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FRANCISCO PIZARRO
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En 1530, el rey Juan III de Portugal envió a Brasil una expedición capitaneada por Martim Afonso de Souza, que construyó varias bases en la costa, entre las que destacaba la de Bahía, donde construyó una fortaleza.

Un funcionario de Puerto Rico llamado Antonio Sedeño emprendió la conquista de la isla de Trinidad, frente al delta del Orinoco.

Un empleado de los Welser llamado Nicolás Federmann inició un viaje de exploración por el sur de Venezuela, que describió en un informe titulado Historia indiana.

Hernán Cortés fue nombrado marqués de Oaxaca, y regresó a Nueva España, donde se retiró a sus tierras, alejado de todo poder político. No obstante, intervino para que su amigo Pedro de Alvarado fuera excarcelado y pudiera ocupar su cargo de gobernador de Guatemala.

También Francisco Pizarro regresó a Castilla del Oro, llevando consigo a sus hermanos Gonzalo, Juan y Hernando. Diego de Almagro no había dejado de observar que los privilegios que Pizarro había obtenido de la Corona para sí mismo eran sustancialmente mayores que los concedidos a los demás, por lo que surgieron tensiones entre ambos, tensiones que Luque trataba de aliviar y que Hernando Pizarro procuraba avivar. Con las capitulaciones que traía Pizarro, el gobernador Pedro de los Ríos ya no podía oponerse a sus planes de conquista y, de hecho, no sólo no se opuso, sino que decidió acompañarlo en la próxima expedición que estaba organizando. También se unió a ella, procedente de Nicaragua, Sebastián de Belalcázar, que aportó treinta hombres, algunos caballos y un barco comprado y equipado a sus expensas.

En enero de 1531 Pizarro zarpó hacia Perú con tres barcos, 185 soldados y 37 caballos, mientras Almagro se quedaba en Panamá reclutando más hombres.

Aunque Antonio de Mendoza había sido designado como virrey de Nueva España, su nombramiento no se había hecho aún efectivo, y el territorio continuaba gobernado por la Audiencia, al frente de la cual se puso al obispo Sebastián Ramírez de Fuenleal, que presidía hasta entonces la Audiencia de Santo Domingo. Ramírez de Fuenleal anuló las encomiendas concedidas por su antecesor, Nuño Beltrán de Guzmán, y permitió a los indios elegir alcaldes y corregidores en sus pueblos que se responsabilizaran del cumplimiento de las leyes. Mientras tanto, Nuño Beltrán de Guzmán había terminado la conquista de Nueva Galicia, donde fundó la ciudad de Compostela, de la que fue nombrado gobernador, dependiente de la Audiencia de Nueva España.

En Nicaragua murió el gobernador Pedrarias Dávila, cuyo mandato es recordado por la crueldad de su trato a los indios. Fue sucedido interinamente por Francisco de Castañeda, que continuó exterminando indígenas mediante los trabajos forzados y la trata de esclavos.

El año anterior, un amigo y colaborador de Hernán Cortés llamado Diego de Ordás había obtenido capitulaciones para conquistar y poblar la costa situada al este de la gobernación venezolana de los Welser, es decir, la zona del delta del Orinoco. Allí se encontró con Antonio Sedeño y, tras una disputa al respecto, quedó claro que el Orinoco era suyo, fundó la ciudad de San Miguel de Paria y se adentró en el río. Una vez más, los nativos comunicaron a los extranjeros la existencia de un reino muy, pero que muy, lejos, río arriba, rebosante de oro y piedras preciosas. El nombre que los indios daban a dicho reino era Meta, pero los españoles no tardaron en referirse a él como El Dorado.

