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EL IMPERIO LATINO DE ORIENTE
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Los territorios del fragmentado Imperio Bizantino se encontraban en una situación política y militarmente inestable, disputados por latinos, griegos, búlgaros y turcos. En 1205, Guillermo de Champaña inició la conquista del Peloponeso, al que los cruzados llamaban Morea, por su aspecto sobre el mapa, similar a una hoja de morera. Fundó así el principado de Morea. Pero otro miembro de la familia real bizantina, llamado Miguel Ángelo Comneno, entabló una alianza con el rey búlgaro Juan II Kalojan, y juntos derrotaron a Balduino I en Adrianópolis, que fue hecho prisionero. El viejo dux Enrico Dandolo dirigió la retirada del ejército hacia Constantinopla y murió de la fatiga pocos días después. Juan II avanzó sobre Tesalia, donde los griegos lo recibieron como un liberador, y Miguel se apoderó de lo que pasó a llamarse el despotado de Épiro, que gobernó como Miguel I. Como el emperador Balduino I estaba cautivo, su hermano Enrique fue nombrado regente. Mientras los latinos estaban ocupados en Grecia, Teodoro I consolidó el que ya podemos llamar Imperio de Nicea y derrotó a David Comnemo, al que impidió que expandiera sus dominios.

Ese año murieron el rey Amaury II de Jerusalén y su esposa, Isabel de Anjou. No tenían hijos, pero estaba María de Monferrato, hija de Isabel con su marido anterior, Conrado, el que fue asesinado al poco de ser elegido rey de Jerusalén, la cual tenía ahora trece años y fue reconocida como reina bajo la tutela de su tío Juan d'Ibelin, señor de Beirut.

Amaury II también era rey de Chipre, y la isla pasó a su hijo Hugo I.

También murió Ladislao III de Hungría, a sus seis años, y fue sucedido por su tío Andrés II.

En Japón, el shikken (regente) Hojo Tokimasa se vio obligado a dimitir a causa de las disputas entre Masako, la madre del shogun Sanetomo, y Makiko, la esposa de Tokimasa. El cargo de shikken pasó a su hijo Hojo Yoshitoki.

En Occidente el rey Felipe II de Francia dominaba ya toda la parte septentrional del Imperio Angevino. La monarquía francesa había desarrollado un sistema de funcionarios y jueces que le permitió imponer fácilmente el control efectivo del rey sobre estos nuevos territorios. De este modo, Felipe II había empezado su reinado dominando una pequeña región alrededor de París que incluso había estado a punto de perder ante Ricardo Corazón de León, pero ahora dominaba realmente media Francia (y el resto reconocía nominalmente su señorío). Esta hazaña le valió el sobrenombre de Felipe Augusto. (Recordemos que "augusto" viene del latín augere, aumentar, y hace referencia a que Felipe aumentó drásticamente su reino.) Esto supuso la consolidación definitiva de los capetos como reyes de Francia.

Incidentalmente, fue durante el reinado de Felipe Augusto cuando la flor de lis, símbolo de pureza, pasó a ser el símbolo de la monarquía francesa. Luis VI y Luis VII ya habían acuñado monedas con este emblema, pero fue Felipe Augusto quien cambió el estandarte rojo con leones y leopardos (que teóricamente se remontaba a los tiempos de Carlomagno) por el estandarte de las flores de lis en oro sobre azur.

En Inglaterra murió Hubert Walter, el arzobispo de Canterbury. Y el rey Juan se interesó en la cuestión de la sucesión. Después de sus derrotas en Francia necesitaba dinero, y tener bien sujeta a la Iglesia acababa proporcionando dinero. Sin embargo, Juan sin Tierra era uno de los pocos monarcas europeos a los que el Papa Inocencio III no había tenido ocasión de llevar la contraria hasta ahora y, naturalmente, el pontífice no dejó pasar la oportunidad. Designó a su propio candidato, que resultó ser Stephen Langton, que tenía ganada una reputación de sabio, pero había estudiado en la Universidad de París y era más francés que inglés, por lo que era completamente inaceptable para Juan. Se inició así una guerra diplomática entre Inglaterra y la Santa Sede.

