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EL DECLIVE DE NAPOLEÓN SIGUIENTE

Europa y Norteamérica estaban sufriendo un proceso de industrialización que estaba alterando dramáticamente la estructura social. La llegada de productos baratos del extranjero volvió poco rentables las tareas agrícolas, por lo que muchos trabajadores emigraron a las ciudades en busca de trabajo, y se convirtieron en proletarios, es decir, en gentes sin tierras ni negocios que sólo podía subsistir ofreciendo su trabajo a cambio de un salario. La mano de obra era abundante, y las máquinas permitían desempeñar muchos trabajos sin necesidad de la más mínima cualificación, por lo que los empresarios podían permitirse pagar sueldos miserables a cambio de largas jornadas laborales, a veces de más de catorce horas. Entre los obreros se encontraban sin distinción hombres, mujeres y niños. Su bajo nivel cultural, su debilidad económica y la ausencia de protección legal privaba a los proletarios de prácticamente toda esperanza de mejorar su situación. Desde sus escasas posibilidades de análisis, muchos trabajadores achacaban sus desgracias a las máquinas. La idea de que una máquina pudiera realizar el trabajo de varios hombres hizo que muchos las vieran como una amenaza, pues los empresarios podrían prescindir de la mayor parte de sus trabajadores. Los primeros prototipos de vehículos de vapor habían sido ocasionalmente objeto de la ira de algunos trabajadores más por recelo y desconcierto que por otras razones, pero recientemente en Gran Bretaña había surgido un movimiento proletario que identificó en las máquinas su principal enemigo. Desde Nottingham, a lo largo de 1812 se extendió por Lancashire. Muchos empresarios empezaron a recibir cartas intimidatorias en las que se les daba un plazo para retirar sus máquinas o, de lo contrario, irían hombres a destruirlas, con autorización para matar a los propietarios si oponían resistencia. Muchas de ellas estaban firmadas por un imaginario Capitán Ludd, (a veces general, o incluso rey Ludd), por lo que el movimiento recibió el nombre de luddismo.

El 2 de enero de 1812, tras varias horas de combate, José María Calleja entró en Zitácuaro y la Suprema Junta Nacional Americana tuvo que trasladarse a Sultepec, aunque sus integrantes no tardaron en dispersarse por todo México y todos reclamaban la jefatura, con lo que en la práctica dejó de existir.

Las acciones del capitán José Gervasio Artigas no respetaban el tratado firmado entre Montevideo y Buenos Aires. El gobernador de Montevideo, Gaspar de Vigodet, envió un representante a Buenos Aires para quejarse y la respuesta del triunvirato fue darle dos horas para abandonar la ciudad. Por ello, el 6 de enero Vigodet dio por roto el acuerdo.

El 9 de enero Artigas firmó una alianza con la Junta del Paraguay contra el ejército portugués de Diogo de Sousa, que permanecía en la Banda Oriental.

Tras la retirada de Masséna, Wellington se apresuró a poner sitio a Ciudad Rodrigo. El asedio empezó el 8 de enero. La tarde del 19 de enero, cuando la artillería había abierto dos brechas en las murallas, Wellington ordenó el ataque, sus soldados se abrieron paso por las brechas y terminaron acorralando a los franceses en la plaza principal, donde se rindieron. Mientras tanto, Suchet entraba en Valencia.

El 20 de enero, tras varios días de enfrentamientos, los insurgentes mexicanos, bajo las órdenes del general Hermenegildo Galeana, fueron derrotados en Tecualoya, pero el 22 de enero José María Morelos logró derrotar al ejército realista que había vencido a Galeana y recuperó varias piezas de artillería que éste había perdido. El 31 de enero Morelos entró en la ciudad de Cuautla, donde fusilló a cincuenta soldados realistas.

Desde finales del año anterior, el territorio de Luisiana venía sufriendo una serie de terremotos de gran intensidad. El más potente se produjo el 7 de febrero, y destruyó la ciudad de New Madrid, junto al río Mississippi. El terremoto rompió el curso del río y formó unas cataratas, así como un lago que fue bautizado como Reelfoot Lake. Los temblores pudieron notarse incluso en puntos tan alejados como la ciudad de Nueva York.

El 11 de febrero se estrenó en Viena el quinto concierto para piano de Beethoven.

En Chile, Juan Martínez de Rozas se había hecho fuerte en Concepción y no reconocía la dictadura de José Miguel Carrera, pero, por mediación de Bernardo O'Higgins, el 12 de febrero se llegó a un acuerdo por el que Carrera reconocía a la Junta de Gobierno de Concepción.

El 18 de febrero Félix María Calleja lanzó un primer ataque contra Cuautla, que resultó frustrado por las fortificaciones levantadas por los insurgentes. El 19 de febrero realizó un segundo intento y, ante la imposibilidad de entrar en la ciudad, la puso bajo asedio.

Napoleón seguía preparando una campaña contra Rusia y el 23 de febrero firmó una alianza con el rey Federico Guillermo III de Prusia.

Ese mismo día los insurgentes mexicanos bajo las órdenes de Mariano Matamoros obtuvieron una victoria frente a los realistas en Izúcar.

El parlamento británico estaba discutiendo una ley para convertir la destrucción de maquinaria industrial en un delito capital. Entre los pocos que mostraron simpatías por el luddismo se encontraba un joven barón de veinticuatro años llamado George Gordon Byron, más conocido como lord Byron, que pronunció un famoso discurso contra el proyecto de ley en la Cámara de los Lores. Sin embargo la ley fue aprobada y 12.000 soldados fueron destinados a las zonas donde los ludditas actuaban.

Lord Byron había publicado ese año los dos primeros cantos de Las peregrinaciones de Childe Harold, un poema, en gran parte autobiográfico, que describe los viajes y reflexiones de un joven hastiado del mundo. Aunque Byron pensaba que no iba a tener éxito, tuvo una gran acogida y su autor se hizo famoso.

En el Río de la Plata, el 27 de febrero el triunvirato destituyó a Pueyrredón y puso a Manuel Belgrano al frente del ejército del Norte, que instaló su cuartel general en San Salvador de Jujuy. El 4 de marzo la flota de Montevideo bombardeó por tercera vez Buenos Aires, también sin previo aviso, como había sucedido la primera vez, aunque los daños causados fueron mínimos. El 9 de marzo llegó a Buenos Aires José de San Martín, procedente de Londres. El triunvirato le reconoció el grado de teniente coronel que había alcanzado en el ejército español y le encargaron de instruir al ejército en las técnicas militares que había aprendido en España.

El 14 de marzo Napoleón firmó una alianza con Austria que le aseguraba su apoyo en una eventual guerra contra Rusia.

