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Ignacio de Loyola se había trasladado a Venecia, donde el 8 de enero de 1537 se le unieron sus seis
compañeros de París, a los que se habían
añadido Claudio Le Jay,
Paschase Broët, Jean Codure y Diego de Hoces, aunque el
último no tardó en morir. Los que no eran aún
sacerdotes se ordenaron ese mismo año.
Tras una marcha muy penosa en la que sobrevivieron apenas 166 hombres y 59 caballos, Gonzalo Jiménez de Quesada llegó a las tierras de los chibcha. El jefe Zipa salió a su encuentro con más de 500 hombres, pero fue derrotado por la caballería española. Los españoles admiraron el palacio de Zipa y sus templos, construidos de barro, caña y ramajes, revestidos por una cubierta de cañas sujetas por cuerdas de colores y láminas de oro. Indudablemente habían descubierto El Dorado, y pasaron los años siguientes luchando con diferentes tribus para apropiarse de su oro y sus esmeraldas.
Juan de Ayolas, que seguía remontando el Paraguay,
fundó en febrero la ciudad de
Candelaria, que dejó
bajo el mando de Domingo
Martínez de Irala con la orden de custodiar las naves,
mientras él siguó avanzando a pie hacia el noroeste.
Mientras tanto, Pedro de Mendoza había regresado a Buenos Aires,
y desde allí envió una expedición al mando de Juan de Salazar para que ayudara a
Martínez de Irala. Después, sintiéndose enfermo,
decidió regresar a España. Dejó el gobierno a Juan
de Ayalas y, en su ausencia, a Francisco
Ruiz de Galán. Mendoza no pudo llegar a España, ya
que murió durante el viaje de regreso.
En Ginebra había surgido una fuerte oposición a la
dictadura teocrática de Calvino y Farel, que consiguió
una sentencia de exilio para ambos el 23 de
abril, aunque fue apelada y no se aplicó.
El Papa Paulo III había convocado un concilio en Mantua al que había invitado al propio Martín Lutero. Sin embargo, los príncipes alemanes que formaban parte de la Liga de Smalkalda, reunidos en Frankfurt, se opusieron a que se celebrara, e instaron a Lutero a que se ratificara en los principios de la reforma. Como respuesta, Lutero redactó los llamados Artículos de Smalkalda, que, junto con la confesión de Augsburgo, siguen siendo hoy en día la base doctrinal de las iglesias luteranas. Los artículos tratan sobre cuestiones en torno a la naturaleza divina (en las que los luteranos estaban de acuerdo con los católicos), exponen la teoría luterana de la salvación por la fe y rechazan la misa, el purgatorio, las reliquias, las indulgencias, el monacato y el origen divino del papado. Otros artículos tratan de cuestiones que podrían ser objeto de negociaciones con "hombres sabios y prudentes", entre las que se encuentran el pecado original, la confesión y la penitencia. Por su parte, la Iglesia Anglicana publicaba el Book of articles, que definía un evangelismo con muchos elementos católicos.
Los portugueses entablaron relaciones comerciales con China en el puerto de Macao.
Diego de Almagro constató decepcionado que la zona sur del
Imperio Inca carecía completamente de interés (es decir,
que era pobre), así que regresó al norte. Allí se
encontró con el asedio de Cuzco y, considerando que la ciudad
estaba bajo su jurisdicción, entró en ella y
obligó a Manco Cápac II a retirarse a los Andes. Entonces
estalló una disputa entre Pizarro y Almagro sobre sus derechos
sobre Cuzco, y la disputa se convirtió en poco tiempo en una
auténtica guerra civil. En julio
los almagristas derrotaron a los hermanos Pizarro en Abancay. Hernando y Gonzalo fueron
capturados y encarcelados. Almagro aceptó entonces el arbitraje
del licenciado Gaspar de Espinosa.
Mientras su hijo seguía luchando contra los mayas de
Yucatán, Francisco de Montejo logró que se le concediera
el cargo de gobernador de Honduras, con la intención de abordar
la conquista de la península desde dos frentes.