Pedro de Castelnau, el legado de Inocencio III ante el conde Raimundo VI de Tolosa, no estaba obteniendo resultados en su misión de combatir la herejía albigense, así que le envió como refuerzos a dos castellanos: el obispo de Osma, Diego de Acevedo y su ayudante, Domingo de Guzmán. Acababan de regresar de una embajada ante el rey de Dinamarca y, tras una breve estancia en Roma, se dirigieron a Tolosa.

Mientras tanto continuaba la guerra entre Otón de Brunswick y Felipe de Suabia por el Sacro Imperio Romano. Ese año se unió al ejército pontificio un joven de veintitrés años llamado Juan di Bernardone. Había nacido en la ciudad de Asís, y su padre, que era mercader, le había enseñado de muy niño a hablar francés, lo que le valió el apelativo de Francesco, (el francés). Por eso es más conocido en la historia como Francisco de Asís. Hasta los quince años Francisco estuvo ayudando a su padre, pero soñaba con hazañas caballerescas y participó en una guerra que hubo entre Asís y Perugia. Fue capturado y permaneció un año en prisión. Su nueva aventura militar no duró mucho, pues tuvo una visión en sueños que le llevó a volver a Asís para consagrarse cada vez más a la oración y a la limosna. Su devoción y su manía por ir vestido con harapos irritaron a su padre y le hicieron objeto de burla de sus conciudadanos. Finalmente, en 1206, su padre renegó de él y Francisco se presentó desnudo en la plaza y gritó:

Escuchad: Hasta ahora he llamado padre a Pietro Bernardone [...] Desde este momento nadie será mi padre más que el Padre nuestro que está en el cielo.

Desde entonces adoptó una vida de eremita y se empleó en reparar iglesias.

Domingo de Guzmán estaba obteniendo algunos progresos en la predicación a los albigenses. Quería mostrar a los herejes que la ostentación y el lujo que reprochaban a la Iglesia no era inherente al catolicismo, sino que éste era compatible con la humildad y la sencillez que reivindicaban los cátaros y demás sectas. Por ello Domingo iba con los pies descalzos, vestía un modesto hábito blanco y mendigaba para obtener su alimento. Se instaló en Fanjeaux, y en poco tiempo la herejía cátara casi desapareció en esta ciudad. Fundó un monasterio de religiosas en Prouille, que se convirtió en el centro de su acción, que tuvo que dirigir en solitario al morir el obispo Diego de Acevedo.

A Constantinopla llegó la noticia de que el emperador Balduino I había muerto el año anterior, cautivo en Bulgaria. Su hermano Enrique pasó de ser regente a ser el nuevo emperador latino. En Occidente, los condados de Flandes y Hainaut pasaron a Juana, hija de Balduino y hermana de Enrique.

El rey Sancho I de Portugal casó a su hijo Alfonso con Urraca, hija del rey Alfonso VIII de Castilla.

El duque Ladislao III de Polonia había atacado al clero, lo que le había valido la excomunión y ahora la expulsión de sus dominios. De este modo Leszek el Blanco fue reconocido de nuevo como duque y concedió a su hermano Conrado las provincias de Mazovia y Kuiavia.

Ese año murió el duque Ferry I de Lorena, que fue sucedido por su hijo Ferry II.

También murió el sultán Muhammad de Gur, y uno de sus esclavos, el turco Qutb al-Din Aybak, que gobernaba en Delhi, se proclamó sultán independiente de los dominios guríes en la India. El sultanato fue extendiendo rápidamente sus fronteras y con él penetró el Islam en el norte de la India.