El 16 de marzo Wellintgon inició el asedio a Badajoz. La guarnición francesa en la ciudad contaba con unos 5.000 hombres, mientras que Wellington contaba con 25.000 soldados británicos y portugueses. Lluvias torrenciales dificultaron la construcción de trincheras.

El 19 de marzo las cortes de Cádiz aprobaron la Constitución Española de 1812, conocida popularmente como La Pepa, porque ese día era la festividad de San José. La constitución establecía una monarquía paralamentaria con división de poderes y sufragio universal indirecto. Establecía una larga lista de derechos y libertades individuales, entre los que no figuraba la libertad de religión, pues sólo permitía la religión católica.

España envió a Venezuela un pequeño contingente bajo el mando del capitán de fragata Domingo de Monteverde, que el 22 de marzo obtuvo una victoria sobre los independentistas gracias a que la caballería de éstos se pasó al bando realista y atacó a la infantería venezolana.

El 25 de marzo los realistas derrotaron a los independentistas venezolanos en la batalla naval de Sorondo, sobre el río Orinoco. El 26 de marzo era jueves santo, y el Señor tuvo a bien enviar ese día a sus devotos fieles caraqueños un terremoto. Como todo el mundo estaba en las iglesias, muchos murieron sepultados bajo las piedras. Monteverde aprovechó el caos provocado por el terremoto para realizar notables progresos para la causa realista.

El 5 de abril los realistas cercaron a un contingente de insurgentes mexicanos en Huajuapan. Los asediados carecían de artillería, pero fundieron campanas para hacer con ellas cañones.

Después de haber sometido la ciudad a un intenso bombardeo, el 6 de abril Wellington se dispuso a atacar Badajoz. Consiguió ocuparla con grandes pérdidas, pues el número de muertos y heridos ascendió a los cinco millares de hombres. Tras hacerse con el control de la ciudad, los soldados de Wellington la sometieron a un brutal saqueo que duró tres días. Hubo asesinatos, violaciones, e incluso algunos oficiales británicos fueron asesinados cuando trataban de imponer el orden entre sus tropas.

Las tensiones entre Francia y Rusia llegaron a un punto de ruptura cuando Rusia exigió a Francia que evacuara Prusia.

En Buenos Aires, Juan José Paso y Feliciano Chiclana, miembros del triunvirato que gobernaba las Provincias Unidas del Río de la Plata, habían mantenido serias disputas entre ellos, y ambos acabaron presentando su dimisión, pero sólo la de Paso fue aceptada, que fue sustituido por Juan Martín de Pueyrredón, que acababa de llegar a Buenos Aires.

El 20 de abril murió George Clinton, el vicepresidente de los Estados Unidos.

En vista de los cada vez más alarmantes éxitos realistas, el 25 de abril el Congreso de Caracas decidió sustituir a su presidente, Cristóbal Mendoza, por Francisco de Miranda, con más experiencia militar, al que se le otorgaron poderes dictatoriales.

El 30 de abril el territorio de Orleans se convirtió en el Estado de Luisiana, el decimoctavo de los Estados Unidos de América. El territorio situado más al norte, que hasta entonces se había llamado Distrito de Luisiana, se convirtió en el Territorio de Misuri.

El 2 de mayo Morelos logró salir de Cuautla con sus hombres eludiendo el cerco establecido por Calleja. Éste entró en la ciudad indefensa y sus hombres hicieron una matanza entre sus habitantes, por haber acogido a los insurgentes.

El 11 de mayo, cuando el primer ministro británico Spencer Perceval estaba entrando en la Cámara de los Comunes, un hombre se le acercó y le disparó en el pecho con una pistola. El asesino, que no hizo ningún intento de escapar, se llamaba John Bellingham, y era un comerciante que había sido encarcelado injustamente en Rusia y que había realizado varias peticiones al gobierno para cobrar una indemnización, pero todas habían sido rechazadas.

El 22 de mayo se firmó el tratado de Bucarest que ponía fin a la guerra ruso-turca. Rusia se anexionó Besarabia y el Imperio Otomano renunció a sus aspiraciones sobre Georgia.

Con el fin de levantar el ánimo de sus tropas, Manuel Belgrano el 25 de mayo les presentó una bandera de su creación formada por dos franjas de color azul celeste separadas por una banda blanca. El 26 de mayo el gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata firmó con Portugal el tratado de Rademaker-Herrera, llamado así por los representantes de ambos estados (el británico Juan Rademaker de parte de Portugal y el rioplatense Nicolás Herrera), en virtud del cual Portugal aceptaba retirar su ejército de la Banda Oriental. El tratado se firmó por la presión de los británicos, que eran aliados de los españoles y sabían que España no veía con buenos ojos la invasión portuguesa, aunque su finalidad fuera teóricamente combatir a los independentistas. El tratado se negoció y firmó en Buenos Aires, pero Diogo de Sousa se negó a cumplirlo. Cuando fue comunicado a Río de Janeiro, el gobierno portugués consideró que Rademaker se había extralimitado en sus concesiones y tampoco lo aceptó.

El 28 de mayo José María Morelos derrotó a los realistas en Escamela.

El asesinato de Perceval tuvo lugar en el peor momento posible, pues por esas fechas estaban ultimándose las negociaciones entre Gran Bretaña y los Estados Unidos para poner fin a las restricciones comerciales que Gran Bretaña mantenía hasta el momento. El presidente Madison consideró que ya no podía contener la presión de quienes consideraban que debía declararse la guerra a Gran Bretaña, así que el 1 de junio lo sometió a deliberación en el Congreso. El debate fue acalorado, pues los Estados de Nueva Inglaterra eran probritánicos y estaban en contra, mientras que los del sur y los del oeste eran profranceses y estaban a favor. Al final la guerra fue declarada por 79 votos a favor y 49 en contra en la Cámara de Representantes y por 19 a 13 en el Senado.

Mientras tanto en Gran Bretaña el príncipe regente estaba tratando de formar un nuevo gobierno con una alianza de whigs y tories, pero los whigs y los tories no estaban por la labor de aliarse, así que, finalmente, el 8 de junio conservó el gabinete de Perceval y puso a su frente a Robert Jenkinson, lord Liverpool.

El 13 de junio Wellington salió de Ciudad Rodrigo hacia Salamanca, donde estaba atrincherado el mariscal Marmont. A sus soldados y a los portugueses había añadido contingentes españoles, con lo que en total contaba con unos 50.000 hombres. Marmont decidió salir de Salamanca con el grueso de su ejército para recibir 10.000 hombres de refuerzo que estaban en camino desde Asturias.

El 16 de junio el nuevo gobierno británico levantó todas las restricciones al comercio con los Estados Unidos.