La audiencia de Santo Domingo acusó a Pedro de Heredia, el
gobernador de Cartagena de Indias, así como a su hermano Alonso, de defraudar a la Hacienda
en el reparto del oro y de maltrato a los indios, así que fueron
deportados a España.
Juan de Salazar llegó hasta Candelaria y salió junto
con Martínez de
Irala en busca de Juan de Ayolas. Al no encontrarlo, ambos decidieron
separarse: Martínez de Irala regresó a Candelaria y
Salazar descendió
por el Paraguay, en cuyo curso fundó el 15 de agosto el fuerte Asunción. (Había
llegado a un acuerdo con los indios guaraníes
para protegerlos de sus enemigos. Como siempre, las enemistades entre
distintas etnias o facciones fueron el punto de apoyo esencial del
dominio español en América.) Desde allí
marchó a Buenos Aires, donde se enteró de que Diego de
Mendoza había partido hacia España, por lo que
regresó a Asunción. Como Ayolas no aparecía,
Martínez de Irala marchó también a Buenos Aires, y
allí
discutió con Ruiz de Galán, ya que éste se negaba
a
abandonar su cargo de gobernador provisional en ausencia de Ayolas y
Martínez de Irala reclamaba el mismo cargo como lugarteniente de
Ayolas.
Ayolas había entrado en contacto indios carcaraes, que le ofrecieron gran
cantidad de metales preciosos, luego regresó a Candelaria, y la
encontró abandonada. Ya en 1538,
fue atacado por los indios, que lo mataron junto a la mayoría de
sus hombres. Después Martínez de Irala regresó a
Candelaria hasta que llegó a Buenos Aires el veedor Alonso de Cabrera, con la
misión de organizar el gobierno en aquellas tierras. Tras
reunirse en Asunción con Martínez de Irala y Ruiz de
Galán, se acordó que el gobierno quedaría en manos
del primero, como lugarteniente de Ayolas, que a su vez había
sido el lugarteniente de Pedro de Mendoza.
Tras la inesperada muerte de Gaspar de Espinosa, la mediación
entre Pizarro y Almagro corrió a cargo de fray Francisco de Bobadilla, que
logró que Almagro liberara a Hernando y Gonzalo Pizarro.
Inmediatamente, los pizarristas dejaron de reconocer el arbitraje y en abril derrotaron a Almagro en la batalla
de las Salinas. Almagro fue
capturado y en julio fue ejecutado
en Cuzco por orden de Hernando, con el consentimiento extraoficial de
su hermano Francisco. Almagro dejó un hijo bastardo y
tocayo de veinte años, conocido como Almagro el Mozo. Pizarro lo
invitó a vivir en su palacio, pero pronto fue expulsado por
haberse convertido en el jefe de la oposición contra los
pizarristas.
El 26 de mayo, una nueva
sentencia de los magistrados de Ginebra confirmó el destierro de
Farel y Calvino. El primero regresó a Neuchâtel, mientras
que Calvino marchó a Estrasburgo, invitado por Bucero. Ginebra,
no obstante, continuó siendo protestante, si bien trató
de mantenerse en una moderación alejada del radicalismo
calvinista.
Una epidemia desatada entre las tropas imperiales obligó al
emperador Carlos V a firmar el 18 de julio
la tregua de Niza con el rey
Francisco I de Francia. Durante las negociaciones, ambos monarcas
procuraron no cruzarse en la ciudad, pero, una vez firmado el acuerdo,
se cruzaron corteses invitaciones. Francisco I subió
confiadamente a la galera imperial de Carlos V, ambos se abrazaron y se
juraron amistad y paz eternas.
También llegaron a un acuerdo los reyes de Hungría,
Fernando I y Juan Zápolya, que se reconocieron mutuamente y se
repartieron el país en dos esferas de influencia.
Francisco I aprovechó la tregua para decretar una nueva
persecución de protestantes.
