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LAS GUERRAS DE SUCESIÓN
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En 1130 murió el Papa Honorio II y nuevamente se eligieron dos Papas: uno era Gregorio Papareschi, cardenal diácono de Sant'Angelo, que adoptó el nombre de Inocencio II, y el otro era Pietro Pierleoni, cardenal de San Calixto, que adoptó el nombre de Anacleto II. Inocencio II se vio obligado a huir a Francia y buscó la ayuda del que tiempo atrás había sido su maestro: Bernardo de Claraval. Por su parte, Anacleto II fortaleció su posición en Roma aliándose con el duque Roger II, al que en septiembre nombró rey de Sicilia. En octubre Bernardo de Claraval sentenció en el concilio de Étampes que el Papa legítimo era Inocencio II, y tanto Enrique I de Inglaterra como Lotario III de Alemania lo reconocieron como tal. Sin embargo, Anacleto II era fuerte en Roma.

Mientras tanto murió el derrocado rey de Zaragoza Abd al-Malik (ahora rey de Rueda) y fue sucedido por su hijo Sayf al-Dawla. También murió el caudillo almohade al-Mahdi, y fue sucedido por Abd al-Mumin.

También murió el rey de Noruega Sigurd Jorsalagare, quien había designado como heredero a su hijo, que pasó a ser Magnus IV, pero Harald Gille, hermano de Sigurd, rompiendo su promesa de no pretender el trono noruego mientras viviesen su hermano y su sobrino, se adueñó de la mitad del territorio con título de rey (Harald IV) y ejerció de regente de Magnus IV, que tenía entonces quince años.

En Oriente murió combatiendo contra los turcos el príncipe Bohemundo II de Antioquía, y el principado quedó en manos del rey Balduino II de Jerusalén. Sin embargo éste murió poco después, en 1131, y fue sucedido por el conde Foulques V de Anjou, que el año anterior se había casado con Melisenda, hija de Balduino II. También murió el conde de Edesa Jocelin I de Courtenay, que fue sucedido por su hijo Jocelin II. Mientras tanto el atabeg Imad al-Din Zangi dio un paso más en su carrera política al proclamarse líder de la jihad, de la guerra santa contra los cristianos. Inició así un proceso de reunificación de los turcos, hasta entonces tan desorganizados por las guerras civiles entre los sultanes.

Siguiendo la costumbre de los Capetos, el rey Luis VI de Francia coronó a su hijo Luis y desde este momento ambos gobernaron conjuntamente.

Las órdenes de los caballeros Templarios y los Hospitalarios se estaban extendiendo por Europa. Su fama de piadosos y castos guerreros los hacía objeto de admiración y de sustanciosos donativos. El más espectacular fue sin duda el del rey de Navarra y Aragón Alfonso I el Batallador, que en su testamento hizo constar a ambas órdenes como herederas de sus reinos.

Ese año murió el conde de Barcelona Ramón Berenguer III el Grande. Los condados catalanes fueron heredados por su primogénito Ramón Berenguer IV, mientras que su segundo hijo, Berenguer Ramón, heredó el condado de Provenza.

El rey de Rueda Sayf al-Dawla entregó su territorio al rey Alfonso VI de León y Castilla y le rindió vasallaje. A cambio obtuvo el gobierno de algunas fortalezas en la frontera toledana.

En Hungría murió el rey Esteban II, que fue sucedido por Bela II el Ciego (su tío Kalmán había mandado que le sacaran los ojos para asegurarse de que no reclamaría el trono que le había disputado a su padre). Bela II tuvo que luchar contra Boris, el hermanastro de Esteban II, y contra el rey de Polonia Boleslao III, que le disputaban el trono.

El hijo del rey Niels Svensson de Dinamarca, Magnus el Fuerte, asesinó a su primo Canuto Lavard, duque de Schleswig, lo que desencadenó una guerra civil en el país.

La China de los Song se estabilizó finalmente tras los estragos y la pérdida territorial debida a los yurset. El estado fomentó la creación de tropas de milicianos voluntarios capitaneados por dirigentes locales para estar en condiciones de hacer frente a eventuales ataques de los Jin.