El mito de El Dorado tiene una base real. El Orinoco, recorrido desde su desembocadura, avanza hacia el oeste y luego gira hacia el sur, poco después recibe un afluente llamado precisamente Meta, que nace en la rama oriental de las tres ramas en que se divide al norte la cordillera andina. En los altiplanos de dicha cordillera estaban los reinos Chibcha, cuya cultura es equiparable a las culturas Maya, Inca o Azteca, si bien, a diferencia de éstas, no ha dejado datos históricos. Los chibchas no formaban una unidad política, sino varios reinos sometidos a una autoridad férrea. Su territorio era muy fértil, por lo que la densidad de población era una de las mayores del continente. El mayor y más meridional de estos reinos estaba gobernado por un jefe llamado Zipa. Al norte había otro reino cuyo jefe se llamaba Zaque, y había un tercero cuyo jefe se llamaba Iraca. Estos reinos estaban divididos en distritos gobernados por caciques. Cada distrito tenía varios poblados, gobernados por sus propios jefes. Creían en un dios creador de todo lo existente, al que llamaban Chimichagua, así como en otros dioses, entre los que destacaban Sua (el Sol) y Chía (la Luna). También tenían un héroe llamado Bochica que había sido enviado por Chimichagua para enseñar la cultura a los hombres. Sus jefes y sacerdotes se cubrían el cuerpo con un ungüento sobre el que aplicaban oro molido o en hojuelas, de donde procede probablemente su fama de abundancia de oro.

El portugués Martim Afonso de Souza defendió la costa brasileña de un ataque francés y construyó una fortaleza en Río de Janeiro.

El emperador Carlos V nombró rey de romanos, es decir, heredero del Sacro Imperio Romano, a su hermano el rey Fernando I de Bohemia y Hungría, y archiduque de Austria.

El duque de Florencia, Alejandro de Médicis, se casó con Margarita, una hija que Carlos V había tenido antes de casarse.

Ese año murió el duque de Alba, Fadrique Álvarez de Toledo, y fue sucedido por su hijo Fernando, que tenía entonces veintitrés años.

El 11 de febrero Thomas Cromwell hizo votar al parlamento inglés la subordinación de la Iglesia a la Corona, pero Thomas More siguió reprimiendo la herejía protestante como había estado haciendo hasta entonces.

Desde finales del año anterior, por iniciativa del landgrave Felipe de Hesse y el príncipe elector Juan de Sajonia, los príncipes protestantes se habían reunido en Smalkalda con representantes de las ciudades también protestantes para tomar medidas contra el ultimátum que el emperador había lanzado en la dieta de Augsburgo, por el que les exigía conciliar sus posiciones con el Papa. En marzo acordaron formar la llamada Liga de Smalkalda, por un periodo de seis años, con el compromiso de prestarse ayuda mutua en caso de un eventual ataque de los católicos. Para empezar, se negaron a reconocer a Fernando I como rey de romanos.

Zuinglio hizo un segundo intento de imponer la reforma a los cantones suizos católicos. Nuevamente, ambos bandos se enfrentaron en Kappel el 11 de marzo, pero Zuinglio resultó muerto y los católicos obtuvieron la victoria. A partir de ese momento, Suiza quedó en un equilibro precario entre los cantones católicos, más numerosos, y los protestantes, más poblados.

Católicos y protestantes estuvieron de acuerdo en escandalizarse con la publicación (en Alsacia) del tratado De trinitatis erroribus, de Miguel Servet, en el que negaba el dogma de la Trinidad.

En Holanda, un sastre anabaptista llamado Jan Beuckelseen, más conocido como Juan de Leiden, logró extender su doctrina por Amsterdam, Leiden y otras ciudades. En Amsterdam se produjo un levantamiento que fue aplastado en mayo.

En Rusia también tenía lugar una controversia religiosa, entre los monjes ricos, que defendían el derecho y la conveniencia de que la Iglesia poseyera bienes raíces, y los monjes pobres, que defendían lo contrario. Entre los defensores de éstos últimos, se encontraba un monje griego que había llegado a Moscú hacía más que quince años, para supervisar la edición eslava de los libros litúrgicos griegos. Se llamaba Mijail Trivolis, aunque era más conocido como Máximo el Griego. Representó un papel destacado en el resurgimiento de la Iglesia Ortodoxa Rusa. No obstante, el gran príncipe Basilio III decidió ponerse de parte de los monjes ricos y condenó a muerte a Máximo el Griego. Finalmente la sentencia no se cumplió, pero los monasterios conservaron sus propiedades y la Iglesia Rusa se puso al servicio del absolutismo monárquico.