Los príncipes alemanes católicos se agruparon en la liga de Nuremberg, opuesta a la liga de Smalkalda
Ignacio de Loyola y sus seguidores habían tratado de organizar un viaje a Jerusalén, pero, al no haberlo conseguido, marcharon a Roma para ponerse a disposición del Papa. Paulo III les encomendó diversas misiones: predicación, ministerios sacerdotales, visitas para la reforma de conventos, etc.
Los venecianos, tras haber sufrido algunos ataques de los turcos,
decidieron unirse en una liga con el Papa y el emperador. Se
formó así una gran flota, capitaneada por Andrea Doria,
que se enfrentó a la flota turca frente a la costa de
Épiro. Las vacilaciones de Doria y la indisciplina de los
venecianos permitieron a Jayr al-Din Barbarroja romper las
líneas enemigas y apoderarse de varios navíos. El
resultado fue un completo fracaso para los cristianos.
El año anterior, Nicolás Federmann había
partido de Venezuela en una nueva expedición que se se
unió a la de Gonzalo Jiménez de Quesada. El 7 de agosto fundaron la ciudad de Bogotá, y a finales de
año todo el territorio Chibcha estaba sometido a la
dominación española, bajo el nombre de Nuevo Reino de Granada. Sus
habitantes, unos
veinte mil,
fueron repartidos entre los conquistadores según el
procedimiento habitual de las encomiendas.
Antonio de Mendoza, el virrey de México, envió a España a Nuño Beltrán de Guzmán, el ex-gobernador de Nueva Galicia. Allí pasó un tiempo en prisión, aunque la influencia de su familia logró que fuera liberado y regresó a América, donde siguió disfrutando de sus encomiendas, aunque apartado de la política. La gobernación de Nueva Galicia fue confiada a Francisco Vázquez de Coronado, un hombre de confianza de Mendoza.
Hernando de Soto llegó a Cuba con los hombres que
había reclutado para la conquista de Florida. Repobló la
Habana y empezó con los preparativos de la expedición.
Tras la prematura muerte de su primera esposa, Magdalena de Francia,
el rey Jacobo V de Escocia de casó con María de Lorena, hija del
duque Claudio de Guisa.
El duque de Florencia, Cosme I de Médicis, derrotó en Montemurlo una rebelión
dirigida por los Strozzi que pretendía restaurar la
república. Cosme I sustentó su poder en un régimen
de terror.
Ese año murió el conde de Nassau, Enrique III el
Grande. Fue sucedido por su hijo Renato, el príncipe de Orange.
Su familia fue conocida desde entonces como la casa de Orange-Nassau.
También murió Elena Glinskaia, la madre y regente del
príncipe Iván IV de Moscú, que acababa de cumplir
ocho años. Distintas familias de nobles (principalmente los Shuiski, los Bielski y los Glinski) se disputaron el poder y
descuidaron la educación del príncipe, que sufrió
múltiples humillaciones.
Miguel Servet publicó una Apologetica
disceptatio pro astrologia, por la que fue acusado de hereje
ante el parlamento francés, pero fue absuelto.
Juan Luis Vives publicó su tratado De anima et uita, en el que trata
sobre el alma, pero no desde un punto de vista teológico, sino
psicológico, analizando la memoria, el lenguaje, la
inteligencia, las pasiones, etc.
Gerardus Mercator publicó un mapamundi de gran
precisión en el que, por
primera vez, aparecen los nombres de América
del Norte y América
del Sur para referirse a las dos partes del continente americano.
La competición que Tartaglia había ganado cinco años atrás sobre la resolución de ecuaciones de tercer grado había llegado a oídos de Girolamo Cardano. Éste creía que el problema era insoluble, ya que así lo afirmaba Pacioli en su Suma de Aritmética, por lo que en 1539 escribió a Tartaglia preguntándole por su método y ofreciéndole la posibilidad de publicarlo en un libro que estaba acabando. Sin embargo, Tartaglia rechazó la oferta alegando que él mismo pensaba publicar su fórmula en un libro que planeaba escribir más adelante. Entonces Cardano le pidió que igualmente le revelara el método, prometiendo mantenerlo en secreto. Tartaglia se negó nuevamente. Cardano insistió en una nueva carta, en la que mencionaba de paso que había hablado del talento de Tartaglia al gobernador de Milán, Alfonso Dávalos. La respuesta de Tartaglia fue ahora mucho más amistosa, solicitándole que le presentara al gobernador. Cardano lo invitó a su casa en Milán.