El kan mongol Timuyin dominaba ya todo el territorio que actualmente se conoce como Mongolia. Su capital era la ciudad de Karakorum. Reunió en una asamblea a los jefes de todos los clanes que había sometido y éstos lo nombraron Kan Universal (Gengis Kan), y con este nombre es recordado en la Historia. Se le atribuyen estas palabras:

Aquellos que compartan mi fortuna, y cuya lealtad sea transparente como el cristal, quiero que sean llamados mongoles, y su poder superará a todo lo que vive.
De este modo Gengis Kan hermanó bajo el nombre de mongoles a distintos pueblos de la misma raza, pero que hasta entonces se habían considerado a sí mismos pueblos distintos, a menudo enfrentados en guerras. Ahora los mongoles tenían prohibido luchar unos contra otros y un mongol no podía ser esclavo de otro mongol. El ejército estaba dividido en decenas, grupos de diez hombres que debían actuar siempre juntos; cada diez decenas formaban una centena, mandada por un jefe, cada diez centenas eran dirigidas por un kan y los grupos de diez mil hombres eran llamados hordas, que estaban dirigidas por los lugartenientes del Gran Kan o emperador, llamados orkones. Las hordas no llevaban bagajes, sino que vivían del saqueo. Los mongoles eran resistentes, rápidos y, sobre todo, crueles. Se cuenta que Gengis Kan preguntó a uno de sus capitanes qué podía darle mayor placer. El capitán respondió: "Cazar con un halcón en la estepa, un día claro, montando un buen caballo que me lleve a todo galope.", pero el Kan le respondió: "No, el mayor placer para un guerrero es aplastar a los enemigos con los pies, quitarles sus caballos y riquezas, y oír los lamentos de sus mujeres desoladas." Poco antes Gengis Kan había iniciado una campaña contra el Imperio Xixia de los tangutios, al noroeste de China. En China resurgió la lucha entre el Imperio Jin y el Imperio Song.

En 1207 Kayjusraw I conquistó Antalya a Teodoro I de Nicea, con lo que el sultanato de Rum consiguió por primera vez una salida al mar (Mediterráneo). Por otra parte, Teodoro I se apoderó de Cícico y Nicomedia, y Enrique, el emperador latino de Constantinopla, tuvo que firmar una tregua. La atención de Enrique estaba entonces volcada en el norte, pues la crueldad con que el rey búlgaro Juan II Kalojan trataba a los griegos que había "liberado" dos años antes estaba haciendo que éstos se mostraran cada vez más partidarios de ser "liberados" otra vez, ahora por Enrique. En efecto, poco después Juan II fue asesinado frente a Tesalónica y Enrique obtuvo una victoria sobre los búlgaros. Éstos eran el apoyo esencial del déspota Miguel I de Épiro, el cual no tardó en rendir vasallaje a Enrique.

El heredero de Juan II era su sobrino Juan III Asen, hijo de Juan I Asen, pero un hijo de Pedro II Asen, llamado Boril, usurpó el trono y Juan III tuvo que refugiarse en Kíev.

Mientras tanto murió el marqués Bonifacio de Monferrato, rey de Tesalónica, el que había dirigido la cuarta cruzada contra Constantinopla. Fue sucedido por Demetrio de Monferrato.

También murió sin descendencia el conde Bertrán III de Forcalquier, por lo que el condado pasó a su hermano Guillermo VI.

La guerra entre Castilla y Navarra terminó con un tratado en el que Sancho VII de Navarra ratificaba el dominio castellano sobre las tierras de Álava i Guipúzcoa, que Alfonso VIII le había arrebatado.

Después de oír todas las alegaciones de Juan sin Tierra, el Papa Inocencio III se mantuvo en su decisión de nombrar arzobispo de Canterbury a Stephen Langton, que fue consagrado pese a la oposición del monarca. Esto supuso una ruptura definitiva entre el rey y el Papa. Por otra parte, el conde Raimundo VI de Tolosa seguía protegiendo a sus vasallos albigenses, así que Inocencio III decidió dar una vuelta más de tuerca y lo excomulgó. Al año siguiente, en 1208, decretó la suspensión de los oficios religiosos en toda Inglaterra, pero Juan no cedió y obligó a trabajar a algunos sacerdotes.