El 17 de junio Wellington llegó a Salamanca y empezó a preparar el asedio. Cuando Marmont vio que Wellington no le seguía volvió sobre sus pasos, y Wellington tuvo que destinar parte de sus tropas a mantenerlo a raya. Durante cuatro días mantuvieron pequeñas escaramuzas.

El 18 de junio, el presidente Madison firmó la declaración de guerra contra Gran Bretaña sin saber que el casus belli había desaparecido. Cuando las noticias cruzaron el océano Atlántico en ambos sentidos, ambos países se enteraron de que estaban en guerra por un asunto que ya había sido resuelto. Pero los belicistas estadounidenses no iban a dejar que semejante minucia les arruinara varios meses de campaña, así que lograron que los Estados Unidos exigieran más condiciones a Gran Bretaña, ésta se negó y la guerra estalló de todos modos.

El Papa Pío VII seguía prisionero de Napoleón, aunque todos los intentos de éste por arrancarle cualquier clase de concesión habían resultado inútiles. El emperador decidió trasladarlo secretamente de Savona a Fontainebleau para ocuparse personalmente del asunto. El 20 de junio llegó a su nuevo lugar de cautiverio. Estaba muy enfermo. Por el camino había llegado a recibir la extrema unción. Napoleón se sintió desconcertado cuando el Papa lo llamó "mi querido hijo", y añadió: "un hijo un poco cabezota, pero un hijo igualmente".

Ese mismo día el duque Francisco IV de Módena se casó con su sobrina María Beatriz Victoria de Saboya, hija del rey Víctor Manuel I de Cerdeña y de su hermana María Teresa.

El 21 de junio Wellington pudo ocupar Salamanca, y Marmont se retiró a toda prisa porque ahora Wellington podía emplear todos sus efectivos contra él.

El 22 de junio Napoleón declaró la guerra a Rusia. Tras ofrecer una última propuesta de paz a San Petersburgo, de la que no recibió respuesta, el 24 de junio cruzó el río Niemen, que marcaba la frontera con la Polonia rusa, al frente de su Grande Armée, convertida en el mayor ejército jamás visto en Europa, con casi 700.000 hombres. El general Mijail Barclay de Tolly defendía la ruta hacia San Petersburgo con 130.000 hombres, mientras que Bragation defendía la ruta hacia Moscú con 62.000.

El 30 de junio los realistas presos en Puerto Cabello, en Velezuela, se rebelaron y lograron controlar la ciudad y apresar a los independentistas que había en ella, entre ellos Simón Bolívar.

El 4 de julio José María Morelos derrotó a los realistas en Zitlala.

Ese mismo día el territorio de Luisiana que no formaba parte del nuevo Estado de Luisiana fue redenominado Territtorio de Misuri, para evitar confusiones. El Misuri es un afluente del Mississippi.

El 7 de julio, cuando se vio que Napoleón se dirigía hacia Moscú, Bragation recibió la orden de marchar a lo largo de la orilla izquierda del Dniéper para evitar que los franceses lo cruzaran o, al menos, para retenerlos en Smoliensk hasta que Barclay de Tolly pudiera reunirse con él.

Mientras tanto, en España, Marmont, que se había replegado detrás del Duero, recibió los refuerzos que esperaba, y decidió tomar la iniciativa contra Wellington.

El 12 de julio una pequeña flota británica destruyó en Lyngor el último resto de la flota danesa, la fragata Najaden, que se hundió dejando 133 muertos y 82 heridos.

El 14 de julio el zar Alejandro I apareción en público en Moscú para arengar a sus súbditos.

El 16 de julio Marmont hizo un simulacro de cruzar el Duero. Wellington dispuso a sus hombres para la batalla, pero el grueso de las tropas de Marmont cruzó por otro punto y pilló desprevenidos a los aliados. Sin embargo, Wellington dirigió bien a sus disciplinados soldados y maniobró tratando de evitar el flanqueo. Durante tres días, ambos ejércitos maniobraron tratando de atacarse por los flancos.

Los estadounidenses planearon una triple invasión de Canadá: desde el lago Champlain hacia Montreal y Quebec, desde el Niágara hacia el oeste y desde Detroit hacia el este. Sin embargo, la ofensiva desde Champlain nunca se llevó a cabo, pues requería soldados de Nueva Inglaterra y Nueva Inglaterra se oponía a "la guerra de Mr. Madison", como era llamada. La invasión desde Detroit fue asignada al general William Hull, que el 15 de julio empezó con los preparativos. Sin embargo, fueron los británicos los que llevaron la iniciativa. El 17 de julio tomaron Fort Mackinac, en la isla Mackinac, en el lago Michigan. Los indios de la zona se aliaron con los británicos. Tecumseh recibió el grado de general de brigada.

El 20 de julio los ejércitos de Wellington y Marmont marchaban prácticamente en paralelo llegando a estar a 500 metros, sin que nadie se decidiera a atacar. Tras un nuevo día de maniobras, el 22 de julio Wellington tenía a sus hombres dispuestos junto a Los Arapiles de forma que podía tanto entablar batalla como retirarse ordenadamente según hiciera el enemigo. Allí se libró finalmente la batalla decisiva entre ambos ejércitos, en la que Wellington se reveló como un gran estratega. Al anochecer, los franceses huyeron con muchas bajas y al día siguiente Wellington entró triunfal en Salamanca.

El 23 de julio José María Morelos llegó a Huajuapan y puso en fuga a los realistas que la asediaban, quienes abandonaron toda su artillería y muchos caballos.

Mientras tanto una división de la Grande Armée, con 26.000 hombres bajo el mando del mariscal Louis Nicolas Davout, llegó a Moguilev, por donde los franceses pensaban cruzar el Dniéper. Poco después llegó Bragation y trató de impedir el cruce, pero tuvo que retirarse derrotado.

Domingo de Monteverde avanzaba imparable hacia Caracas y Miranda se vio obligado a negociar la rendición de los independentistas, que se firmó en San Mateo el 25 de julio. Los independentistas accedías a deponer las armas a cambio de inmunidad para sus personas y sus bienes.

Ese mismo día, otro contingente del ejército francés, con 28.000 hombres bajo el mando de Murat, fue retenido en Ostrovno por un ejército ruso algo menor, pero que ofreció resistencia hasta el día siguiente, el 26 de julio, lo que dio cierta ventaja a Barclay de Tolly en su camino hacia las posiciones de Bragation. Doce escuadrones de caballería francesa dirigidos por Nicolas Oudinot marchaban hacia San Petersburgo, pero el 28 de julio fueron sorprendidos por ocho escuadrones de húsares y cosacos y tuvieron que retirarse hasta Klyastitsy.