En octubre, el rey Francisco I de Francia firmó el tratado de Saalfeld con la Liga de Smalkalda, a pesar de que él se declaraba católico. Su hermana, la reina Margarita de Navarra, así como su respeto hacia los humanistas, muchos de los cuales se estaban haciendo protestantes, predisponían al rey hacia la tolerancia.

No sucedía lo mismo en España, donde la Santa Inquisición, con sus métodos habituales, no tardó en poner a salvo a todos los fieles de la menor tentación de caer en la herejía luterana. Tomando ejemplo, el rey Juan III de Portugal se apresuró a instituir en su país la Santa Inquisición, por lo cual (o, quizás, a pesar de lo cual) es recordado como Juan III el Piadoso.

El derrocado rey Cristián II de Dinamarca trató de recuperar su trono, pero su tío, el rey Federico I, lo hizo prisionero.

El humanista Juan Luis Vives publicó su obra De tradentis disciplinis, en la que critica los métodos docentes de la época y propone detalladamente una reforma educativa.

Pedro Lasso de la Vega tenía un hijo de catorce años, llamado Garcilaso de la Vega, como su tío. Pretendía casarse con Isabel de la Cueva, una dama de la emperatriz, de once años, pero la familia de la joven se oponía a estas relaciones y había obtenido, a través de la emperatriz, una cédula de Carlos V que prohibía el matrimonio. Sin embargo, los jóvenes se apresuraron a casarse en la catedral de Ávila, con Garcilaso (el poeta) como testigo. Cuando la emperatriz se enteró de lo sucedido, una nueva cédula de Carlos V anuló el matrimonio por la minoría de edad de los contrayentes. Isabel fue internada en un convento y el novio huyó a Portugal. Pero la emperatriz averiguó también la participación del otro Garcilaso, que a la sazón marchaba acompañando al duque de Alba con destino a Ratisbona, donde el emperador iba a reunir sus tropas para enfrentarse a los turcos, que acababan de invadir Estiria. El 3 de febrero de 1532, cuando pasaban por Tolosa, fue detenido por orden de la emperatriz, pero quedó en libertad por la intercesión del duque de Alba, que escribió a la emperatriz diciéndole que no seguiría adelante sin Garcilaso. Sin embargo, cuando llegaron a Ratisbona, en marzo, el emperador estaba advertido por las cartas de su esposa, y ordenó que Garcilaso fuera desterrado a una isla del Danubio.

En junio, Carlos V firmó la paz de Nuremberg con la liga de Smalkalda, por la que suspendía las resoluciones de la dieta de Augsburgo. Así estuvo en condiciones de ayudar a su hermano, el rey Fernando I de Bohemia y Hungría. Entre ambos derrotaron al sultán Solimán I el Magnífico, que tuvo que firmar una tregua.

Lutero aprovechó la paz de Nuremberg para dedicarse a la predicación y a la consolidación de su Iglesia.

Miguel Servet publicó sus Dialogorum de Trinitate libri duo y De iustitia Regni Christi et de caritate capitula quattuor. Sus abstrusas teorías de que Dios es uno y no tres, porque si es uno, ¿cómo va a ser tres? lo obligaron a marcharse rápidamente a Lyon.

Garcilaso de la Vega compuso su canción tercera, en la que describe su destierro en el Danubio. En julio, el duque de Alba logró convencer al emperador para que trasladara su destierro a Nápoles, donde el poeta entró al servicio del virrey Pedro de Toledo, tío del duque. Allí Garcilaso se dedicó al estudio de los clásicos latinos, y adquirió fama tanto como poeta como por su erudición.

El portugués Martim Afonso de Souza llevó a Brasil desde Madeira la primera caña de azúcar, que empezó a ser cultivada por esclavos negros importados desde África.

En México, los exploradores españoles llegaron hasta la que llamaron isla del Cardón, aunque más tarde se descubriría que no era una isla, sino una península, que pronto pasó a ser conocida como California, nombre tomado de los libros de caballerías.