El virrey de
México, Antonio de Mendoza, envió hacia el norte una
expedición de exploradores dirigida por un franciscano italiano
llamado
fray Marcos de Niza. En su
viaje se encontró con los restos de una antigua cultura india
que llevaba unos dos siglos extinguida. Actualmente se conoce como la
cultura de los cliff-dwellings
(viviendas en acantilados), porque se conservan viviendas excavadas en
acantilados o bien edificadas con adobe en el interior de un abrigo
natural. Fray Marcos creyó que los constructores de tales restos
debían habitar más al norte, los relacionó con
ciertas leyendas sobre unas ciudades perdidas y regresó a
México con la conjetura de que existía otra cultura
indígena equiparable a la de los aztecas.
Bernal Díaz del Castillo se había arruinado y, tras
pasar unos años pleiteando y solicitando encomiendas,
decidió regresar a España para presentar sus
méritos en espera de una adecuada recompensa. Finalmente obtuvo
una encomienda en Guatemala.
El gobernador de Nicaragua, Rodrigo Contreras, organizó una
expedición para comunicar el lago Nicaragua con el
Atlántico a través del río San Juan, a lo que se
opuso fray Bartolomé de las Casas, para evitar nuevos atropellos
de indios.
En marzo, Tartaglia dejó
Venecia y se presentó en la casa de Cardano en Milán. El
gobernador de Milán estaba ausente de la ciudad, pero Cardano le
dio alojamiento y no tardó en plantearle el problema de las
ecuaciones de tercer grado. Tras mucha persuasión, Tartaglia
accedió a revelarle su método, pero hizo jurar a su
anfitrión en estos términos:
Te juro por el Espíritu Santo de Dios y como un verdadero hombre de honor, no sólo no publicar nunca tus descubrimientos si me los enseñas, sino que también te prometo, poniendo como garantía mi fe de verdadero cristiano, anotarlos en forma codificada, de modo que, tras mi muerte, nadie pueda entenderlos.
Cardano juró sin dudar y Tartaglia abandonó pronto su
casa, llevándose una carta de recomendación para el
gobernador.
El emperador Carlos V estaba cambiando su concepción del
Sacro Imperio Romano. Cuando consiguió el título imperial
pensó que con él podría cohesionar su vasta
herencia, y apostó por la religión católica como
aglutinante, pero la difusión imparable del protestantismo lo
estaba llevando a adoptar otra estrategia: los títulos
honoríficos y las ideas religiosas no servían, lo que
contaba era la autoridad respaldada por las armas. Para tener un buen
ejército hacía falta dinero, y el dinero venía de
América a través de España. El año anterior
había expulsado de las cortes de Toledo a los brazos nobiliario
y eclesiástico, que se habían opuesto a la sisa, un nuevo impuesto sobre
ciertos alimentos, como la carne o la harina. Las cortes quedaron
reducidas a la representación de dieciocho ciudades
privilegiadas y las posibilidades económicas del emperador
mejoraron sensiblemente.
En abril nombró virrey de
Cataluña a Francisco de Borja,
el hijo de Juan de Borja, el duque de Gandía. Francisco
tenía entonces veintinueve años. Sin embargo, el 1 de mayo, antes de que hubiera tomado
posesión de su cargo, murió la emperatriz Isabel, y se le
encargó conducir el cadáver de Toledo a Granada.
Carlos V sustrajo los Países Bajos y el Milanesado al Sacro
Imperio Romano, para incorporarlos a la Corona Española. De este
modo, serían heredados por su hijo Felipe, que tenía entonces
doce años, mientras que el Imperio, reducido a Alemania, lo
heredaría su hermano Fernando I.
