William Optics FLT132 Apochromatic refractor

       A review (in Spanish)


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José R. Torres

 

 

As you can see in these pages, I have been using two achromatic refractors for nearly a year and a half. These low cost instruments have fulfilled all my expectations, particularly in deep sky, where the performance is surprisingly good and where chromatic aberration is of no concern. The wide view images they provide are certainly stunning, much better than people like to think. Currently, the usually neglected 150 F/D 5 Synta achromatic refractor has become my favorite telescope and properly filtered and diaphragmed, it provides excellent Moon images. However, a moment has arrived in which I wish more quality and a truly good instrument. After several months reckoning the most adequate instrument for my taste, I have decided to purchase a new top-line telescope: an apochromatic refractor equipped with a132 mm  air-spaced fluorite (central lens) triplet. The aperture is still wide enough to assure extremely contrasted deep sky views, whereas the quality of a color-free objective will give access to astonishing planetary and Lunar views. The following lines will show the first impression I am having.

 

 

   First light

 

El telescopio llegó perfectamente embalado en dos cajas de cartón, una con el tubo óptico y la otra con el buscador. Dentro de la caja de cartón principal, aparecía una segunda, y en su interior una magnífica maleta de aluminio con el refractor más espectacular que he visto hasta ahora.

 

El tubo óptico es muy pesado (9 Kg) y está extremadamente bien acabado, sin el menor rastro de plástico. Plegado tiene una longitud idéntica al refractor Skywatcher 150/750 y un diámetro prácticamente igual, pero mayor peso. Está pintado de blanco perláceo, ligeramente rugoso (pintado al polvo). Es muy agradable de usar, con una mecanización notablemente buena. La primera impresión que produce una vez montado es que estamos ante un telescopio de primera línea, un verdadero premium. Todo se ve deslumbrante, con un acabado perfecto. El sistema de enfoque es sin duda el mejor que he visto jamás, nada menos que de 4 pulgadas, rotatorio, y de doble velocidad. Nada que ver con los refractores acromáticos que he tenido hasta ahora. Esto no quiere decir que desprecie los telescopios de bajo coste chinos, todo lo contrario. Tengo dos refractores de este tipo, de 12 y 15 cm a F/8.3 y F/5, respectivamente, que he venido usando desde hace aproximadamente un año y medio. Es evidente que no van a estar a la altura de un instrumento de gama media-alta que cuesta diez veces más, pero a pesar de todo son instrumentos muy válidos; ojalá los hubiera tenido cuando comencé a observar hace ya muchos años. Para cielo profundo y a aumentos bajos o medios, los refractores de bajo coste son alterativas muy buenas. De hecho, pienso conservar el telescopio de 15 cm, poco apropiado para observaciones planetarias por su fuerte color residual, pero magnífico como instrumento richfield. El nuevo refractor va reemplazar al Skywatcher de 12 cm, puesto que duplica sus funciones y el nuevo telescopio es superior en todos los aspectos imaginables.

 

Por el momento, estoy usando la montura Skywatcher (Synta) EQ5 con trípode de aluminio y motores Celestron en ambos ejes, del telescopio de 12 cm. Tengo la intención de reemplazarla en breve por una Orion Atlas para toma de imágenes, y una Giro III para sesiones de observación cortas, pero el primer contacto con este instrumento ha sido con la montura Synta EQ5, con sus luces y sombras. Retiré la base de acero por su baja altura, siendo perfectamente consciente de que así el sistema sería más débil. La mayor distancia desde el enfoque a la cruz hace a esta montura en su trípode original de acero muy penosa de usar a elevaciones grandes. La primera noche llevaba los dos contrapesos originales del refractor Skywatcher, pero resultaron totalmente insuficientes. He necesitado añadir provisionalmente un tercer contrapeso, de modo que combinadamente proporciona 8 Kg y todavía sigue necesitando un poco más, sobre todo en las proximidades del meridiano. A pesar de estar diseñada para telescopios de 5 pulgadas, una EQ5 es insuficiente para un tubo tan pesado, más aún si estamos superando con creces su capacidad de carga. El FLT132 necesita una montura bastante más potente, y desde luego la merece. Se debe señalar además que las monturas EQ5 están pobremente mecanizadas y no son adecuadas para toma de imágenes excepto si sumamos exposiciones, compensamos las derivas de los engranajes, y los ajustamos con cuidado para evitar que tengan holguras que impidan a los motores aplicar correcciones instantáneas. Aún así, para observación visual es una montura bastante válida.