En Perú, la batalla definitiva entre los ejércitos de Huáscar y Atahualpa tuvo lugar en Quipaypan, cerca de Cuzco. Su primera fase favoreció a Huáscar, pero al día siguiente los generales de Atahualpa lograron capturar a Huáscar en una emboscada y derrotaron a sus tropas. Atahualpa recibió la noticia al mismo tiempo que le informaban de que unos extranjeros se habían apoderado de Túmbez, en el norte. El inca entró en Cuzco y desposeyó a la nobleza que había apoyado a Huáscar. Luego envió embajadas con regalos para parlamentar con los extranjeros.

Pizarro, había dejado una guarnición en Túmbez, y avanzó hacia el sur en busca de Atahualpa. Fundó la ciudad de San Miguel, y finalmente se encontró con Atahualpa en Cajamarca el 11 de noviembre. Pizarro llevaba consigo unos ciento cincuenta hombres, y Atahualpa unos treinta mil. Al parecer, el español no acabó de ver claras sus posibilidades de éxito en caso de un enfrentamiento directo, así que optó por una estratagema: invitó a parlamentar a Atahualpa y lo hizo prisionero. Atahualpa ofreció llenarle a Pizarro una habitación de oro a cambio de su libertad. Se calcula que hablaba de unos 250 metros cúbicos de oro, más de lo que se extraía en toda Europa en cincuenta años. Pizarro aceptó, y Atahualpa ordenó a sus partidarios que recorrieran el Imperio recaudando el rescate, al tiempo que ordenaba a sus generales que mataran a Huáscar con todas sus esposas e hijos, para evitar que se aliara con los españoles.

Ese año Pizarro recibió un documento con instrucciones sobre los términos en que debía informar a los indios de su obligación de someterse a los españoles. Conocido como el requerimiento, fue la primera respuesta de la Corona Española al problema de legitimar la conquista. No cabe duda de que, si los indios ante quienes se leía el requerimiento hubieran entendido el castellano, habrían comprendido muy bien la situación, pues el texto es muy didáctico y directo. Sin embargo, los conquistadores, muy dados a cumplir con todos los trámites legales, no reparaban en las caras de estupor de los indios que escuchaban la perorata sin entender nada y, a menudo, dado que el efecto era el mismo, se limitaban a leer el documento a varios kilómetros de la ciudad que pretendían conquistar, tras lo cual, ante la falta de respuesta, entraban a saco con toda legalidad.

Diego de Ordás había remontado el Orinoco en busca de El Dorado, pero su empresa fracasó y, al regresar, fue llevado preso a Santo Domingo acusado de usurpar los territorios concedidos a Antonio Sedeño. Cuando recibió de España los documentos que legitimaban su exploración se encontraba ya sin medios para organizar una nueva, así que embarcó hacia la metrópoli, pero murió durante el viaje.

Juan Luis Vives publicó su Introductio ad sapientiam, donde combina la ética socrático-estoica con la ética cristiana.

Ese año se publicó póstumamente la Historia de Florencia, de Maquiavelo.

También se publicó una novela titulada Horribles es épouvantables faits et prouesses du très renommé Pantagruel (Horribles y espantosos hechos y proezas del famosísimo Pantagruel), firmada por Alcofribas Nasier, nombre que, debidamente reordenado, se convierte en François Rabelais, un dominico francés, anteriormente franciscano, que tenía un gran renombre como médico. Casi al mismo tiempo, publicó también una edición de los Aforismos de Hipócrates. Pantagruel es un gigante que opone su sentido común con numerosos absurdos que encuentra a su paso, en una sátira de las instituciones y las costumbres de la Francia de la época.

Otro poeta de treinta y seis años, llamado Clement Marot, publicó su Adolescencia clementina, una recopilación de sus poemas de juventud. Tres años antes había publicado una edición del Roman de la Rose.

Ese año murió el príncipe elector Juan de Sajonia, que fue sucedido por su hijo Juan Federico.

En Portugal murió el duque Jaime de Braganza. Fue un hombre extremadamente religioso. Trató de hacerse fraile, pero no fue posible porque estaba casado, así que apuñaló a su esposa, y luego se impuso una extravagante penitencia. Fue sucedido por su hijo Teodosio I.