Margarita, la hija natural de Carlos V, viuda
de Alejandro de Médicis, se casó a sus diecisiete
años con Octavio Farnesio,
de quince, nieto del Papa Paulo III.
Ese año murió también el duque de Sajonia,
Jorge el Barbudo, que fue sucedido por su hijo Enrique el Piadoso.
En Italia murió san Antonio María Zaccarià, el fundador de la orden de los clérigos regulares de san Pablo, ahora conocidos como los barnabitas, porque el año anterior se habían establecido en el claustro de San Bernabé de Milán
El año anterior, Melanchthon había usado su
influencia para que el joven Rheticus pudiera emprender un viaje para
conocer a los principales astrónomos de la época. La
última escala de
su viaje fue Frauenburg, en Polonia, a donde llegó para recibir
clases de Nicolás Copérnico. Allí escribió:
Había oído hablar de la fama del maestro Nicolás Copérnico en las tierras del norte y, aunque la Universidad de Wittenberg me había hecho profesor público en esas artes, pensé que no podía estar satisfecho hasta que no hubiera aprendido algo más de este hombre. Y también digo que no me arrepiento ni de los gastos, ni del largo viaje, ni de las dificultades que aún me esperan, ya que me parece haber recibido una gran recompensa por tales inconvenientes, pues yo, un joven atrevido, he logrado convencer a este hombre venerable a compartir con el mundo entero sus ideas sobre esta disciplina.
Hernando de Soto zarpó de Cuba con unos quinientos hombres y
doscientos caballos a la conquista de Florida. Desembarcó el 25 de mayo y, tras tomar tierra, se
dirigió hacia el interior del continente, manteniendo continuas
luchas contra los indios.
Sebastián Garcilaso de la Vega, el pariente conquistador del
poeta toledano, tuvo un hijo en Cuzco con una princesa inca. Partidario
de Pizarro en su disputa contra Almagro, fue recompensado con extensos
territorios. El asesinato de Almagro fue denunciado en España
por sus partidarios, por lo que Hernando Pizarro embarcó hacia
la metrópoli para rebatir las acusaciones que se vertían
sobre él. Francisco Pizarro nombró a su hermano Gonzalo
gobernador de Quito, ya que Sebastián de Belalcázar
había conquistado las regiones situadas al norte de su
jurisdicción y decidió renunciar a este cargo,
subordinado a la autoridad de Pizarro. Al marchar aún más
al norte se encontró con Gonzalo Jiménez de Quesada y
Nicolás Federmann, con quienes se entró en Bogotá
y en julio marcharon los tres a
España para legalizar sus conquistas.
Pizarro envió también a Quito a un joven de veintiocho
años que había llegado a Perú poco antes de la
batalla de Salinas y que se llamaba Francisco
de Orellana. Repobló la ciudad de Santiago, que había sido
fundada por Belalcázar y luego arrasada por los indios.
El rey Enrique VIII de Inglaterra promulgó los llamados "seis artículos", elaborados
por el arzobispo de Canterbury, Thomas Cranmer, que fijaban la doctrina
de la nueva Iglesia Anglicana. En ellos se condenaban los principales
dogmas protestantes y se decretaba la persecución de las
herejías por procedimientos inquisitoriales.
Juan Calvino tradujo a un elegante francés su Institución de la religión
cristiana, para "beneficio de
sus compatriotas".
Joaquín II Héctor, el príncipe elector de
Brandeburgo se declaró luterano, lo que le permitió
enriquecerse confiscando los bienes del clero.
Girolamo Cardano estaba estudiando el método que le
había revelado Tartaglia, y el 4 de
agosto le escribió una carta en la que le preguntaba por
algunos detalles. Esencialmente, Cardano estaba desconcertado porque el
método requería en ocasiones tratar con raíces
cuadradas de números negativos, a las que no les veía
sentido alguno, pese a lo cual a veces éstas se cancelaban y
proporcionaban soluciones correctas de las ecuaciones. Tartaglia, que
se había arrepentido de haberle revelado su método,
trató de confundirlo y hacerle creer que no había
entendido sus enseñanzas, y que todos sus argumentos eran
erróneos. Cuando se enteró de que Cardano acababa de
publicar dos libros de matemáticas, se apresuró a
comprarlos y no se quedó tranquilo hasta que comprobó que
su fórmula no aparecía en ellos. Más adelante
respondió a una amistosa carta de Cardano riéndose de las
trivialidades que contenían sus libros.