En 1132 el turco Imad al-Din Zangi estuvo en condiciones de lanzar una ofensiva general contra los estados latinos de oriente. Mientras tanto el príncipe León I de la Pequeña Armenia, aliado con Antioquía, se rebeló contra la tutela bizantina y arrebató al Imperio la ciudad de Tarso y otras más.

El rey Luis VI de Francia tomó como consejero a un monje llamado Suger, que hasta ese momento había sido abad de Saint-Denis.

Los genoveses penetraron en Córcega y paulatinamente fueron desplazando a los pisanos.

En Rusia murió el gran príncipe de Kíev Mstislav, que fue sucedido por su hermano Yaropolsk II. Gobernó sobre un territorio muy limitado, siempre en lucha contra sus sobrinos.

En 1133 el rey de Alemania Lotario III marchó a Italia e instaló en Roma al Papa Inocencio II, obligando a huir hacia el sur a su rival Anacleto II. Entonces Inocencio II coronó emperador a Lotario III, pero poco después de que Lotario III abandonara Roma, Anacleto II volvió a ocupar la ciudad con el apoyo del rey Roger II de Sicilia, y así Inocencio II fue desterrado a Francia de nuevo.

Matilde, la hija del rey Enrique I de Inglaterra, casada con el conde Godofredo de Anjou, tuvo un hijo al que llamó Enrique. El rey reunió nuevamente a sus barones y les obligó a jurar nuevamente fidelidad, esta vez tanto a la madre como al hijo.

En Al-Ándalus hubo una rebelión contra la intransigencia de los almorávides, a la que rápidamente prestó su apoyo Alfonso VII de León y Castilla. El rey dirigió una expedición en la que le acompañó Sayf al-Dawla.

A petición del rey Alfonso VII, Bernardo de Claraval introdujo en Castilla la orden del Císter. En 1134 murió san Esteban Harding, el tercer abad del Císter, si bien la auténtica autoridad en la orden era Bernardo de Claraval. En la reunión anual de abades insistió en la necesidad de la austeridad, sobre la que ya se había pronunciado con violencia poco antes en su Apología a Guillermo, dirigida contra el abad de Saint-Thierry, perteneciente a la orden de Cluny. Los cistercienses llevaban hábito blanco por oposición a los monjes de Cluny, en sus iglesias no había pinturas, esculturas, vidrieras ni nada que pudiera distraer la atención del monje.

También murió en su cautiverio en Inglaterra Roberto II Courteheuse, con lo que el panorama de la sucesión de Enrique I se simplificó un poco. Ahora los únicos que podían disputar la sucesión al heredero designado por el rey, Guillermo de Anjou, eran su hijo bastardo el conde Roberdo de Gloucester y su sobrino Esteban de Blois.

La guerra civil que se había desatado en Dinamarca con el asesinato del duque Canuto Lavard terminó cuando el rey Niels Svensson y su hijo Magnus fueron derrotados en la batalla de Skänor por el ejército del hermano de Canuto, que hizo asesinar al soberano y se convirtió en el nuevo rey, Erik II.

El emperador germánico Lotario III confió la Marca del Norte al conde de Ballenstädt Alberto I el Oso. La marca del norte era una de las seis marcas en que se había dividido la antigua Marca Véndica hacía más de un siglo, en la frontera con Polonia. Estaba habitada por eslavos, y Alberto I se dedicó a germanizarla y agrandar su extensión.

El general almorávide Yahyá ibn Ganiya dio muerte en la batalla de Fraga al rey de Navarra y Aragón Alfonso I el Batallador. Sus súbditos no creyeron las noticias de su muerte y durante largo tiempo esperaron su retorno. En su testamento el Batallador había dejado sus reinos a las órdenes militares de los templarios y los hospitalarios. Sin embargo, los nobles aragoneses no pensaron ni por un momento en tomarse en serio esa broma pesada, así que, en cuanto se convencieron de que su rey no estaba realmente en condiciones de volver, se apresuraron a nombrar rey a su hermano Ramiro II el Monje, llamado así porque había sido abad de un monasterio y luego obispo de Pamplona. Técnicamente, según las costumbres de la época, un eclesiástico no podía ser rey, así que los nobles y los obispos navarros no lo aceptaron y en su lugar eligieron a García V Ramírez el Restaurador, hijo de Cristina Rodríguez, la hija del Cid, y de su esposo Ramiro Sánchez, que a su vez era hijo de un hermano bastardo del rey Sancho IV Garcés el de Peñalén, cuyo asesinato había dado lugar a la unión de Navarra y Aragón.