También murió García de Lerma, el gobernador de Santa Marta. En España, Pedro de Heredia firmó unas capitulaciónes que le asignaban el territorio situado al oeste de Venezuela. Zarpó de Cádiz, pasó la Navidad en Santo Domingo, luego se dirigió a la costa de Tierra Firme y, tras despejar la zona de indios, el 14 de enero de 1533 fundó la ciudad de Cartagena de Indias, al oeste de Santa Marta. Mientras tanto, Pedro Fernández de Lugo, el gobernador de las Canarias, fue nombrado gobernador de Santa Marta.

Antonio Sedeño desistió de su intento de conquistar la isla de Trinidad y regresó a Puerto Rico.

Tras haber firmado la tregua con el rey Fernando I de Bohemia y Hungría, el sultán Solimán I el Magnífico volvió su mirada hacia el este y declaró la guerra al sha de Persia, Tahmasp I, a quien le arrebató Tabriz. Desde allí siguió avanzando hacia Bagdad.

En el Egeo empezaba a ser conocido un pirata turco llamado Dragut, que atacaba a los navíos venecianos.

En abril, el virrey de Nápoles, Pedro de Toledo, envió a Garcilaso a Barcelona con una comisión, en un intento de congraciarlo con el emperador, que a la sazón estaba en la ciudad. (Había vuelto a España para pedir dinero a las cortes de Castilla y de Aragón.) Garcilaso se encontró también con el duque de Alba, que regresaba de Viena y que lo acompaño en un breve viaje a Toledo, que hizo el poeta para visitar a su familia.

El rey Enrique VIII de Inglaterra nombró arzobispo de Canterbury a Thomas Cranmer, quien poco después presidió una comisión que el 23 de mayo declaró nulo el matrimonio del rey con Catalina de Aragón. La reina fue confinada en diversos castillos, y nunca renunció el divorcio. Thomas More, que no aprobaba las reformas religiosas que estaba llevando adelante el rey, había dimitido el año anterior de su cargo de canciller. Poco después, Cranmer casó al rey con Ana Bolena y presidió una nueva comisión que declaró válido el matrimonio, pese a que no contaba con la aprobación del Papa. El 11 de julio, Clemente VII excomulgó a Enrique VIII. El matrimonio se había celebrado justo a tiempo para que un hijo que esperaba Ana Bolena fuera tenido como legítimo.

Por desgracia para el monarca, dicho hijo no fue el hijo que tanto deseaba, ya que resultó ser una hija, que recibió el nombre de Isabel. Si hubiera sido varón, se hubiera convertido en el heredero al trono, pero así quedaba en segundo lugar, tras María, la hija de Catalina de Aragón, que tenía ya diecisiete años. Por ello, María se convirtió en el blanco de Ana Bolena, que llegó a intimidarla hasta el punto de hacerle reconocer que no era hija del rey.

Diego de Almagro se reunió con Francisco Pizarro en Cajamarca, trayendo consigo 153 hombres, entre los que figuraba Hernando de Soto. Allí los incas habían reunido el oro pactado como rescate de Atahualpa. Ahora bien, unos meses antes, Atahualpa había ordenado el asesinato de su hermanastro Huáscar, lo cual había llevado a los partidarios de éste a buscar una alianza con los españoles. Por ello, Pizarro, en lugar de liberar a su rehén, decidió juzgarlo por dicho asesinato. El 26 de julio fue condenado por "idólatra, fratricida y conspirador contra nuestro señor Carlos V". Cuando estaba a punto de arder en la hoguera, Atahualpa se convirtió al cristianismo, porque le dijeron que de ese modo no moriría quemado como idólatra, sino sólo estrangulado, y así fue. Pizarro designó como nuevo soberano inca a Túpac Huallpa, hermano de Huáscar, y partió hacia Cuzco con él y con el general Calcuchima, pero Túpac Huallpa murió al poco tiempo. Almagro logró entrar en Cuzco y sus hombres saquearon los templos. En noviembre fue coronado otro hermano de Huáscar llamado Manco Cápac II, que se declaró vasallo del rey de España. El dominico Vicente Valverde fue nombrado obispo de Cuzco.