El 14 de agosto, Francisco de
Borja tomó posesión de su cargo de virrey de
Cataluña. Su gobierno se centró en el armamento de
galeras, la defensa contra la piratería y la represión
del bandolerismo, que era uno de los mayores problemas de la
Cataluña de la época.
En septiembre, Rheticus viajó a Danzig, donde obtuvo del alcalde financiación para publicar su Primer informe a Johann Shöner sobre los libros sobre las revoluciones del instruido caballero y distinguido matemático, el reverendo doctor Nicolás Copérnico de Torun, por cierto joven dedicado a las matemáticas. El aludido Johann Shöner era un editor de Nuremberg que se estaba dedicando a publicar libros de matemáticas y astronomía. El "primer informe" de Rheticus continúa siendo hoy en día una excelente introducción al trabajo de Copérnico.
En noviembre, Gonzalo
Jiménez de Quesada, Nicolás Federmann y Sebastián
de Belalcázar recibieron la respuesta a sus peticiones sobre la
gobernación del Nuevo Reino de Granada, que no le fue concedida
a ninguno de los tres, sino al hijo de Pedro Fernández de Lugo,
el gobernador de Santa Marta, que había fallecido poco antes.
También había viajado a España Pedro de
Alvarado, que fue ratificado como gobernador de Guatemala y
además se le concedió la gobernación de Honduras,
con la cual volvió a América y destituyó a
Francisco de Montejo. A cambio, le cedió el territorio de Chiapas, que Montejo se dispuso a
organizar, mientras su hijo seguía combatiendo en Yucatán.
En Sevilla murió a los cincuenta y un años Hernando
Colón, el hijo bastardo del descubridor. Dejó escrita una
Historia del almirante don
Cristóbal Colón, que no se publicaría hasta
varias décadas más tarde, probablemente porque en ella
muestra una gran hostilidad hacia todos los españoles que
participaron en el descubrimiento de América. Su empeño
por disimular el origen humilde de su padre ha sido una de las
principales causas de que haya surgido un sinnúmero de
teorías, a cual más descabellada, sobre la familia
Colón. Así, ha habido historiadores que han querido
convertir a Cristóbal Colón en veneciano, corso, griego,
portugués, catalán, etc. No obstante, la
documentación que lo acredita como genovés es muy
difícil de rebatir.
El rey Francisco I de Francia decretó el uso del
francés en los juicios y en los documentos notariales.
También estableció que los eclesiásticos
tenían que llevar un registro de los bautizos, bodas y entierros
de los feligreses.
Tras la batalla de Las Salinas, Francisco Pizarro recompensó
con una encomienda y una mina de plata a Pedro de Valdivia, que ahora estaba
organizando una expedición para conquistar el sur del Imperio
Inca, en colaboración con Pedro Sancho de la Hoz. Partió
de Cuzco en enero de 1540, y
más adelante se le unió su socio.
El consejo de Indias decidió que Hernando Pizarro fuera
encarcelado por el asesinato de Almagro. Además se
decidió enviar a Perú como juez pesquisidor a Cristóbal Vaca de Castro,
para poner orden.
Los informes de fray Marcos de Niza llevaron al virrey de
México, Antonio de Mendoza, a organizar una nueva
expedición hacial el norte, pero esta vez no de
exploración, sino de conquista. Hernán Cortés
trató de que le fuera asignada, pero Mendoza designó a
Francisco Vázquez de Coronado, el gobernador de Nueva Galicia,
que partió en febrero
acompañado del franciscano. La ausencia del gobernador fue
aprovechada por los indios para iniciar una sublevación en Tlaltenango. Cortés
decidió volver a España para conspirar allí contra
Mendoza.
