
IU FRENTE AL PROCESO DE BOLONIA
La aplicación del llamado
Proceso de Bolonia en el Estado Español está generando una profunda
inquietud en la comunidad universitaria y un notable rechazo en amplios
sectores estudiantiles, provocado en gran medida por la
ausencia de un debate
participativo y en profundidad sobre las reformas universitarias en
marcha, que van
a condicionar el futuro de la Universidad con importantes repercusiones
sociales.
Sin renunciar a cuanto pueda contribuir a la mejora
de la docencia y la investigación universitarias, así como a la
eliminación de las barreras clasistas para acceder y completar los
estudios superiores, la situación actual nos lleva a reclamar que se
paralice la implantación de nuevos planes de estudio hasta que una
verdadera discusión pública, con amplia participación de los distintos
componentes de la Universidad, permita esclarecer su sentido general y
su contenido preciso en el marco del Espacio Europeo de Educación
Superior. Para que esto sea
posible hay que suspender la fecha límite de 2010 como inicio de
la extinción forzosa de los planes de estudio vigentes.
En ese marco y como aportación al debate, IU presenta su
propuesta de alternativas para el futuro de la Universidad:
1. Apostamos por una Universidad
Pública al servicio de un
desarrollo social y ecológicamente sostenible,
asentado en la
Investigación científica, el Desarrollo tecnológico y la innovación en
el trabajo (la llamada I+D+i). Ello requiere la formación de
profesionales altamente
cualificados con capacidad crítica, de investigación e
innovación. Para ello es necesaria una profunda renovación
pedagógica con métodos
más activos que propicien un aprendizaje centrado en el alumnado, junto
a una relación más cercana entre estudiantes y profesorado,
con grupos más pequeños y una docencia más tutorizada.
2. Rechazamos que los servicios
educativos sean tratados como una mercancía: proponemos cooperación frente a competitividad. La mejora de la calidad de los estudios superiores no
puede tener como objetivo la “competitividad” entre las
Universidades de España, de Europa o del resto de mundo, sino la
cooperación entre ellas, que es esencial para la actividad
universitaria, tanto docente como investigadora.
3. Nos oponemos a toda reforma de planes de estudio que suponga su devaluación o elitización.
La aplicación del sistema
Grado-Postgrado, cuya concreción y
duración depende de cada Estado y que en España viene a sustituir al
sistema Diplomatura-Licenciatura-Diploma de Estudios Avanzados (DEA)
previo
al Doctorado, debe hacerse de forma que no se devalúen una mayoría de los estudios universitarios ni se produzca la
elitización de algunos otros. En consecuencia proponemos que la
homologación de los
Planes de Estudio se realice, de
acuerdo con el criterio mencionado, por un organismo público con participación
representativa de los distintos componentes de la comunidad
universitaria, y que esté orientada a la dotación de medios
para
superar el fracaso escolar, evitando en todo caso su subordinación al mercado.
4. Exigimos financiación
pública suficiente, tanto
para la
renovación pedagógica como para hacer realidad la llamada “dimensión
social” de la convergencia en el Espacio Europeo de Educación Superior,
garantizando de forma efectiva que todo
estudiante pueda completar sus
estudios sin obstáculos derivados de su origen socioeconómico. Ello
exige llegar al 2% del PIB (excluyendo tasas y financiación
privada), luchar contra el fracaso escolar como un objetivo central de
las
reformas universitarias, trabajar por la gratuidad de todos los
estudios superiores y exigir la implantación generalizada de un
sistema de becas-salario. Proponemos priorizar la gratuidad en el Grado
y nos oponemos a cualquier subida de tasas o precios públicos, a la vez
que
denunciamos especialmente los elevados precios de los Masters,
y rechazamos asimismo los falsos préstamos-renta que
hipotecan al estudiantado.
5. Denunciamos las distintas vías de
privatización de la
Universidad Pública.
Reclamamos que la financiación pública
asegure el mantenimiento y desarrollo de la docencia e investigación
universitarias, sin supeditación a las aportaciones de empresas
privadas.