Ante la noticia de que un ejército peruano de 3.000 soldados bajo el mando del general Pío Tristán avanzaba hacia Jujuy, el 29 de julio Manuel Belgrano, siguiendo órdenes de Buenos Aires, instó a la población a evacuara la ciudad en dirección a Córdoba sin dejar nada que pudiera serle útil al enemigo. Las cosechas y las casas debían ser quemadas. Teniendo en cuenta que amenazó con fusilar a quien no cumpliera la orden, nadie opuso resistencia y el éxodo jujeño empezó paulatinamente.

Por esas fechas, José de San Martín fundaba en Buenos Aires una logia masónica a la que llamó Logia Lautaro, en honor del cacique araucano que en el siglo XVI dirigió la resistencia a los españoles. Al parecer, una logia con el mismo nombre se había fundado en Cádiz el año anterior. La Logia Lautaro se asoció al poco tiempo con la Sociedad Patriótica de los morenistas, con lo que se volvió opuesta al gobierno del triunvirato.

En Klyastitsy, el 30 de julio Oudinot tuvo que hacer frente a un ataque ruso dirigido por el general Peter Wittgenstein. Derrotado, Oudinot tuvo que retirarse a Polotsk, con lo que el ataque a San Petersburgo resultó frustrado.

Ese mismo día Francisco de Miranda esperaba en el puerto de La Guaira para embarcar rumbo a Gran Bretaña, pero fue apresado por un grupo de oficiales (entre los que se encontraba Simón Bolívar) que consideraban una traición su capitulación ante los españoles. Lo acusaron de malversar caudales públicos y lo entregaron a las autoridades españolas, que lo encarcelaron en Puerto Cabello. Bolívar, "como recompensa al servicio prestado al rey de España con la entrega de Miranda", recibió un salvoconducto para exiliarse en el extranjero.

Mientras tanto, Wellington entraba en Valladolid.

Cuando el general Hull se enteró de que la isla Mackinac había caído en manos británicas y que habían recibido el apoyo de las tribus indias, abortó la recién iniciada invasión de Canadá y el 3 de agosto estaba de nuevo en territorio estadounidense.

El 5 de agosto, Tecumseh, al frente de dos docenas de guerreros indios, atacó a unos doscientos milicianos estadounidenses cerca de Brownstown, quienes, presos del pánico, fueron puestos en fuga. Hubo 18 muertos, 12 heridos y 70 desaparecidos. El 9 de agosto 75 soldados británicos, 60 milicianos canadienses y 70 indios bajo el mando de Tecumseh atacaron a unos 600 soldados estadounidenses (la mitad de ellos milicianos) en Maguaga. El combate fue una sucesión de despropósitos: los británicos confundieron a sus aliados indios con enemigos y un toque de corneta fue erróneamente interpretado como una orden de retirada. Los estadounidenses no sólo no aprovecharon la confusión británica, sino que se acobardaron y permanecieron escondidos incluso después de que los británicos hubieran huido.

El 12 de agosto Wellington entraba en Madrid, mientras el rey José I huía hacia Valencia.

Mientras tanto, Napoleón trataba inútilmente de trabar combate contra los rusos. Barclay de Tolly sabía que no podría derrotar a los franceses en una batalla en regla, así que trataba de encontrar una posición en la que atrincherarse. Sin embargo, la rapidez del avance francés hacía que, cada vez que Napoleón le daba alcance sin estar debidamente preparado para resistir su ataque, se retiraba destruyendo cuanto pudiera ser útil a los franceses para aprovisionarse. Esto se ha interpretado a menudo como una política de "tierra quemada", pero en realidad fue más bien una huida forzada. El 14 de agosto Napoleón cruzó el Dniéper por Rassna a través de puentes construidos durante la noche. El 15 de agosto derrotó a una división rusa que se retiró a Smoliensk, donde se encontraba Barclay con el grueso de su ejército.

Ese mismo día un grupo de guerreros indios atacó a una columna de civiles que acababa de evacuar Fort Dearborn escoltada por unos 70 soldados. El resultado fue una carnicería. Mataron a más de medio centenar de personas y a muchos otros los capturaron para venderlos como esclavos a los británicos. Éstos los compraron para ponerlos inmediatamente en libertad. Poco después los británicos tomaron Fort Dearborn. Mientras tanto, el general sir Isaac Brock se presentó ante Detroit y exigió a Hull su rendición. Para intimidarlo, vistió a sus milicianos con uniformes británicos e insinuó que en caso de un ataque no podría evitar que sus aliados indios cometieran toda clase de atrocidades. Los británicos empezaron a bombardear la Detroit y, oyendo los gritos de guerra de los indios, contra la opinión de sus subordinados, Hull, que temía una matanza y tenía a su hija y a su nieto en la ciudad, izó la bandera blanca. Los milicianos estadounidenses fueron liberados, mientras que los soldados regulares fueron llevados prisioneros a Quebec. El general Hull fue llevado ante un consejo de guerra por la rendición de Detroit, y fue condenado a la pena de muerte, pero fue indultado por el presidente Madison.

El 16 de agosto Napoleón lanzó un primer ataque sobre los suburbios de Smoliensk, pero los rusos no respondieron. El 17 de agosto, viendo que los rusos no están dispuestos a salir, ordenó instalar artillería en una colina cercana. Al caer la noche, la ciudad estaba en llamas y los rusos se vieron obligados a abandonarla con muchas bajas. Ese mismo día Wittgenstein atacó a Oudinot en Polotsk. El combate fue indeciso, pero los franceses conservaron su posición.

Napoleón perseguía con furia al ejército de Barclay que se aproximaba cada vez más a Moscú. El 18 de agosto la vanguardia se su ejército se enfrentó a la retaguardia del de Barclay. El combate se produjo en un terreno pantanoso cerca de Valutino, y ambas partes terminaron con varios miles de bajas. Teóricamente fue una victoria francesa, pues los rusos acabaron huyendo, pero la ventaja que proporcionó fue nula. Barclay continuó con su huida hacia Moscú.

El 19 de agosto un barco de guerra estadounidense, el Constitution, bajo el mando de Isaac Hull (hermano del incompetente deneral William Hull), se encontró con el Guerriere, el barco británico que el año anterior había intentado capturar sin éxito el Presidente. Tras dos horas y media de disparos de cañón, el Guerriere quedó acribillado e inservible.

El 23 de agosto toda la población civil había abandonado Jujuy, y Belgrano, imitando sin saberlo al general Barclay, salió de la ciudad con su ejército.

El 27 de agosto Simón Bolívar dejó Venezuela con rumbo a la isla de Curaçao, muy cerca de la costa venezolana, pero bajo dominio británico.

El ejército peruano de Tristán había llegado a Jujuy y el 1 de septiembre entraba en Salta. El 3 de septiembre la vanguardia de Tristán alcanzó a la retaguardia de Belgrano junto al río de las Piedras y se libró un combate en el que los peruanos fueron puestos en fuga con numerosas bajas. Tras esta escaramuza, Belgrano juzgó que, en lugar de dirigirse hacia Córdoba según las órdenes recibidas, sería mejor refugiarse en Tucumán.

