Tu corazón late por doquier
en
un país de fosas.
Celan
Gegenlicht
COMO NIEVE pesan
los años sobre el pecho. Como sombras
manos que las edades sepultan
y ojos crecen hacia adentro.
Manos como acordes
de quebradas voces. Manos
como pozos de nieve dura y seca
como negra mancha.
Sangre que tiñe cada hora
sudario de viento que lo azota.
Emergen ecos como manos
—sistro tenue en la galerna,
para perderse luego. Todo calla:
Vuelve a los pozos de la nieve
la desnuda ardida vida.
SE ESCONDE el fuego
en las cuencas de los muertos más recientes
y aguarda la voz que indique
el salto leve hacia otros pechos:
Memoria de agua agitada por el viento
que arde. Memoria de soles vapor de sombra
que no deja estela
ni trémula gota a la memoria. Sudario
sangriento. Memoria de aquellos
que no recordarán
haber elegido ser jamás católico o judío:
Memoria de amapolas en la nieve.
Fuego fatuo. Confusas laderas. Zona de tiro.
A VECES la presencia
de un corazón de carne
inquieta o incomoda.
Impide actuar a la conciencia
que exige libertad de fuego
permiso para matar.
Demasiado blando el corazón
asume su propio sacrificio:
Se aleja del cieno
en que feliz naciera.
PASARÉ como viento
entre cipreses
cuando al fin mi cuerpo se libere.
Volaré a la idea o al castigo
indescifrable y merecido
por haber vivido
por haber latido
entre dos actos: Pájaro encerrado en urna
sin ventanas
ni canciones.
¿Y SI LA MUERTE
como liberación
fuese un engaño más?
(Tiembla todavía
un recuerdo sobre el agua
que sacas y bebes cada día...)
Igual que si la vida
en el más allá
fuera peor que ésta:
(El pasado se deforma
cuando el aire roza
la superficie ... )
¡Habría que decidirse
a vivir para siempre
con la muerte a cuestas!
(En un instante
la sombra te revela
la distancia siempre exacta
desde tu corazón
hasta el pozo de la pena.)
ESTA VIDA que sin pausa
se lamenta
también disipa la conciencia
que azota el viento. Sobre la duda silba
en remolinos siembra llamas
en lluviosos oleajes:
Cabellos de niebla mar latiente
que desciende
y riza.
Salobre es el recuerdo
turbión de sangre
que reconstruye el corazón apresurado:
Alguna vez escuchará en segura calma
—ahogado el trueno
y dulce el rayo en la frontera,
pozos de luz rosada
manar repletos de sentido. Cambiando rápida la estela
en plena noche
a mediodía del combate.
ELOHIM:
La muerte es quien dialoga
y da la vida al pozo
que ella misma ahonda
y representa.
Cuando desaparezca
esta generación
que tus muertos
callen para siempre
y una primavera cualquiera
amanezca al hombre
un aire nuevo.
¡Oh Tú que transformaste
la vida en muerte
por el miedo a tu Palabra!
Si vivir tan solo fuera
pensar el mundo
sin amarlo
a los vencidos sólo quedaría
desesperar de toda salvación.
¿Por qué me has engañado?:
Después de Auschwitz
después de Guantánamo y Gaza
nosotros seguiremos escribiendo poesía.
TANTOS AÑOS latió tu corazón
en lo interno de las urnas
de la nieve donde hacia adentro creciera: Urna breve
donde el eco de galernas invadido de tristeza
se acompasa a tus pisadas
y devuelve a la memoria
su fulgor. O camina por el filo de una espada
—o por el borde del hielo
que se agrieta y acompaña lentamente
el llanto de los niños que golpean las ventanas con los puños.
Ceden ya las urnas o caen rotos
los vitrales donde al alma se asomaba la memoria
ya disuelta en lluvia devastada. Tanto tiempo
que las voces se hacen sordas en las charcas
y se asusta el corazón en medio del camino.
Pero la tierra abierta desde siempre
brota ahora en mil heridas
apegada a la certeza del momento en que una brizna
verde y tierna en su secreto germinara.
Tiembla el sol entre fanales
traspasa su calor todas las urnas
a fundir los pozos de la nieve donde adentro
se encerraban las semillas de la yerba. A mediodía la barca
triza el silencio de la sangre y entre las piras navega.
AL HELADO crepúsculo
donde el miedo brota
—a la sangrienta
dulzura mi corazón se entrega:
Ponzoña de la ausencia
—día que nadie nos devuelve:
Las palabras sus aromas
el fulgor de los pactos
de amor junto al manzano.
A las sombras de la noche no saludo
que me llevan a los pozos transparentes
de la aurora
donde llueven lentas y constantes
las ardidas almas como nieve.
ENEMIGA del peso.
Principio y fin de la fiesta
de la luz. Voz
cuyo vientre
pueblan llamas. Ardida
estela que levanta
vendavales:
Es el signo de otra órbita
Orión: Síguela:
Del pozo donde pasión
gotea
o palabras que no cambian:
Limos
que atesoran la tensión
salvífica del rayo:
Sal
callada y esencial:
Chispa donde los verbos
se incendian:
Turbión salobre del delirio
que mana contigo
ansioso
por acudir a la vida
cuya mitad es muerte.
MANOS que investigan bosques de Babel.
Lenguas que destruyen torres.
Manos que recorren
cuerpos. Lenguas
que descienden hasta los pozos del ser.
Actos. Emociones.
Gritos. Lenguas que recorren
las secretas venas.
Pan. Vestidos. Cosas.
Letra a letra toman los puentes de Babel
bombean como pueden
la sangre que resbala por las manos
y después las lenguas
distribuyen: A los cuatro vientos
y sus puntos cardinales:
Se hunden en cada pozo, se apagan en cada luz