Álvar Núñez Cabeza de Vaca había
regresado también a España, donde el 18 de marzo firmó unas
capitulaciones para dirigirse al río Paraná en ayuda de
los posibles supervivientes de la expedición de Juan de Ayolas.
También recibió los títulos de gobernador,
capitán general y adelantado del Río de la Plata,
válidos únicamente en caso de que Ayolas hubiera muerto o
desaparecido.
Otro tanto sucedió con Pascual de
Andagoya, que también había regresado a España y
obtenido el título de adelantado del río San Juan, lo que
le concedía el gobierno sobre un territorio entre Perú y
el Nuevo Reino de Granada. Entre estos territorios se había
creado una zona un tanto anárquica. Por ejemplo, Jorge Robledo, que había
llegado a América con Alvarado y había participado en las
expediciones de Sebastián de Belalcázar a Quito y a
Popayán, había fundado en esa zona el año anterior
la ciudad de Santa Ana de los
Caballeros, y ahora fundaba Cartago,
ciudades que, en principio, no estaban sometidas a ninguna instancia
superior.
Antonio Sedeño, desde Trinidad, había empezado a
remontar el Orinoco, pero murió en el intento. También
murió Jorge de Spira, el gobernador de Venezuela.
La ciudad de Panamá se había convertido en un
floreciente puerto comercial, ya que a ella llegaban todos los barcos
procedentes de Perú y algunos de la costa occidental mexicana
con destino a España. La carga era transportada en mulas a
través del istmo, y embarcada de nuevo en Nombre de Dios.
Bartolomé de las Casas abandonó Nicaragua y
regresó a España, convencido de que era allí donde
había que desarrollar la lucha contra los abusos de los
conquistadores.
En mayo, la expedición de
Vázquez de Coronado llegó a donde se suponía que
tenía que estar el rico imperio anunciado por fray Marcos de
Niza, pero lo único que encontraron fue un árido desierto
habitado por indios que vivían pobremente. Lo llamaron Arizona. Informado de que hacia el
oeste había otras tierras habitadas, envió hacia
allí a Pedro de Tovar,
que, efectivamente, encontró siete poblados algo mayores que los
que habían encontrado antes, pero no menos pobres. Poco
después, en la misma dirección, García López de
Cárdenas descubría el Gran Cañón, por el que
fluía un río al que los españoles llamaron Colorado, a causa del color de las
rocas entre las que se abría paso. Hernando de Alvarado avanzó
hacia el sureste, siguiendo el que llamó Río Grande del Norte.
Simultáneamente, Hernando de
Alarcón recorría con una flota el mar de
Cortés y descubría la desembocadura del Colorado.
En junio Pedro Sancho de la Hoz
fracasó en un intento de asesinar a Pedro de Valdivia, tras el
cual fue excluido de la expedición hacia el sur.
Mientras tanto, Francisco Vázquez de Coronado había
dirigido a sus hombres siguiendo el Río Grande del Norte hasta
reunirse con Alvarado en un lugar donde decidieron acampar para pasar
el invierno.
Cuatro años atrás, Girolamo Cardano había
contratado como criado a un joven de catorce años llamado Ludovico Ferrari. Poco
después, al advertir que sabía leer y escribir, lo
empleó como secretario, y no tardó en darse cuenta de que
tenía una gran inteligencia, por lo que empezó a
enseñarle matemáticas para que pudiera ayudarlo con sus
manuscritos. Ahora, a sus dieciocho años, Ferrari acababa de
encontrar un método similar al de Tartaglia para resolver las
ecuaciones de cuarto grado. Por desgracia, como el método de
Ferrari se basaba en el de Tartaglia, no podía ser publicado, en
virtud del juramento de silencio pronunciado por Cardano. Ese mismo
año, Cardano renunció a su cargo de profesor de
matemáticas
en la fundación Piatti, y Ferrari no tuvo dificuldad en ocupar
la vacante. Durante los dos años siguientes
Cardano abandonó los estudios y se ganó la vida jugando
al ajedrez.
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