 

Comencemos por la rotación de enfoque del FLT132, que se hace operando sobre un tambor rotatorio de aluminio de gran diámetro, que gira suavemente y se fija con un tornillo de bloqueo. Allí aparece el único problema mecánico asociado al tubo óptico que por el momento he detectado. El bloqueo a veces no funciona apropiadamente: el freno puede llegar al final del recorrido sin alcanzar la inmovilización. En esas situaciones, aflojándolo, girando y presionando de nuevo queda finalmente bloqueado. Probablemente debe retirarse el freno más de lo que uno piensa antes de girar, para que funcione correctamente. La capacidad de giro es, a pesar de todo, una característica de lo más conveniente. Hace mucho más sencillo compensar los efectos de la rotación del portaocular al cambiar la orientación del tubo, y una vez probado, rápidamente se nos hace imprescindible. En cuestión de horas no podemos evitar preguntarnos cómo hemos podido operar antes sin esta característica. Mucho me temo que en breve se me van a hacer cada vez más intolerables mis otros refractores, menos sofisticados.

 

El extensor del parasol está tan ajustado que se desplaza lentamente produciendo un llamativo siseo. En la primera sesión se replegó, probablemente por no haberlo llevado al límite. No detecté ningún síntoma de condensación y deposición de rocío en las noches en que lo probé, aunque tengo el hábito de evitar apuntar demasiado alto mucho tiempo para prolongar el periodo de uso: en caso de que se observe el más mínimo síntoma de rocío (techo del coche), sólo observo a alturas considerables cuando es realmente necesario y durante periodos breves, cubriendo la óptica todo lo posible. Ya se me han arruinado demasiadas noches por culpa del rocío y prefiero evitar problemas.

 

El hecho de que el parasol se repliegue y que el enfoque pueda acortarse en unos 9 cm respecto de la longitud necesaria para llegar al foco, reduce muy notablemente las dimensiones del tubo y facilita mucho el transporte. La caja es excepcional, muy resistente, con esquinas metálicas romas y aristas reforzadas de aluminio, dos asas y ruedas. Puede llevarse como un trolley y queda en el suelo recostada sobre cuatro tacos de goma. Un trabajo hecho a conciencia, con el único inconveniente de tener un peso más que considerable: 13.5 Kg, a los que debemos sumar los 9 Kg del tubo óptico. No soy demasiado partidario de llevar la maleta al lugar de observación por su peso: prefiero usar la espuma del Meade LX200 de 25 cm para proteger el tubo óptico y usar directamente el maletero del coche como receptáculo. El tubo óptico del FLT132 una vez plegado es exactamente igual de largo que la horquilla y el tubo óptico del SCT, de modo que queda excelentemente protegido, rodeado de espuma.

 

El buscador que finalmente he escogido no es original de William Optics (WO), sino un Takahashi 7x50 montado sobre los aros originales de WO, que se enfoca simplemente girando el ocular. Lamentablemente, carece de sistema de bloqueo y queda demasiado suelto, de modo que pierde el enfoque con facilidad al desmontarlo para su transporte, o incluso al poner o quitar la tapa. No hay espacio preparado en la maleta de aluminio para guardar este accesorio. El buscador da un contraste realmente bueno y bien enfocado, muestra unas imágenes estelares casi propias de un telescopio. La calidad sin embargo se resiente bastante en función de cómo nos situemos respecto del eje óptico, puesto que una pupila de 7 mm agudiza las imperfecciones del ojo. Situados apropiadamente y bien enfocado, las imágenes estelares son muy puntuales. Los filamentos de la cruz son tan finos que resultan casi invisibles bajo cielos oscuros, pero en un telescopio de focal media, la localización de objetos no plantea ningún problema, se vean o no filamentos. Apoyarse en los ejes ecuatoriales para hacer starhopping es maravillosamente sencillo. Hay un problema más con este buscador en el soporte de WO: queda apenas margen (menos de 1 mm libre) para orientarlo paralelo al tubo óptico. La base debe fijarse con mucho cuidado para que se pueda alinear adecuadamente, dado el estrecho espacio, pero realmente se puede hacer.

 

Más sobre el soporte de WO para el buscador: El tornillo que se proporciona para sujetar las anillas en el adaptador es demasiado corto. La primera noche se desmontó súbitamente de su base y cayó, afortunadamente sin consecuencias que una pequeña marca en las anillas (y el vuelco que me dio el corazón). Lo reemplacé al día siguiente por un tornillo de acero inoxidable de reserva que tenía, unos 5 mm más largo, pero esa noche me vi obligado a usar solo el telrad y un ocular de bajo aumento, lo que unido al viento (bastante fuerte para lo que la montura podía soportar estando mal compensada) me hizo recoger antes de lo esperado.