Aunque al principio García V Ramírez se declaró vasallo de Ramiro II, pronto cambió de idea y se alió con Alfonso VII de León y Castilla, que reclamó su derecho a la sucesión como bisnieto de Sancho III el Mayor (era ciertamente, el único descendiente por línea directa). Alfonso VII se apoderó de Zaragoza y en 1135 se la cedió a García V Ramírez, que le prestó vasallaje. Los dos reyes declararon la guerra a Ramiro II. Algunos nobles aragoneses, viendo que las cosas se ponían feas, se rebelaron contra Ramiro II y éste tuvo que huir a Cataluña. De este modo, Ramiro II el Monje tuvo que enfrentarse a Alfonso VII, a García V Ramirez, a los nobles insurrectos y también a la Santa Sede, que le recordaba que, según el testamento de Alfonso I el Batallador, los reinos pertenecían a las órdenes de los Templarios y Hospitalarios y, por consiguiente, se negaba a reconocerlo como rey.

Alfonso VII se hizo coronar en León como Emperador de las Españas, en una ceremonia a la que asistieron García V Ramírez de Navarra, el conde Ramón Berenguer IV de Barcelona, el conde de Tolosa Alfonso I Jordán y otros nobles de Aquitania, cuya dependencia real de Alfonso VII era mínima.

Por su parte, el emperador germánico Lotario III, con la ayuda de su yerno, el duque Enrique X de Baviera y Sajonia, pudo someter a su rival, el duque Conrado de Franconia, que tuvo que renunciar a su título de Rey de Romanos.

El rey Magnus IV de Noruega fue víctima de una revuelta de la corte, dirigida por su tío Harald IV y apoyada por un ejército danés. El rey fue cegado y encarcelado. Es recordado como Magnus IV el Ciego. Así Harald IV se convirtió en el único rey del país.

En Inglaterra murió el rey Enrique I. Los historiadores lo recordaron como Enrique I Beauclerc (buen sabio). Fue el primer rey de Inglaterra culto después de Alfredo el Grande. Aunque la nobleza normanda había jurado fidelidad por dos veces a su hija Matilde y su heredero, Esteban de Blois recurrió a una técnica que, en vista de ejemplos como éste, casi podemos calificar de milenaria: buscar trapos sucios en el pasado de Enrique I. Sucedía que la esposa del difunto rey, santa Matilde, madre de la actual Matilde, de joven había sido internada en un convento en Escocia cuya abadesa era su tía, y luego fue sacada para contraer matrimonio con Enrique I. Tanto él como el rey Malcom III tenían interés en que se celebrara el matrimonio, por lo que dejaron de lado el hecho de que una monja no podía casarse. Ahora Esteban de Blois arguyó que el matrimonio era ilegítimo y que, por tanto, Matilde era también una hija ilegítima y no tenía derecho a heredar el trono. El juramento quedaba así anulado.

La nobleza normanda acogió bien este argumento, pues, por una parte, el marido de Matilde, Godofredo de Anjou era muy impopular en Inglaterra, mientras que con Esteban sucedía todo lo contrario (tal vez porque Godofredo tenía un ejército a su disposición y Esteban no contaba con más apoyo que el que la propia nobleza quisiera otorgarle, por lo que sería, en suma, un rey débil). Además Esteban era popular no sólo entre los normandos, sino también entre los sajones. A esto se unió que llegó a Inglaterra apenas murió el rey, mientras que Matilde estaba aún en Normandía. El resultado fue que los nobles llegaron a la conclusión de que, en efecto, el juramento no era válido y que, en añadidura, el aparato reproductor de Matilde no era el que correspondía a un rey. Un hermano de Esteban era el obispo de Winchester, quien le ayudó a apoderarse del tesoro real y persuadió al Papa Inocencio II para que declarara nulo el juramento. El 26 de diciembre (precisamente el día de san Esteban) el arzobispo de Canterbury coronó al que pasó a ser Esteban I de Inglaterra.