Asimismo rechazamos la apropiación privativa de recursos públicos,
tanto a través de subvenciones de costes generales a proyectos de
investigación encargados por empresas privadas, como a través de la
transferencia de personal de centros públicos a tales empresas, y en
particular las derivadas de ellos para la explotación
privativa de los
resultados de investigaciones financiadas con fondos públicos
("spin-off"). La
Universidad Pública no puede convertirse en el gabinete de I+D+i de
empresas privadas.
6. Abogamos por una educación superior que
desarrolle la capacidad crítica. Para ello es imprescindible la formación
humanística, junto a la científica y tecnológica, a fin de que los
futuros científicos y tecnólogos no se limiten a la adquisición de
los contenidos conceptuales de sus disciplinas sino que puedan
también conocer su
metodología; al mismo
tiempo, los futuros profesionales de disciplinas humanísticas han de
conocer
los resultados de la investigación científica y técnica para abordar la
comprensión del mundo y la sociedad. Todo ello supone cuestionar
la escisión entre formación humanística y científico-técnica. La
educación superior ha de asegurar una sólida formación teórica junto a
los conocimientos prácticos que cada especialidad requiera.
7. Defendemos una formación universitaria que también prepare para el ejercicio profesional, pero sin que sirva como excusa
para subordinar la educación superior al mercado, sino que esté orientada a formar
profesionales altamente cualificados, con capacidad investigadora e innovadora,
que puedan contribuir activamente a la creación cultural y a un desarrollo
social y ecológicamente sostenible. Para ello hay que impulsar también los cambios necesarios en la estructura
económica, que incluyen el desarrollo del sector público tanto en la producción como
en los servicios.
8. Queremos profundizar en la democratización de la Universidad.
El desarrollo de la Universidad
Pública y los cambios necesarios
para su mejora, además de una financiación pública
adecuada
que los haga viables, requieren de la participación consciente y
voluntaria de
estudiantado, profesorado y personal de administración y servicios, a
través de sus propias organizaciones y de su representación en los
órganos de gobierno. Frente al proyecto gubernamental de sustituir la representación
estudiantil por órganos tutelados, así como los gobiernos democráticamente
elegidos por "gestores profesionales", planteamos la necesidad de profundizar en su
funcionamiento democrático como fundamento de
la autonomía universitaria, a través del diálogo y la cooperación entre
los
distintos componentes de la Universidad, y desde el respeto al ejercicio
de las libertades y a
los órganos representativos de las universidades. Defendemos una
Universidad
Pública y Democrática que se comprometa con la sociedad, que sea motor
de transformación
social.
- CONTRA A LA MERCANTILIZACIÓN DE LA UNIVERSIDAD EN EL MARCO DEL
PROCESO DE BOLONIA, LA ESTRATEGIA 2015 Y LAS DIRECTRICES DE LA OCDE Y LA OMC
- POR LA DIMENSIÓN SOCIAL DE LA
CONVERGENCIA Y UNA PROFUNDA RENOVACIÓN PEDAGÓGICA QUE PROMUEVA UN APRENDIZAJE CENTRADO EN EL ESTUDIANTE.
- POR UNA UNIVERSIDAD PÚBLICA DE CALIDAD, GRATUITA, DEMOCRÁTICA Y AL SERVICIO DE LAS NECESIDADES SOCIALES. NINGUNA
CONVERGENCIA SIN
FINANCIACIÓN PÚBLICA SUFICIENTE
- PARALIZACIÓN DE LA REFORMA FORZOSA DE LOS PLANES DE ESTUDIO
A FIN
DE POSIBILITAR UN DEBATE SERENO, AMPLIO Y PARTICIPATIVO SOBRE EL FUTURO
DE LA UNIVERSIDAD QUE NO PUEDE SER SUSTITUIDO POR CAMPAÑAS PROPAGANDÍSTICAS.
PRESIDENCIA FEDERAL DE IZQUIERDA UNIDA, 4 de abril de 2009