 

El enfoque Crayford es sencillamente magnífico, mucho mejor que otro que adquirí de una conocida tienda alemana, que jamás me llegó a gustar. El de WO es muy preciso y suave. No se nota ningún síntoma de retroceso, incluso poniendo oculares pesados y la BigBarlow. He terminado por adoptar como ocular primario el Nagler de 13 mm, que da a la vez un contraste magnífico y un campo amplio (1.4º). El aumento (x70) es suficiente como para mostrar algunas estrellas con visión directa en NGC 2158, con fuertes atisbos de resolución (superficie moteada donde llegan a verse muchas estrellas débiles con visión lateral). El enfoque dual permite conseguir alcanzar un enfoque perfecto con gran precisión, de modo que las estrellas débiles son extremadamente puntiformes en todo el campo y se puede alcanzar una magnitud límite netamente superior a la proporcionada por instrumentos que no consiguen tal nivel de concentración de luz. Estas características, unidas al efecto inmersivo propio de los oculares Nagler, proporcionan las imágenes más estéticas de que he disfrutado jamás. El rendimiento es muy superior al que cabría esperar atendiendo a la abertura. Supera al refractor de 150 mm muy claramente: se ve más y mejor.

 

Los anillos de difracción son "de libro de texto", exactamente los que cabría esperar que proporcione un buen refractor. Las estrellas de la sexta magnitud apenas muestran un anillo y la luz está fuertemente concentrada en el disco falso de Airy. Las imágenes estelares son exquisitas. Las lentes no muestran síntomas de aberración esférica ni astigmatismo. Mis ojos tienen más o menos una dioptría de astigmatismo, pero incluso sin usar gafas, las imágenes son excelentes. El campo se observa muy plano y con oculares Nagler, la puntiformidad de las estrellas se mantiene en la totalidad del campo. Se aprecian no obstante algunos reflejos cuando un planeta o estrella muy brillante está casi en campo. A pesar de ello, el contraste es excepcionalmente bueno. Las imágenes intra y extrafocales son muy similares, quizá se aprecia un ligera sobrecorrección, pero ésta no tiene la menor consecuencia. Un detalle que encontré muy curioso es la facilidad con que se apreciaban colores en las estrellas. No hay falsos colores ni halos, ni siquiera forzando su aparición enfocando estrellas blancoazuladas brillantes, como Rigel o Zeta Orionis. La ausencia total de colores falsos en refractores, incluso en situaciones extremas (Venus, Sirio, Rigel), es algo nuevo para mí.

 

El equilibrado térmico es lento. Las imágenes iniciales, a pesar de todo, son bastante correctas y puede comenzarse a operar a aumento bajo y medio inmediatamente, aunque las observaciones a alto aumento requieren más tiempo. La tercera noche de observación calculé que se necesita en torno a una hora y media para que comience a rendir al máximo, pero había un fuerte viento en altura y ráfagas fuertes; no se llegó a alcanzar la calidad de imagen de las otras noches, que tampoco fueron nada extraordinario respecto a la estabilidad de imagen.

 

Para cielo profundo este telescopio es realmente maravilloso. La primera noche conseguí ver IC434 sin necesidad de filtros y estando todavía relativamente baja, aunque no conseguía distinguir la cabeza de caballo (algo temerario considerando la abertura y las condiciones no ideales de la noche). La nebulosa de Orión, que fue el primer objeto apuntado, muestra muchos más detalles que con el refractor de 15 cm, resaltada sobre un fondo negro, de manera que las características tenues se hacen visibles, a la vez que las estrellas débiles destacan sobre la nebulosa. Si comparo esta imagen con la proporcionada por mis otros dos refractores, el FLT132 muestra el objeto más rico, mejor recortado del fondo, con zonas de luminosidad baja más prominentes y más estrellas proyectadas. No puedes dejar de mirarla. Allá donde fijas tu atención se ven inmediatamente preciosos detalles. Con un telescopio mayor la nebulosa es más brillante, pero con el refractor apocromático es sin duda más estética.