En Tolosa, el legado pontificio Pedro de Castelnau fue asesinado poco después de haber mantenido una acalorada discusión con el conde Raimundo VI, y no tardó en circular el rumor de que el propio conde había ordenado el asesinato. Inocencio III no dudó en dejar bien claro cuáles eran las consecuencias de oponerse al Papa: predicó una cruzada contra los albigenses. El rey Felipe Augusto de Francia rehusó dirigirla, pero animó a sus vasallos a participar. (El conde de Tolosa y sus vasallos eran los únicos nobles franceses que escapaban entonces al control efectivo del rey, por lo que toda acción contra ellos beneficiaba al Capeto.) Finalmente, la dirección de la cruzada fue encomendada a Simón de Montfort, un noble francés que había participado en la cuarta cruzada, si bien se había negado a aceptar las intrigas de los venecianos y se había dirigido a Palestina. Tras recibir el encargo, empezó a reclutar un numeroso ejército entre los nobles del norte de Francia. Como legado del Papa le asistió el cisterciense Arnau Amalric. La única voz discordante entre los católicos fue la de Domingo de Guzmán, que no quiso vincularse al uso de la violencia e insistió en la predicación pacífica entre los herejes.

Mientras tanto murió asesinado el duque Felipe de Suabia. El ducado pasó a su sobrino, el rey Federico I de Sicilia, que acababa de cumplir catorce años y se había casado con Constanza de Aragón (de diecinueve años), hermana del rey Pedro II y viuda de Emerico de Hungría. Sin embargo, no pudo optar al título Imperial, ya que, con la muerte de su rival, Otón IV logró finalmente el control del Imperio. No obstante, Otón IV quiso legitimar su autoridad siendo elegido por los príncipes electores y coronado por el Papa. Para lograr lo primero empezó sustituyendo (por razones obvias) al duque de Suabia por el margrave de Brandeburgo, con lo que la lista de los príncipes electores quedó como sigue: los arzobispos de Maguncia, Tréveris y Colonia, como senescal el conde palatino del Rin (entonces Enrique V, hermano de Otón IV), como mariscal el duque de Sajonia (entonces Bernardo III), como camarero el margrave de Brandeburgo (entonces Alberto II, hermano del duque de Sajonia) y como copero mayor el rey de Bohemia (entonces Otakar I). Después de este ajuste, los príncipes electores, reunidos en Frankfurt, eligieron emperador a Otón IV.

La condesa Beatriz II de Borgoña se casó con el duque de Meran, (un ducado que formaba parte del ducado de Baviera) el cual se convirtió así en el conde Otón II de Borgoña.

El rey Valdemar II de Dinamarca ayudó a Sverker II de Suecia contra las pretensiones al trono de Erik Knutsson, el hijo del rey anterior, Canuto Eriksson. Sin embargo, Erik les infligió una sangrienta derrota en Lena, que le permitió convertirse en el nuevo rey. Se casó con la hermana de Valdemar II y fue coronado por el arzobispo de Uppsala.

En China murió Zhangzong, el emperador Jin, y su sucesor, Wai-Wang firmó un acuerdo de paz con los Song. Las milicias populares cuya creación habían fomentado los Song para defenderse de los Jin dificultaban cada vez más esta clase de acuerdos. Wai-Wang envió una embajada a Gengis Kan. Le daba el título de "comandante contra los rebeldes", aludiendo a los pactos tradicionales entre China y los pueblos fronterizos, en virtud de los cuales los rebeldes se consideraban vasallos del emperador y protegían sus fronteras a cambio de beneficiarse de los productos de la civilización china. Pero el embajador también reclamó el pago de un tributo. La respuesta del Gran Kan fue la siguiente:

Nuestras tierras están ahora en orden y podemos visitar vuestro país. Decidle a vuestro emperador que no nos importa que nos considere como amigo o como enemigo. Si quiere ser nuestro amigo le dejaremos gobernar sus dominios bajo nuestra superior autoridad, pero si prefiere la guerra, pelearemos hasta que él o yo seamos destruidos.
Tras esta embajada, los mongoles empezaron a fabricar dardos y a reunir caballos. Antes de que acabara el año, unos trescientos mil jinetes cruzaron la gran muralla. La guerra fue larga, porque cada invierno las hordas mongoles se retiraban al desierto y en la primavera volvían a empezar.