El 3 de septiembre, una partida de indios atacó el pueblo de Pigeon Roost, en el territorio de Indiana, donde mataron veinticuatro colonos, incluidos quince niños. Otros dos niños fueron secuestrados. El suceso fue conocido como la masacre de Pigeon Roost.

Poco antes de la batalla de Tippecanoe el general Harrison había construido un fuerte en el territorio de Indiana que fue bautizado en su honor como Fort Harrison, y él fue de donde partió el ejército que libró dicha batalla. Actualmente estaba bajo el mando del capitán Zachary Taylor. El 4 de septiembre aparecieron unos 600 indios de diversas tribus, y Taylor sólo contaba con medio centenar de hombres, la mayoría de los cuales estaban enfermos. Los indios pidieron hablar con Taylor al día siguiente.

Lo mismo sucedió en Fort Wayne, donde se presentaron unos quinientos guerreros potawatomi y miami, dirigidos por los jefes Winamac y Cinco Medallas. Los indios pidieron una entrevista al capitán James Rhea y éste los invitó a tomar algo de vino y quedó con ellos para almorzar al día siguiente.

Por la noche, un indio incendió una garita de vigilancia de Fort Harrison. Cuando los centinelas dispararon contra él, sus compañeros atacaron. El fuego se propagó, pero, al menos, sirvió para iluminar a los atacantes, que pudieron ser repelidos con los rifles de los pocos hombres disponibles. El 5 de septiembre se repararon rápidamente las brechas abiertas por el incendio. Los indios se apoderaron del ganado del fuerte, y los estadounidenses se dispusieron a sufrir un asedio sin apenas alimentos.

En Fort Wayne, Winamac interpretó la falsa amistad que Rhea les había mostrado el día anterior como cobardía y lanzó un ataque. Rhea estaba borracho, así que el mando lo asumió Benjamin Stickney, que estaba de baja recuperándose de una enfermedad. Por la noche, Winamac fue llamado a parlamentar y entró en el fuerte desarmado junto con trece de sus hombres. Sin embargo, en un momento dado sacó un cuchillo que llevaba escondido y un comerciante de pieles llamado Antoine Bondie saltó sobre él salvando la vida de Stickney. Los indios fueron expulsados del fuerte y poco después se reanudó el combate.

El zar Alejandro I se cansó de las continuas huidas de Barclay y decidió entregar el mando al príncipe Mijail Kutuzov, que el 7 de septiembre se enfrentó a los franceses cerca de Borodino, a 125 kilometros de Moscú. El propio zar participó en la batalla. Los franceses contaban con 130.000 hombres, mientras que los rusos eran 121.000. Napoleón olvidó sus tácticas habituales y optó por un ataque frontal, deseoso de destruir el grueso del ejército ruso. El combate se convirtió en una carnicería que duró hasta que cayó la noche y los rusos se retiraron hasta Moscú. Los franceses tuvieron unas 30.000 bajas, entre muertos, heridos y prisioneros, mientras que los rusos contaron unas 45.000.

El general Harrison había recibido el encargo de socorrer a Fort Harrison y Fort Wayne. Envió un destacamento de 1.000 hombres al primero y él mismo marchó hacia el segundo. Llegaron el 12 de septiembre y, en ambos casos, los indios se marcharon sin ofrecer resistencia. Harrison ordenó el arresto del capitán Rhea. Posteriormente se convocó una comisión de investigación, pero se permitió a Rhea presentar su renuncia por respeto a sus años de servicio. El hecho de que los ataques indios a los fuertes se hubiesen visto frustrados hizo que muchos guerreros indios perdieran la confianza en sus jefes y fueran a unirse a las filas de Tecumseh. Durante los meses siguientes Harrison envió diversas partidas para vengar los ataques y matanzas indias. En la mayoría de ellas, los soldados estadounidenses arrasaron numerosos poblados indios, a menudo evacuados antes de que llegaran, aunque en otras fueron víctimas de emboscadas y tuvieron que salir huyendo.

Leonardo Bravo, uno de los lugartenientes del insurgente mexicano José María Morelos, había sido capturado junto con algunos de sus hombres y llevado a la Ciudad de México, donde había sido condenado a muerte. Morelos propuso al virrey Venegas cambiarlo por los españoles capturados en Cuautla, pero el 13 de septiembre Bravo y sus seguidores fueron ejecutados. Al conocer la noticia, Morelos propuso al hijo de Bravo que matara a los rehenes españoles, pero éste optó por dejarlos en libertad.

El gobierno portugués de Río de Janeiro aceptó el tratado de Rademaker-Herrera, más que nada porque el embajador británico había informado unos días antes de que tenía autorización británica para tomar las medidas que considerara oportunas para que se cumpliera. Poco después Diogo de Sousa sacó sus soldados de la Banda Oriental. No obstante, algunos territorios fronterizos que hasta la invasión habían sido españoles quedaron desde entonces bajo soberanía portuguesa.

Belgrano llegó a Tucumán con los jujeños, donde encontró una población dispuesta a ayudarlo con hombres, dinero y provisiones. El ejército de Tristán avanzaba más despacio, pues sólo encontraba tierra arrasada a su paso.

El 14 de septiembre Napoleón entraba en Moscú, pero, para su sorpresa, el zar no estaba allí para recibirlo. De los 270.000 habitantes que hasta hacía unas semanas tenía la ciudad, sólo quedaban soldados heridos, comerciantes extranjeros, siervos, los que no habían podido seguir al ejército de Kutuzov. El gobernador de Moscú, el conde Fédor Vasilievich Rostpochín, había excarcelado a todos los presos y les había dado órdenes de prender fuego a la ciudad en medio millar de lugares. En efecto, poco después de su entrada, las casas de madera empezaron a arder.

El 15 de septiembre otra partida con suministros marchaba hacia Fort Harrison sin saber lo que le había ocurrido a la anterior, y nuevamente fue víctima de una emboscada de los indios potawatomi. Luego los potawatomi abandonaron la zona y el 16 de septiembre atacaron la casa de un colono llamado Hudson, que estaba ausente, pero mataron a su esposa y a sus cuatro hijos en lo que se conoció como la masacre de Prairie Lamotte.

Los franceses no pudieron apagar los múltiples incendios de Moscú, que duraron hasta el día 18 de septiembre, tras haber arrasado las nueve décimas partes de la ciudad. Se dice que Napoleón, al verla arder, dijo:

Esto es demasiado, es una guerra de exterminación, es una táctica horrible, sin precedente en la historia de la civilización ¡Quemar las ciudades propias! El demonio inspira a estas gentes. Son bárbaros. ¡Qué resolución feroz, qué audacia!