 

Si tuviera que destacar la característica más excepcional en observaciones de cielo profundo, ésta sería el elevadísimo contraste, que llama poderosamente la atención nada más comenzamos a usarlo. Una de las imágenes que más me gustan con el refractor de 150 son los núcleos del Doble Cúmulo de Perseo; pues bien, con el nuevo refractor aún se ven más espectaculares si cabe, con estrellas tan definidas y puntuales que parece irreal, y colores mucho más marcados. A pesar de que por captación de luz este telescopio queda por detrás de otros, lo compensa mostrando un campo mucho más contrastado y estrellas más perfectas. El rendimiento de este telescopio en casco urbano es tan sorprendente que por momentos parece imposible. Muchas típicas galaxias brillantes (M 65‑66, M 95‑96‑105, NGC 2903, NGC 4631, o las galaxias Messier de la Osa Mayor o Canes Venatici), que resultan decepcionantes desde el interior del pueblo, eran en el FLT132 muy evidentes. Incluso mostraban algún detalle e irregularidades, inaccesibles al refractor de 150 mm en similares condiciones, cuyo rendimiento conozco en profundidad. La localidad donde me encontraba, Algar de Palancia, proyecta una horrible bóveda de luz que arruina el cielo y hace muy frustrante cualquier intento de observar algo distinto a la Luna o los planetas. Pues bien: M 3, a 40º sobre la plaza mayor, y después M 13, algo más bajo, se comenzaban a resolver gracias a esa capacidad de foco cuidadoso y perfecto, y el buen bafleado. Incluso M 51, muy afectada por la polución lumínica, podía verse apenas 35º por encima del horizonte e inmersa en la bóveda de luz de Algar, que a simple vista apenas dejaba ver estrellas de la  tercera magnitud. Con la ayuda de los ejes ecuatoriales y el TriAtlas (cada vez más imprescindible para mí), pasé una de las noches más agradables que recuerdo desde un sitio con polución lumínica.

 

La tercera noche, también en Algar, fue transparente pero con una estabilidad de imagen pésima, mucha luz parásita, pero afortunadamente seca (la menor traza de humedad intensifica la contaminación lumínica local). Para entonces estaba más habituado al instrumento y la montura, así que disfruté muchísimo. La montura no es fuerte, pero se puede manejar con comodidad sin problemas molestos. Prescindí de los motores esta vez. Este telescopio es capaz de mostrar imágenes atractivas incluso desde un sitio con polución lumínica, y focos directos, lo que es muy de agradecer porque no siempre puedo viajar 60 Km extra para conseguir un cielo de primera. A simple vista se alcanzaba la 5.5 magnitud en el cenit, pero este valor se degradaba rápida y catastróficamente hacia el horizonte. Los cúmulos del sur de Gémini quedaban a unos 60º, todavía en buenas condiciones, y se veían notablemente bien para estar en un sitio mediocre. Algunos otros objetos intentados fueron NGC 2371-72 (doble lóbulo fácil de ver), M 51 (los dos núcleos esta vez se veían rodeados de halos bien contrastados), NGC 2392 (brillante, con efecto blinking), M 3 y M 13 (bien resueltos esta vez), y otros. Suelo tomar una estrella u objeto brillante de partida y trazo una trayectoria que me llevan de un objeto a otro, en saltos de pocos grados. Fue muy sencillo combinar el buscador con los ejes ecuatoriales para encontrar objetos difusos con absoluta facilidad.

 

La evaluación del rendimiento planetario es parcial puesto que el seeing no ha sido nada bueno ninguna de las noches, ni siquiera a elevadas alturas sobre el horizonte. Además, la Luna está prácticamente ausente, en fase de nueva, y los motores tienen dificultades por el imperfecto equilibrado del tubo óptico. Para las pruebas, usé un ocular Nagler de 7 mm y la Big Barlow x2 de Televue, que proporcionan combinadamente 260 aumentos. En mejores condiciones atmosféricas y con una montura más fuerte se debe poder superar esta potencia sin el menor problema. Puedo al menos decir que las imágenes planetarias son muy perfiladas y brillantes, y no muestran rastros de aberración cromática. Venus se ve de un tono amarillento, sin la menor traza de color residual, a apenas 15º de altura. Nada en absoluto. Es la primera vez que veo a Venus con su color verdadero, sin irisaciones, pese a su brillo extremo. Me parecía imposible. Saturno en el meridiano se veía exquisitamente nítido, mientras que en Marte, más bajo, mostraba detalles superficiales con gran facilidad. En la segunda noche estaba en la terraza de mi casa en Algar de Palancia, rodeado de luz parásita, con un peor seeing que en la primera noche, en Barracas, pero al menos con imágenes más estáticas por el menor viento. La tercera, en quería concentrarme en observaciones planetarias, era totalmente inapropiada: viento constante en altura y un seeing pésimo.