El emperador de Nicea Teodoro I, para reforzar su imagen de legítimo emperador romano (pues había sido elegido como tal en Constantinopla, después del saqueo), celebró una ceremonia de coronación en Nicea. El sultán turco Kayjusraw I, inquieto por el creciente poder de Teodoro I, se alió con Enrique de Flandes, el emperador latino de Constantinopla. Enrique estaba sacando partido de la muerte del rey búlgaro Juan II Kalojan, y logró una victoria contra los búlgaros en Filipópolis. Al mismo tiempo estaba logrando que los numerosos señores feudales occidentales que habían ocupado rápidamente territorios en el Imperio Latino (el reino de Tesalónica, el principado de Morea, el ducado de Atenas, el ducado de Naxos, el señorío de Negroponto, etc.) acataran efectivamente la autoridad imperial. En el parlamento de Ravénica, en 1209, se reconoció al reino de Tesalónica como vasallo del Imperio, que extendió su dominio sobre el principado de Morea. Poco antes había muerto el príncipe Guillermo de Champaña y fue sucedido por Godofredo I de Villehardouin. Los venecianos accedieron a las rutas comerciales del mar Negro, en detrimento de sus rivales, los genoveses.

Francisco de Asís estaba trabajando en la iglesia de Santa María de los Ángeles, donde oyó un pasaje del evangelio de san Mateo que le hizo comprender verdaderamente su vocación de pobreza y apostolado:

Id y predicad que el Reino de los Cielos está cercano. Curad a los enfermos, resucitad a los muertos, limpiad a los leprosos y echad a los demonios; hacedlo de gracia, como de gracia lo habéis recibido. No llevéis oro ni plata, ni cobre, en los bolsillos; ni dos túnicas, ni zapatos, ni cayado, porque el trabajador merece su sustento...

Empezó a tener discípulos, como Bernardo de Quintavalle, Pedro de Catania y Gil de Asís. Recorrían los campos mendigando y trabajando para ganarse el sustento, vestidos con una tela de saco ceñida por una cuerda. Predicaban el amor a Dios, la humildad, la pobreza y la penitencia.

Ese año murió el conde Alfonso II de Provenza, que estaba casado con Garsenda, nieta y heredera del conde Guillermo VI de Forcalquier. El conde quiso apropiarse del condado, en detrimento de su bisnieto de once años, pero el rey Pedro II de Aragón, hermano de Alfonso II, hizo valer los derechos de su sobrino, que se convirtió en el nuevo conde Ramón Berenguer V de Provenza. Pedro II impuso como regente a su tío, el conde Sancho I de Cerdaña, al que Pedro II concedió también el condado de Rosellón. Por otra parte, el conde Armengol VIII de Urgel murió sin más descendencia que una niña recién nacida, y el condado pasó a engrosar las posesiones del rey aragonés. No obstante, Argmengol VIII tenía una hermana que se había casado con el vizconde Poncio III de Cabrera, y el hijo de ambos, el actual vizconde Guerau IV, reclamó su derecho sobre Urgel.

En Inglaterra Juan sin Tierra seguía desafiando la autoridad de Inocencio III, que lo excomulgó y liberó a sus vasallos de su deber de obedecerlo. Sin embargo, el rey logró canalizar el reciente nacionalimo inglés de la nobleza, que ya no se consideraba normanda y se alió con su soberano en contra de un Papa italiano y de un arzobispo afrancesado. Los éxitos militares de Juan, tanto en Irlanda como en Escocia, afianzaron este apoyo. El rey de Escocia, Guillermo el León, que se había enemistado con Juan, tuvo que aceptar humillantes concesiones a Inglaterra.

La interdicción papal tuvo un efecto sobre un grupo de profesores de la universidad de Oxford. La universidad dependía de la Iglesia y sus profesores eran cléricos, así que algunos consideraron su deber abandonar la universidad y se dispersaron por Inglaterra, aunque muchos terminaron reuniéndose en la ciudad de Cambridge, llamada así por su puente sobre el río Cam.

Finalmente, Inocencio III coronó emperador a Otón IV en Roma. Por otra parte, el rey Alfonso IX de León cedió a la presión del Papa y consintió en que su matrimonio con su prima Berenguela, hija de su tío, el rey Alfonso VIII de Castilla, fuera anulado, lo que reabrió las hostilidades entre ambos reinos. En Castilla se fundó el Estudio General de Palencia, la universidad más antigua de España.

La Cuarta Cruzada
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