La brecha entre quienes se informan
principalmente a través de Internet y quienes lo hacen a
través de los medios masivos de comunicación,
especialmente la Televisión, ha sido especialmente notoria en
relación al Tratado Constitucional Europeo. En las Televisiones
la publicidad por el Sí, reducida a eslóganes
publicitarios engañosos, ha dominado abrumadoramente. En
Internet, por el contrario, proliferaban análisis
críticos de los contenidos más negativos del Tratado, que
han sacado a la luz su carácter neoliberal y militarista. Por
ello, no me ha extrañado leer que en una encuesta por Internet
de Europa Press (en
http://www.europa2005.net/
) el No gane ampliamente por un 60% frente a un 37% por el
Sí y un 13% en blanco. Cuando se publique en papel este
artículo se sabrán los
resultados en las urnas del Referéndum del 20 de febrero. Y
dichos resultados serán indicativos no sólo de la
influencia de las izquierdas, que se han pronunciado en bloque por el
No (frente al centro y la derecha que han pedido el Sí con
más o menos convicción), sino del peso relativo de
Internet en la configuración de la opinión pública.
Y ese peso será también indicativo de la amplitud real de
la democracia en España. Pues las condiciones en que se ha
planteado el referéndum fuera del ciberespacio pervierten
gravemente la democracia: se ha consultado a la ciudadanía sobre
un texto cuyo contenido completo desconocía. Si ante el
referèndum de 1978 para la Constitución Española
se envió un ejemplar de la misma a toda la ciudadanía con
derecho a voto, en este caso se ha distribuido únicamente con
los periódicos el texto básico, sin los protocolos y
anexos que también formaban parte del Tratado y de la consulta.
Y en país donde la distribución de la prensa diaria es
minoritaria, podemos concluir que incluso dicho texto parcial no ha
llegado a una parte importante de la ciudadanía. Para mayor
escarnio, en una nota inicial se advertía que quien deseara el
texto completo podía conseguirlo en una dirección de
Internet o solicitarlo en teléfonos que no se especificaban. Y
todo ello ante un Referéndum apresurado con un tiempo escaso
para conseguir, leer y analizar un texto de tal longitud y complejidad.
Para muchísima gente, su única información
procedía de una propaganda institucional sesgada en paneles y
spots televisivos con artículos que mostraban la cara más
amable del tratado con grandes palabras como "paz", ocultando
pudorosamente las especificaciones menos gratas como el compromiso de
los Estados de "mejorar progresivamente sus capacidades militares". Si
a ello le añadimos el desigual reparto de los fondos y los
tiempos televisivos, exclusivamente a las fuerzas políticas
parlamentarias y que lejos de distribuirse equitativamente entre el
Sí y el No favorecían abrumadoramente a las fuerzas del
Sí, podemos preguntarnos cuánta legitimidad
democrática tenía un Referéndum en esas
condiciones, y la respuesta deberá ser que muy poca.
De hecho, Internet ha sido la única espita que ha permitido
acceder a la información pertinente, con la contribución
de mucha gente que ha ido desgranando las interioridades del texto,
desenmascarándolas, difundiéndolas y
denunciándolas. Por ello, Internet ha sido la alternativa al
"pensamiento único" que se nos ha querido imponer. Por ello, el
porcentaje de democracia real se corresponde con el porcentaje de
acceso a Internet. Por ello, junto a Internet, nuestra alternativa
democrática es el futuro. Por ello, finalmente venceremos.
NOTA ADICIONAL:
Me hago eco de una noticia publicada en la página de
IU-Hortaleza en
http://www.iu-hortaleza.org/article.php?sid=1238 : un
estudio realizado en Alemania y Gran Bretaña demuestra que la
propieda intelectual (copyright) perjudica económicamente a la
mayoría de los autores creadores de música, cuyos
principales ingresos provienen de actuaciones en directo y que se han
de gastar más para el uso de obra previa de lo que cobran por
los derechos de reproducción de su propia obra. Ello
debería hacer reflexionar a los responsables ministeriales del
gobierno español que preparan una nueva Ley de Propiedad
Intelectual más restrictiva que sólo beneficiaría
a las compañías discográficas y a unos pocos
autores ya millonarios. A la gran mayoría de los consumidores y
creadores les interesa la libre circulación de
información y música por Internet, que ayuda a
popularizarla salvando los filtros de las grandes discográficas.
Un gobierno mínimamente progresista y con visión de
futuro debería favorecer dicha circulación en vez de
obstaculizarla.