Por otra parte, en Normandía Godofredo de Anjou logró hacer valer sus derechos como esposo de Matilde y así emepezó una guerra entre Inglaterra y Normandía.

En 1136 Bernardo de Claraval hizo que el concilio de Pisa excomulgase al Papa Anacleto II y poco después el emperador Lotario II instaló en Roma por segunda vez al Papa Inocencio II.

En Austria murió el margrave Leopoldo III y fue sucedido por su hijo Leopoldo IV.

También murió el conde Conrado II de Luxemburgo, cuya hija, Ermesinda I, transfirió el condado a su hijo Enrique IV de Namur. (Se inicia así la segunda casa de Luxemburgo.)

El rey Harald IV de Noruega fue asesinado por un hijo bastardo de Magnus III (luego hermanastro de Harald IV y de Sigurd I Horsalagare), que se convirtió en el nuevo rey Sigurd II. Sin embargo, el norte del país se rebeló bajo la dirección del hijo de Harald IV, que fue proclamado rey también, conocido como Sigurd III.

Pedro Abelardo vivía errante, de monasterio en monasterio, a causa de sus muchas enemistades. Por esta época terminó una autobiografía titulada Historia de mis desventuras, la más relevante desde las Confesiones de san Agustín. También de estas fechas es la Historia regum Britanniae (Historia de los reyes de Bretaña) de Godofredo de Monmouth, que no es precisamente un modelo de rigor histórico. En ella se cuenta que un bisnieto de Eneas llamado Bruto fue el primer poblador de la que, en su honor, se llamó Britannia. Otro troyano, llamado Corineo, dio nombre a Cornualles, de modo que los britanos, al igual que afirmaban de sí mismos los antiguos romanos, eran descendientes de Eneas. Luego se habla de reyes britanos posteriores, entre ellos un tal rey Lear o el rey Uther de Pendragon, cuyo hijo Arturo venció a los pictos, los escotos y los sajones (que acababan de hacer su aparición en la isla) y después, tras casarse con la reina Ginebra, conquistó nada menos que Islandia, Noruega y la Galia. Luego se dispone a ir a Roma para ser nombrado emperador, pero tiene que luchar contra un sobrino que le ha usurpado el trono. Arturo debe su poder a la ayuda del mago Merlín, así como a su espada Excálibur y su lanza Ron. La leyenda del rey Arturo tiene un precedente en la obra de Gildosio, de quinientos años antes, en la que se le llama Ambrosio Aureliano y que a su vez parece estar basada en un personaje que existió realmente, un oficial romano llamado Lucio Artoriano Casto, que en la primera mitad del siglo II ayudó a los Britanos a luchar contra los Armoricanos (los celtas que habitaban la actual Bretaña francesa). Con el tiempo se convirtió en el símbolo de la resistencia de los britanos contra los germanos. Ahora Godofredo de Monmouth lo presenta como un modelo de caballero según la usanza medieval. Los reyes posteriores a Arturo fueron perdiendo terreno frente a los sajones, hasta que, bajo el rey Cadwallader, los britanos huyeron a Bretaña (en Francia). No es difícil adivinar que Godofredo de Monmouth era galés. De hecho sitúa en Gales (Caerleon) la residencia habitual de Arturo, el mago Merlín y el hada Morgana.

Más fidedigno fue Guillermo de Malmesmury, que era unos diez años mayor que Godofredo y escribió sobre sucesos anteriores y posteriores a la conquista normanda.

El rey de Jerusalén Foulques de Anjou llamó a Siria a Raimundo de Poitiers, hermano del duque de Aquitania (y conde de Poitiers) Guillermo X. Raimundo se casó con Constanza, hija y heredera del difunto Bohemundo II, y así se convirtió en el nuevo príncipe de Antioquía. Tuvo que enfrentarse con Alix, la viuda de Bohemundo II, y con Raoul de Domfront. Su primera hazaña fue la conquista de varias ciudades al príncipe León I de la Pequeña Armenia.

Guillermo X tenía también una hermana, Inés de Poitiers, que se casó con el rey Ramiro II de Aragón, que seguía exiliado en Barcelona. Antes de que terminara el año tuvieron una hija, Petronila, y el rey Alfonso VII de León y Castilla decidió entonces reconciliarse con Ramiro II, al que le permitió recuperar su reino, le devolvió Zaragoza (haciendo que renunciara a ella el rey García V Ramírez de Navarra), y solicitó la mano de Petronila para su hijo Sancho, que tenía entonces tres años de edad.