Mientras tanto, el gobernador de Guatemala, Pedro de Alvarado, invadió Perú al mando de 436 hombres. Pizarro envió contra él a Sebastián de Belalcázar, quien, pensando que la noticia era falsa, se desvió hacia el interior. Belalcázar se enfrentó al general inca Ramiñahui, que abandonó la ciudad de Quito después de destruirla y de llevarse sus tesoros y el grueso de sus fuerzas. Belalcázar venció la escasa resistencia de los incas que quedaron y luego recibió refuerzos conducidos por Almagro. Entre ambos fundaron la ciudad de Santiago de Quito.

Tras la llegada de los primeros franciscanos, a Nueva España habían llegado frailes dominicos (desde hacía cinco años) y ahora llegaban los primeros agustinos. La población española empezó a quejarse de que los eclesiásticos estaban acumulando cada vez más tierras. El franciscano Juan Zumárraga había marchado a España, donde fue consagrado en Valladolid como obispo de México.

En París, Ignacio de Loyola inició sus estudios de teología. Mientas tanto, la reforma protestante se extendía por Francia. Nicolas Cop, el rector de la universidad de París, pronunció un discurso que constituía un verdadero manifiesto en favor de la Reforma. Al parecer, no lo había redactado él, sino un joven de veinticuatro años llamado Jean Calvin, aunque es más conocido como Juan Calvino. Había estudiado gramática, lógica y filosofía en los colegios de La Marche y Montaigu, donde recibió las influencias contradictorias del evangelista Mathurin Cordier y del católico Noël Beda. Cinco años atrás se había graduado en artes, y luego estudió derecho en Orleans y Bourges. Entre sus profesores estuvo el luterano Melchior Wolmar, que contribuyó a convertirlo a la Reforma. Tras la muerte de su padre, dos años atrás, se instaló en París, donde siguió cursando estudios.

El rey Francisco I de Francia casó a su hijo Enrique, que tenía entonces catorce años, con Catalina de Médicis, de su misma edad.

Girolamo Cardano no había tenido mucho éxito ejerciendo de médico, se había casado y, tras ser rechazado de nuevo por el Colegio de Físicos de Milán, volvió a dedicarse al juego para ganarse la vida, pero el resultado fue que perdió hasta las joyas de su esposa y parte de su mobiliario. Marchó a Milán en busca de fortuna, y acabó en un hospicio. Entonces le llegó la suerte, pues logró un puesto de profesor de matemáticas en la Fundación Piatti de Milán, lo que le dio mucho tiempo libre, parte del cual lo empleó en atender a unos pocos pacientes. Unas cuantas curaciones le dieron gran fama, hasta el punto de que entre sus clientes aparecieron miembros del Colegio de Físicos.

El Emperador Carlos V residía en Bolonia desde el año anterior, y allí Tiziano pintó el retrato conocido como El emperador Carlos V con su perro, donde el retratado aparecía de cuerpo entero frente a un cortinaje. Esta disposición se pondría de moda en el futuro para los retratos de reyes y príncipes, sustituyendo al más común hasta entonces, el retrato de medio cuerpo, hasta las manos, que Leonardo había acreditado con su Gioconda.

En Inglaterra, Hans Holbein retrató a Jean de Dinteville, el embajador francés, juntamente con el obispo de Lavour, Georges de Selve, en un cuadro cargado de simbolismo titulado Los embajadores. Entre las dos figuras, de cuerpo entero, se encuentra un mueble lleno de objetos: una esfera celeste, una esfera terrestre, un goniómetro, un sextante, compases, un laúd y libros: a la izquierda, cerrado, la Aritmética Contable del matemático, geógrafo y cosmógrafo alemán Peter von Bienewitz, más conocido como Petrus Apianus; a la derecha, un libro abierto permite leer la primera estrofa de una coral de Lutero (Veni Creator Spiritus), así como el inicio del himno Si quieres vivir espiritualmente. En el suelo, en el centro del cuadro, hay una figura deformada que, cuando se contempla el cuadro desde la derecha, cerca de la pared, forma una calavera. La obra estaba pensada para una estancia de la residencia de Jean de Dinteville, para el muro situado ante la puerta principal, y en la pared derecha había una pequeña puerta, de forma que la calavera era visible para quien abandonaba la habitación por ella y se volvía a mirar el cuadro.

