa
de Dios a hombre, que de hombre a muerte.

Prosificación:

Pender de un leño [con] el pecho traspasado y ambas sienes clavadas de espinas, [y] dar tus penas mortales en rehenes [como rescate] de nuestra gloria, bien [ciertamente] fue un hecho heroico; pero más [heroico aún] fue nacer en [un lugar] tan[to] estrecho [con tantas estrecheces], donde un portalillo no quiere tener techo para mostrar a dónde bajas y de dónde vienes en [para] nuestros bienes.

No fue ésta [tu nacimiento] más hazaña, oh gran Dios mío, por [el hecho de] haber vencido con pecho fuerte la helada ofensa del tiempo en [la] edad flaca [de recién nacido] ([puesto] que más [duro] fue sudar sangre que haber [tener] frío), sino [que tu nacimiento fue mayor hazaña] porque hay distancia más inmensa de Dios a hombre que de hombre a muerte.