De este modo, Ramiro II pudo volver a Aragón, y se dice que hizo decapitar a los nobles que se habían alzado contra él, y que colgó sus cabezas como badajos en las campanas de la catedral de Huesca, con orden de que repicaran el día de su coronación en Jaca.

En 1137 murió el duque Guillermo X de Aquitania sin más heredero que Leonor, una hija de quince años. No cabía duda de que la más rica heredera de Europa necesitaba un marido que la protegiera y ¿quién mejor que el heredero de la corona francesa? En efecto, el rey Luis VI de Francia logró concertar el matrimonio entre Leonor y su hijo Luis, que tenía entonces dieciocho años. La boda tuvo lugar en julio y Luis VI murió el 1 de agosto. Así el recién casado pasó a ser el rey Luis VII de Francia, más conocido como Luis el Joven. Con la incorporación de Aquitania, el poder efectivo del rey francés aumentó espectacularmente. Además la reina Leonor llevó a la corte francesa la cultura provenzal y las ideas caballerescas sobre el amor, etc. se difundieron entre la ruda nobleza del norte. A Leonor, el interés por la literatura caballeresca le venía de familia. Presidía un tribunal para trovadores y poetas en el que emitía veredictos sobre los esotéricos problemas del amor cortesano. Aunque todo esto pueda parecer frívolo, lo cierto es que esta mentalidad romántica contribuyó a mejorar el status social de las mujeres de la época.

Luis VII mantuvo como consejero al abad Suger, quien precisamente ese año inició la reconstrucción de su abadía de Saint-Dennis. En ella empleó sistemáticamente ciertos adelantos arquitectónicos que hasta entonces se habían ensayado de forma discreta y dispersa. Hasta entonces, la única forma en que los arquitectos lograban sostener los pesados techos de piedra en los grandes edificios era a base de dotarlos de muros extraordinariamente gruesos y con pocas y estrechas ventanas. Es el estilo arquitectónico conocido como románico. Sin embargo, la nueva abadía de Saint-Dennis se construyó con muros más delgados y ventanas alargadas más abundantes. Para compensar esta debilitación de las paredes, los muros se reforzaban mediante unos contrafuertes diagonales llamados arbotantes. Por otra parte, las pesadas bóvedas románicas homogéneas fueron sustituidas por bóvedas ojivales, consistentes en un armazón de arcos cruzados recubierto con paredes de escaso espesor, lo que disminuía considerablemente su peso y los requisitos de las paredes para sostenerlas. Las ventanas se decoraban con vidrieras de colores y el resultado fue que los interiores de las iglesias dejaron de estar sumidas en la penumbra de las velas para recibir abundante luz solar. Estas técnicas se habían empleado ya separadamente en diversas iglesias pequeñas, pero fue en Saint-Dennis donde se combinaron por primera vez en lo que podemos calificar de nuevo estilo arquitectónico.

También murió el emperador germánico Lotario III y el duque Conrado de Franconia volvió a reclamar su derecho al trono alemán, esta vez frente al duque Enrique X de Baviera y Sajonia.

La nobleza aragonesa recomendó a Ramiro II que no aceptara el matrimonio pretendido por Alfonso VII entre la recién nacida Petronila y el heredero Castellano-leonés, pues supondría el fin de la independencia aragonesa. En su lugar, le recomendaron que la casara con el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV (que tenía entonces veintiséis años). El conde negoció con Alfonso VII hasta lograr su aprobación y en agosto se concertó el matrimonio, que se celebraría trece años más tarde. Luego murió Inés de Poitiers y en noviembre Ramiro II abdicó en su hija, que llevó el título de reina aunque Ramón Berenguer IV se convirtió en el gobernador efectivo de Aragón. No obstante, Ramiro II (retirado al monasterio de san Pedro el Viejo) conservó el título de rey, y el conde catalán usó el de príncipe de Aragón. El acuerdo de matrimonio estipulaba que Ramón Berenguer IV no perdería sus derechos sobre Aragón ni siquiera en el caso de que muriera la reina Petronila. El rey García V Ramírez de Navarra no quedó contento con tanto acuerdo y entabló una alianza con el conde Alfonso de Portugal (o de Lusitania). Entre ambos atacaron Castilla, pero entonces tuvieron que enfrentarse al ejército conjunto de Alfonso VII y Ramón Berenguer IV.