Ese año murieron:

Unos meses atrás, Garcilaso había enviado a Juan Boscán, que vivía en Barcelona, un ejemplar de El cortesano, de Castiglione. En 1534 Boscán publicó una traducción, considerada como la mejor obra en prosa castellana de la primera mitad del siglo XVI. La edición incluía como prólogo una carta de Garcilaso, que es la única muestra literaria que se conserva de su prosa.

Tras acabar su Égloga primera, Garcilaso compuso su Égloga segunda, en la que, junto a Salicio y Nemoroso, interviene también un tercer pastor, Albanio, que representa al duque de Alba y canta felizmente a su amada Camila, la duquesa María Enríquez.

Garcilaso coincidió en Nápoles con un poeta veneciano llamado Bernardo Tasso, que publicó ese año unos ensayos poéticos con el título de Amori, entre los que figuraba el poema O pastori felici, formado por 21 estrofas de versos heptasílabos y endecasílabos con rima aBabB. Garcilaso utilizó esta misma estrofa en su Oda a la flor de Gnido (su Canción quinta), escrita para su amigo Mario Galeota, para ayudarle a cortejar a Violante de Sanseverino, de la familia Gnido (lo que daba pie a un juego de palabras con el famoso templo que Venus tenía en Gnido). Dicha estrofa se conoce en castellano como lira, debido a que esta palabra figura en el primer verso de la oda de Garcilaso. No tardaría en hacerse popular entre los poetas renacentistas, ya que se consideraba especialmente apta para imitar el ritmo de las odas de Horacio. Sus primeros versos son éstos:

Si de mi baja lira
tanto pudiese el son, que en un momento
aplacase la ira
del animoso viento,
y la furia del mar y el movimiento;
ni aquellos capitanes,        [antiguos romanos]
en las sublimes ruedas colocados,
por quien los alemanes,
el fiero cuello atados,
y los franceses van domesticados;
y en ásperas montañas
con el suave canto enterneciese
las fieras alimañas,
los árboles moviese
y al son confusamente los trajese;
mas solamente aquella
fuerza de tu beldad seria cantada,
y alguna vez con ella
también seria notada
el aspereza de que estás armada;
no pienses que cantado
seria de mí, hermosa flor de Gnido,
el fiero Marte airado,
a muerte convertido,
de polvo y sangre y de sudor teñido;
y cómo por ti sola,
y por tu gran valor y hermosura,
convertida en viola,            [por Violante]
llora su desventura
el miserable amante en tu figura. [...]

Erasmo de Rotterdam publicó su obra Acerca de la buena concordia de la Iglesia, en la que defendía, sin mucha convicción de que ello fuera posible, un acercamiento entre católicos y protestantes. A sus sesenta y cuatro años, lleno de achaques, puso más interés en su Preparatio ad mortem.

François Rabelais (o Alcofribas Nasier) publicó la Vie inestimable du grand Gargantua, cuyo protagonista es el gigante Gargantúa, padre de Pantagruel e hijo de Grandgousier y Gargamelle, los cuales dan a su hijo una educación que muestra las ventajas de la pedagogía racional de los humanistas frente a los métodos tradicionales de la Sorbona. Por otra parte, se condenan las guerras de conquista y se ensalza la prudencia, el pacifismo y el espírituo conciliador.

Sebastián de Belalcázar y Diego de Almagro se encontraron finalmente con Pedro de Alvarado, y sólo lograron que abandonara Perú entregándole una buena cantidad de oro. Belalcázar se quedó en Quito mientras Almagro regresaba junto a Pizarro. Durante su viaje hacia el sur, fundó la ciudad de Trujillo. Hernando Pizarro regresó a España con la quinta parte del tesoro de Atahualpa, que correspondía al emperador. En una nueva campaña contra los incas, Belalcázar capturó a Ramiñahui y lo hizo ejecutar.

La reforma protestante
Índice Juan Calvino