Ese mismo día Wellington puso bajo asedio la ciudad de Burgos, donde los franceses se habían atrincherado.

El 23 de septiembre llegó Tristán a Tucumán y vio que el ejército de Belgrano lo esperaba para presentarle batalla. El enfrentamiento tuvo lugar entre los días 24 y 25 de septiembre y, a pesar de que todo sucedió de forma bastante desorganizada y gracias a la ayuda de una bandada de langostas que aumentó el caos ya de por sí reinante, los peruanos tuvieron que huir hacia Salta dejando numerosas bajas, armas, municiones y víveres. Belgrano envió un destacamento en persecución del enemigo, que le dio alzance el 30 de septiembre junto al río de las Piedras, donde los peruanos fueron derrotados nuevamente.

El 3 de octubre el vizconde de Wellington fue nombrado marqués de Wellington como reconocimiento a su victoria en Los Arapiles.

La victoria de Beltrano en Tucumán se había producido a pesar de la insistencia del triunvirato para que no presentara batalla, y esto hizo declinar la popularidad de los triúnviros. El 8 de octubre José de San Martín y Francisco Ortiz de Ocampo, con la ayuda de la Logia Lautaro y de la Sociedad Patriótica, reunieron sus tropas en la plaza principal y forzaron la celebración de elecciones para elegir un nuevo triunvirato y una asamblea constituyente. Los nuevos triúnviros fueron Juan José Paso, Nicolás Rodríguez Peña y Antonio Álvarez Jonte, y gobernaron dominados por la Logia Lautaro.

Juan José Castelli había regresado a Buenos Aires, donde se le había abierto un juicio por su actuación en el Alto Perú, aunque no estaba claro cuáles eran las acusaciones contra él. Un cáncer de lengua le dificultó su defensa, hasta que murió el 12 de octubre con el juicio aún abierto.

El dictador chileno José Miguel Carrera había enviado agentes a Concepción que desestabilizaron el gobierno de Juan Martínez de Rozas. Una revuelta popular había disuelto la Junta de Concepción y había arrestado a sus miembros. Rozas fue llevado hasta Santiago de Chile y Carrera lo exilió a Mendoza. Allí fue acogido con honores públicos. Esta política de Carrera hizo ganar partidarios a los realistas de Concepción. En Valdivia, el ejército se puso a las órdenes del virrey del Perú.

El 13 de octubre los estadounidenses cruzaron el Niágara para invadir Canadá. El Niágara fluye de sur a norte comunicando el lago Erie con el lago Ontario, la orilla oriental corresponde al Estado de Nueva York, mientras que la occidental es canadiense. El ejército estadounidense estaba formado por unos 6.000 hombres bajo el mando del general Stephen van Ressenlaer. Los británicos habían detectado los preparativos de la invasión y el general Brock estaba dispuesto a hacerle frente. El combate se libró en Queenston Heights, y los británicos obtuviron una rotunda victoria. Los estadounidenses contaron 100 muertos, 300 heridos y casi un millar de prisioneros. Van Ressenlaer presentó su dimisión tras la batalla. No obstante, Brock murió durante el combate, y esto fue un duro revés para los británicos, pues perdieron su general más competente en la zona.

El 18 de octubre el barco estadounidense Wasp capturó al británico Frolic frente a las costas de Virginia.

Desde Moscú, Napoleón había enviado a Murat al frente de 20.000 hombres para informarse de los movimientos del ejército ruso, pero Kutuzov cayó sobre él cerca de Tarutino con 100.000 hombres y lo obligó a retirarse, aunque no con excesivas pérdidas. Ese mismo día Wittgenstein atacó de nuevo Polotsk con 43.000 hombres y al tercer día de continuos ataques, el 20 de octubre, tomó la ciudad.

Ese mismo día un ejército rioplatense bajo el mando de José Rondeau puso sitio por segunda vez a Montevideo. Artigas entró nuevamente en la Banda Oriental, pero no participó en el asedio.

Tras infructuosos intentos de entrar en la ciudad, el 22 de octubre el ejército británico abandonó el asedio de Burgos, casi al mismo tiempo que llegaban a la ciudad refuerzos franceses.

Claude François de Malet, que ya había intentado derrocar a Napoleón durante su estancia en España, había sido excarcelado y permanecía en arresto domiciliario, y en su retiro había estado planeando un golpe de estado que puso en práctica esa misma noche. Tras escapar de su residencia en París, anunció la muerte del Emperador aportando documentos falsos. Vestido con uniforme de general se presentó en la prisión de La Force y, con órdenes falsas, logró liberar a dos generales a quienes anunció la muerte del emperador. En la madrugada del 23 de octubre se presentaron en la gendarmería, anunciaron la muerte de Napoleón y presentaron varios documentos con órdenes de arrestos para el ministro de la policía y el prefecto de policía entre otros. La noticia de la muerte del emperador se había difundido ya por todo París. Malet se dirigió al cuargel general de la plaza Vendôme, donde recibió todas las facilidades para tomar el mando. Sin embargo, un oficial de la policía militar lo reconoció, se lanzó sobre él, lo desarmó y lo hizo arrestar. Pronto se descubrió el engaño y de este modo se frustró el golpe de estado.

Mientras tanto, Napoleón salía de Moscú. Falto de aprovisionamiento, decidió ir a Kaluga, una ciudad en una región próspera donde esperaba obtener todo lo necesario para continuar la campaña. Envió a Eugène de Beauharnais con una vanguardia de 15.000 hombres  para despejar el camino. Éste se dispuso a tomar la ciudad de Maloyaroslávets, para disponer de un puente sobre el río Lusha. Allí fue atacado el 24 de octubre por un ejército ruso de 20.000 hombres, que fue rechazado, aunque ambas partes tuvieron numerosas pérdidas, los franceses 5.000 y los rusos 6.000.

El 25 de octubre el barco estadounidense United States, bajo el mando del capitán Stephen Decatur, avistó frente a las costas de Madeira el barco británico Macedonian, lo capturó y lo llevó a Connecticut.

El 27 de octubre el dictador chileno José Miguel Carrera promulgó un Reglamento Constitucional Provisorio, elaborado con la colaboración del cónsul estadounidense, que establecía una Junta Superior Gubernativa de tres miembros y un Senado de siete miembros con poder legislativo. Teóricamente, el texto reconocía la soberanía del rey Fernando VII, pero su artículo quinto afirmaba que Ningún decreto, providencia u orden que emane de cualquier autoridad o tribunales de fuera del territorio de Chile tendrá efecto alguno; y los que intentaren darles valor, serán castigados como reos del Estado. Lo cual establecía en la práctica la independencia de Chile.

