Hemos llegado, no sin esfuerzo a la cumbre del Ponoig.
El día que disfrutamos, a la vista está, es magnífico.
La vista que nos regala, indescriptible, es la recompensa.
Eso y la compañía de unos jóvenes montañeros alicantinos que
nos han acompañado en la ascensión.
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