El rey Erik II de Dinamarca murió asesinado en una revuelta de campesinos. Fue sucedido por Erik III Lam (el Cordero), nieto de Erik Ejegod. Tuvo que luchar contra su primo Olaf, que también se proclamó rey.

El rey Roger II de Sicilia tomó Nápoles e hizo prisionero al último duque.

El conde Pons de Trípoli murió mientras repelía un ataque de los damascenos y fue sucedido por su hijo Raimundo II, que fue hecho prisionero por el atabeg Imad al-Din Zangi. El conde de Tolosa Alfonso I Jordán acudió para apropiarse del condado, y ambos se enfrentaron cuando Raimundo II recuperó su libertad. Para defenderse de los ataques turcos, cada vez más intensos, Raimundo II tuvo que confiar territorios a los Templarios y a los Hospitalarios. Mientras tanto Zangi atacaba el reino de Jerusalén.

El emperador bizantino Juan II sometió a vasallaje al príncipe Raimundo I de Antioquía y restableció su soberanía sobre la Pequeña Armenia. En 1138 se llevó prisionero a Constantinopla a León I, que fue sucedido por Thoros II. Luego dirigió una campaña contra los turcos en la que participó el príncipe de Antioquía. Al regresar trató de apoderarse de Antioquía, pero una revuelta arruinó sus planes.

En Italia murió el Papa Anacleto II. Sus seguidores proclamaron Papa al cardenal Gregorio Conti, que adoptó el nombre de Víctor IV, pero Bernardo de Claraval lo convenció para que abdicara y reconociera a Inocencio II.

Finalmente el duque Conrado de Franconia logró el apoyo de la nobleza alemana, que recelaba de la ambición de Enrique X el Soberbio, y fue elegido rey de Alemania (Conrado III). Un legado pontificio lo consagró en Aquisgrán y adoptó el título de emperador, pese a que nunca llegó a ser coronado por el Papa. Tan pronto fue elegido, Conrado III desposeyó de sus feudos a Enrique X, que murió al año siguiente. El ducado de Baviera se lo dio a Leopoldo IV de Babenberg, el margrave de Austria y hermanastro de Conrado III, mientras que el de Sajonia se lo dio a Alberto I el Oso.

Poco después murió el duque de Polonia Boleslao III. Éste había dividido el país en cuatro ducados que asignó a sus cuatro hijos, que ahora se pelearon entre sí por la supremacía. En principio, el título de duque de Polonia lo heredó el primogénito Ladislao II. Alberto I el Oso aprovechó los disturbios para anexionarse la costa del Báltico.

También murió el grán príncipe de Kíev Yaropolsk II, sin haber conseguido restablecer la unidad del antiguo estado de Kíev. Fue sucedido por Vsiévolod Olgovich.

Ese año murió el filósofo Abú Bakr Muhammad ibn Yahyá ibn Bayya. Había nacido en Zaragoza, pero abandonó la ciudad cuando fue tomada por los cristianos y se refugió en Sevilla, donde ejerció la medicina. Luego estuvo en Granada y en Fez. Es autor de comentarios a diversas obras de Aristóteles, de tratados de lógica, un tratado sobre el alma y el Régimen del solitario, que trata sobre el desarrollo del intelecto. Cuando su obra pasó a la Europa cristiana, los escolásticos lo conocieron con el nombre de Avempace.

El rey García V Ramírez de Navarra derrotó a Ramón Berenguer IV en la batalla de Gallur, pero la llegada de las tropas de Alfonso VII le impidió aprovechar la victoria. Por su parte, el conde Alfonso I obtuvo una victoria frente a los musulmanes en Ourique, y sus hombres lo proclamaron rey de Portugal en el mismo campo de batalla, lo que suponía la independencia completa de Portugal respecto al reino de León, cosa que su primo Alfonso VII se negó a aceptar. Alfonso I dio una fuerte organización a su reino, cuya capital fijó en Coimbra.