El 28 de octubre José María Morelos ocupó la ciudad de Orizaba tras expulsar a la pequeña guarnición realista que la defendía.

El 29 de octubre Malet y otros catorce colaboradores fueron sometidos a un consejo de guerra y ejecutados ese mismo día.

El ejército francés que había abandonado Smoliensk trató de recuperar su posición bajo el mando del general Victor y el 31 de octubre se enfrentó nuevamente a Wittgenstein, esta vez junto a Czasniki, y nuevamente fue derrotado.

Mientras tanto Rusia seguía en guerra contra Persia, pero eso no le suponía un gran inconveniente. Ese mismo día, 2.000 rusos con seis cañones destruyeron en Aslanduz el ejército persa, que contaba con 30.000 soldados.

El 2 de noviembre el rey José I de España pudo entrar de nuevo en Madrid, mientras Wellington se retiraba a Salamanca.

El 3 de noviembre Napoleón dispuso su ejército en una larga columna de 100 kilómetros y los rusos atacaron la retaguardia francesa cerca de Vyazma causando unos 4.000 muertos y otros tantos prisioneros.

Wittgenstein envió un destacamento a Vitebsk, donde los franceses tenían un depósito de suministros. Tras un breve combate, los rusos lo tomaron el 7 de noviembre.

Napoleón tenía que enfrentarse a una temperatura de 22 grados bajo cero que seguía descendiendo. Los caballos morían a miles, y el frío pronto empezó a cobrarse vidas humanas. El 9 de noviembre llegó a Smoliensk con sólo un 40% de sus hombres en condiciones de combatir. Se dio cuenta de que no podía sostener su posición en la ciudad y se trazó el objetivo de alcanzar Minsk. Habiendo perdido el contacto con el ejército ruso, creyó erróneamente que debía de estar tan debilitado como el francés. No esperaba un ataque y, al acercarse a Krasnoi el 11 de noviembre, sus tropas avanzan en pequeñas unidades repartidas en una columna de 60 kilómetros que no está dispuesta para el combate.

Al enterarse de la derrota de Victor en Czasniki, Napoleón le ordenó contraatacar y hacer retroceder a Wittgenstein. El 13 de noviembre Victor y Wittgenstein se enfrentaron nuevamente cerca de Smoliani, y los rusos tuvieron que retirarse a la ciudad. El 14 de noviembre las tropas de Wittgenstein capturaron Smoliani, pero Victor contraatacó y pudo recuperar la plaza. El 15 de noviembre Victor se tuvo que retirar hacia el sur. Ese día llegó Napoleón a Krasnoi al frente de la guardia imperial, sin saber que Kutuzov había dispuesto allí su ejército para el combate. Sin atreverse a un ataque directo, Kutuzov hizo disparar sobre las líneas francesas, pero éstas lograron llegar a Krasnoi, entraron en la ciudad y expulsaron a la guarnición rusa que la defendía. Un testigo presencial relata así la impresión que le causaron los franceses:

Por la tarde vimos a la vieja guardia que rodeaba a los soldados de Napoleón. Los soldados enemigos, observando nuestra indisciplina pero manteniendo los fusiles preparados, han continuado su marcha sin prisas, como un bloque de granito que parecía invulnerable. Nunca olvidaré la increíble resolución de estos soldados, para quienes la amenaza de la muerte es una experiencia cotidiana y familiar. Con sus sombreros de piel de oso, sus uniformes azules, el cinturón blanco, sus penachos rojos, sus hombreras, eran como amapolas en el campo de batalla cubierto de nieve. Columna tras columna, dispersándonos con sus fusiles y burlándose de nuestra pobre caballería, la guardia imperial de Napoleón cruzó entre las filas de nuestros cosacos como un barco de cien cañones hubiera atravesado una flotilla de barcos de pesca.

Desde Krasnoi, Napoleón trató de ahuyentar durante varios días al ejército que le rodeaba, pero el 18 de noviembre tuvo que emprender la huida dejando tras de sí unos 13.000 muertos y unos 26.000 prisioneros.

El 20 de noviembre milicianos estadounidenses capturaron un fortín británico cerca de Lacolle, en Quebec. Sin embargo, durante la noche otro grupo de milicianos atacó a los primeros confundiéndolos con británicos, y los británicos de verdad aprovecharon la confusión para recuperar el fortín y poner en fuga a los estadounidenses.

El útimo obstáculo que debía superar Napoleón para salir de Rusia era cruzar el río Berezina, un afluente de Dniéper. El 23 de noviembre los rusos, bajo el mando del propio zar Alejandro I, esperaban a los franceses en Borisov, con la esperanza de arrinconarlos contra el río y acabar de destruir el ejército invasor. Napoleón decidió organizar una maniobra de distracción para cruzar el río 15 kilómetros más al norte, donde sus exploradores le habían encontrado una zona adecuada para ello.

El 25 de noviembre José María Morelos logró ocupar la ciudad de Oaxaca, la primera ciudad importante que caía en su poder.

El 26 de noviembre, trabajando en el agua helada, los pontoneros de Napoleón tendieron dos puentes sobre el Berezina, y (lo que quedaba de) la Grande Armée empezó a cruzar. Los rusos descubrieron la operación demasiado tarde, y no estuvieron en condiciones de hacer nada hasta la mañana del 28 de noviembre. Desde la otra orilla, Victor estuvo todo el día reteniendo a Wittgenstein. Napoleón dio la orden de incendiar los puentes en la madrugada del 29 de noviembre para evitar el paso del ejército ruso. El cumplimiento de esta orden se retrasó cuanto fue posible, pero finalmente los puentes fueron incendiados dejando miles de rezagados en la otra orilla.

En Nueva Granada, las tensiones entre centralistas y federalistas desembocaron en una guerra civil. El primer enfrentamiento se produjo el 2 de diciembre en Ventaquemada, y los federalistas resultaron vencedores. Antonio Nariño, el presidente del Estado de Cundinamarca y líder de los centralistas, ofreció una rendición con ciertas condiciones, pero los federalistas exigieron una rendición incondicional y la guerra continuó.

La situación política de los distintos Estados que estaban surgiendo en Nueva Granada y otras regiones de Sudamérica contrastaba con la de los Estados Unidos, donde los federalistas también mantenían sus discrepancias con los republicanos demócratas, pero, aun en tiempo de guerra, nada alteró el proceso electoral para la elección del nuevo presidente. Los republicanos demócratas presentaron a Madison para la reelección y, como el vicepresidente Clinton había fallecido, lo sustituyeron por Elbridge Gerry, de Massachussets. No fue casual que el candidato a vicepresidente fuera de Nueva Inglaterra, pues era la región más crítica con Madison y la guerra contra Gran Bretaña. Los federalistas presentaron como candidato a presidente al alcalde de Nueva York, Dewitt Clinton, que era el candidato a presidente que habían propuesto los republicanos demócratas opuestos a la guerra. Como candidato a vicepresidente eligieron a Charles Pared Ingersoll, de Pennsylvania. El resultado fue que Madison fue reelegido como presidente, pero los federalistas casi duplicaron el número de sus representantes en el Congreso, aunque la mayoría siguió siendo republicana demócrata.