El almorávide Ibn Yúsuf atacó Toledo en ausencia del rey Alfonso VII. Se cuenta que su esposa Berenguela se asomó a la torre más alta del alcázar y le gritó entre una nube de flechas: "¿No ves que estás luchando contra una mujer y esto no es honroso para ti? Ve en busca del emperador y lucha con él de hombre a hombre". Ibn Yúsuf, avergonzado, reunió a sus hombres, hizo una reverencia y se fue. Puede que la historia no sea cierta, pero lo que sí que es cierto es que los almorávides se retiraron.

El rey David I de Escocia invadió Inglaterra para apoyar a su sobrina Matilde. Las espadas normandas y los arqueros sajones derrotaron a su ejército, pero con pérdidas significativas. Sin embargo, la confusión generada por los escoceses dio pie a que los nobles normandos se pelearan unos contra otros sin que lo que pudiera decir Esteban I le importara a nadie. Finalmente Matilde desembarcó en Inglaterra en un intento de apoderarse del trono, pero el rey Esteban I pudo capturarla en el castillo donde se había instalado. Esteban I era más buena persona que buen rey y, en un ataque de galantería al estilo de las historias de caballeros, decidió ponerla en libertad. Matilde fue a reunirse en Bristol con su hermanastro, Roberto de Gloucester, donde se hizo fuerte y no dio ocasión a ser capturada de nuevo. Una parte de la nobleza, admirada de la estupidez del monarca, decidió unirse a ella. Así se inició una larga guerra civil que sirvió de telón de fondo para mantener docenas de disputas privadas entre la nobleza menor. Godofredo de Anjou se quedó en Normandía con la excusa de mantenerla bajo el control de Matilde, y es que una esposa con el genio de la que le había tocado en suerte era mejor tenerla con un brazo de mar de por medio. En 1139 David I pudo apoderarse de los condados septentrionales de Inglaterra.

Ese año murió sin descendencia Guillermo, el conde palatino del Rin. Por esta época dominaba ya todo el palatinado y era, de hecho, el único conde palatino. Sus posesiones pasaron a Enrique IV de Babenberg, hermano del magrave Leopoldo IV de Austria.

También murieron el duque Simón I de la Alta Lorena, que fue sucedido por su hijo Mateo I, y el duque Valeran de la Baja Lorena, tras lo cual el ducado pasó una vez más de la casa de Limburgo a la de Lovaina. El conde de Lovaina pasaba a ser ahora el duque Godofredo VII. Más tarde se anexionó el condado de Bruselas, y, para referirse a la totalidad de sus dominios, adoptó el título de conde de Brabante.

En Noruega murió el rey Sigurd II, y su rival Sigurd III se adueñó finalmente del trono, aunque asoció en el gobierno a sus hermanos Ingón y Eystein. También murió el derrocado Magnus IV el Ciego.

El turco Imad al-Din Zangi atacó Damasco, pero no pudo tomarla.

El rey García V Ramírez de Navarra firmó finalmente la paz con Alfonso VII de León y Castilla.

El rey Roger II de Sicilia logró capturar al Papa Inocencio II en una emboscada, con lo que logró que reconociera su título real. El Segundo concilio de Letrán decretó el destierro de Arnaldo de Brescia, un discípulo de Pedro Abelardo que había encabezado un movimiento reformista popular en Brescia, en el que se exigía que la Iglesia renunciara a sus bienes terrenales para recuperar la sencillez de la Iglesia primitiva. Arnaldo marchó a Francia, junto a Abelardo, pero allí en 1140 Bernardo de Claraval hizo que el concilio de Sens condenara tanto a Arnaldo como a su maestro. Abelardo fue acogido por el abad de Cluny, Pedro el Venerable, que logró reconciliarlo con el Papa.

Ramón Berenguer IV firmó un tratado con un legado del Patriarca de Jerusalén por el que la orden de los Hospitalarios reconocían al príncipe de Aragón como gobernante idóneo de sus territorios.

El rey Erik Lam de Dinamarca derrotó definitivamente a su rival Olaf.

Gracias al apoyo del emperador Conrado III, el ducado de Bohemia pasó a Ladislao II, el hijo mayor de Ladislao I.

La sucesión en Alemania e Inglaterra
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