A su paso por Lituania Napoleón fue informado del intento de golpe de estado que se había producido en París. Preocupado por estas noticias, el 5 de diciembre convocó un gran consejo de guerra en Smorghoni, dio instrucciones a Murat para que tomara el mando y marchó en trineo dispuesto a llegar cuanto antes a París.

Después de que la revuelta independentista Mexicana fuera sofocada en Texas, uno de sus partidarios, Bernardo Gutiérrez de Lara, marchó a los Estados Unidos en busca de apoyo. El 10 de diciembre compareció ante la Cámara de Representantes, pero no obtuvo sino la garantía de que los Estados Unidos no interferirían en sus proyectos.

El 14 de diciembre el ejército francés cruzaba la frontera rusa.

Tras una breve estancia en Cuaçao, Simón Bolívar había pasado a Nueva Granada, donde fue puesto al mando de una guarnición de 70 hombres en la pequeña localidad de Barrancas. Interviniendo en pequeñas acciones, fue adquiriendo prestigio militar, hasta que el coronel Manuel del Castillo solicitó su ayuda para detener a los realistas que amenazaban con entrar desde Venezuela. Bolívar consideró oportuno pedir permiso al gobierno de Cartagena de Indias (del cual dependían sus tropas) antes de intervenir en territorio venezolano. A este efecto, el 15 de diciembre escribió el interesante manifiesto de Cartagena, en el que además hace un análisis de las causas de la derrota de los independentistas venezolanos frente a los españoles. Bolívar se declara centralista y achaca al federalismo gran parte de la culpa del fracaso venezolano.

La guerra entre Estados Unidos y Gran Bretaña seguía un transcurso irregular. Por una parte, el intento de invasión de Canadá resultó un fracaso, principalmente por la ineptitud de los generales estadounidenses, pero por otra Estados Unidos resultó sorprendentemente victorioso en los enfrentamientos navales. El 29 de diciembre el Constitution destruyó el barco británico Java frente a las costas de Brasil. Gran Bretaña podía decir que estaba empleando el grueso de su armada contra Francia en Europa, pero, aun así, las pérdidas de barcos de guerra ante los Estados Unidos humillaban a la Royal Navy.

Teóricamente Prusia era aliada de Francia, aunque esta alianza había llevado a desertar a muchos oficiales prusianos, pero cuando el mariscal Jacques MacDonald, que había dirigido el ala izquiera de la Grande Armée, se retiró hacia Francia dejando sólo ante los rusos al general prusiano Ludwig Yorck von Wartenburg, éste decidió que era un buen momento para que Prusia cambiara de bando. Sin autorización alguna del rey Federico Guillermo III, el 30 de diciembre firmó con el general ruso (de origen alemán) Hans Karl von Diebitsch el tratado de Tauroggen, por el que Prusia se declaraba neutral en la guerra entre Francia y Rusia. El barón vom Stein había pasado de Austria a Prusia poco antes de que comenzara la campaña napoleónica, y ahora, a petición del zar Alejandro I, dedicó sus esfuerzos a convencer a Prusia para que ratificara el primer paso dado por Yorck y se aliara con Rusia.

El rey Carlos IV de España, su esposa María Luisa y Manuel Godoy abandonaron Francia para instalarse en Roma, mientras Fernando VII seguía retenido en Valençay. Más tarde Napoleón escribiría:

No cesaba Fernando de pedirme una esposa de mi elección: me escribía espontáneamente para cumplimentarme siempre que yo conseguía alguna victoria; expidió proclamas a los españoles para que se sometiesen, y reconoció a José, lo que quizás se habrá considerado hijo de la fuerza, sin serlo; pero además me pidió su gran banda, me ofreció a su hermano don Carlos para mandar los regimientos españoles que iban a Rusia, cosas todas que de ningún modo tenía precisión de hacer. En fin, me instó vivamente para que le dejase ir a mi Corte de París, y si yo no me presté a un espectáculo que hubiera llamado la atención de Europa, probando de esta manera toda la estabilidad de mi poder, fue porque la gravedad de las circunstancias me llamaba fuera del Imperio y mis frecuentes ausencias de la capital no me proporcionaban ocasión.

Napoleón dio a la prensa las cartas que le escribía Fernando VII, para que los españoles vieran por qué patético rey estaban luchando, y éste se apresuró a agradecer a su Emperador que hubiese hecho público el gran amor que le profesaba.

El 31 de diciembre los realistas asediados en Montevideo atacaron a sus adversarios con 2.300 hombres, mientras que Rondeau sólo contaba con un millar de soldados. Se libró así la llamada batalla del Cerrito, tras la que los realistas tuvieron que volver a la ciudad con bajas significativas.

El físico británico Thomas Young era también un experto lingüista. Había propuesto un alfabeto fonético universal, había estudiado la gramática y el vocabulario de 400 idiomas y en 1813 acuñaba el término indoeuropeo para referirse a una amplísima familia de lenguas que presumiblemente derivaban de una lengua común. Esta idea ya había sido observada vagamente por otros lingüistas desde el renacimiento, pero fue en el siglo XIX cuando fue concretada y sistematizada. Así se ha llegado a una reconstrucción hipotética de dicha lengua original junto con las reglas de derivación que ha seguido en cada idioma. Por ejemplo, el sonido bh inicial indoeuropeo (b aspirada) tiende a convertirse en b en las lenguas germánicas, en f en las latinas, etc. De este modo, palabras como blossom en inglés o florem en latín (en latín arcaico flosem) se consideran descendientes de una misma palabra indoeuropea con el significado de flor. Otro ejemplo de la misma relación los encontramos en el par brother/fratrem (hermano). Más en general, bhéroh es la reconstrucción de la primera persona del singular del presente de indicativo del verbo llevar, es decir "yo llevo", y éstas son las formas correspondientes de diversas lenguas indoeuropeas:

Sánscrito
Griego antiguo
Latín
Gótico
Checo
Irlandés antiguo
Búlgaro antiguo
Armenio clásico
Persa
Hindi
Alemán
Inglés
bhárami
phéro
fero
baíra
beru
biru
bero
berem
bordam
bharum
(ge)bare
bear

El egipcio Mehmet Alí conquistó La Meca a los wahhabíes.

Las insurrecciones sudamericanas II
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