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Wikileaks y Facebook

Rafael Pla López

Assange y Zuckerberg Había expectativas de que Julian Assange, fundador de Wikileaks, sería declarado "persona del año" de la revista Time. Y había razones para ello: las sucesivas filtraciones a lo largo del 2010 del "asesinato colateral" desde un helicóptero en Bagdad ( http://collateralmurder.com/ ), de los diarios de guerra en Afganistán y en Iraq ( http://213.251.145.96/iraq/diarydig/ ) y finalmente de cables diplomáticos norteamericanos ( http://wikileaks.fdn.fr/cablegate.html ) habían sacudido cada vez con más fuerza la escena mundial. Pero finalmente el elegido por la revista Time fue Marck Zuckerberg, fundador de Facebook y protagonista de una reciente superproducción de Hollywood. No había realmente motivos para extrañarse: ya tenemos un precedente anterior, cuando Time eludió nombrar persona del año 2006 a quien había sido escogido por los internautas: Hugo Chávez. Su miramiento para evitar nombrar a personajes molestos al gobierno norteamericano es proverbial.

Pero es interesente contrastar el respectivo papel de Wikileaks y Facebook: si Wikileaks batalla por la transparencia gubernamental y corporativa ante la ciudadanía, Facebook en la práctica funciona como un instrumento para anular la privacidad de la ciudadanía, demostradamente ante las empresas (que han explorado perfiles de Facebook para discriminar en la contratación), y probablemente ante los gobiernos: el flujo de información en uno y otro caso parecen ir en sentido contrario.

Es cierto que los instrumentos de Internet desbordan frecuentemente las intenciones de sus creadores: Twitter fue creada como una red para el cotilleo, y está siendo utilizado para la coordinación de movilizaciones sociales, cosa que ya se refleja en su página de entrada, que ha sustituido el "¿Qué estás haciendo?" por "¿Qué está pasando?". Y otro tanto ocurre también con Facebook: la intercomunicación a través de redes sociales se ha demostrado un instrumento útil para coordinar la rebelión popular, como parece haber ocurrido en el caso de Túnez, posiblemente la primera rebelión popular exitosa impulsada fundamentalmente a través de Internet.

Pero la política de los gestores de Facebook es especialmente oscura: no sólo ha mostrado un notorio desprecio por la privacidad de sus usuarios (filtrando datos con propósitos comerciales, arrogándose la propiedad de las imágenes que almacena por encima de la voluntad de sus autores...), sino que pone en práctica medidas de censura notoriamente arbitrarias. Ya había sido denunciada la supresión de perfiles "catalanistas", y posteriormente ha suprimido porque sí el perfil "Fiesta del PCE": cuando me enteré, entre bromas y veras, especulé sobre la eventualidad de que la CIA considerara que ya tenía bastantes datos sobre los "amigos" de nuestra Fiesta.

Por ello es importante advertir del peligro que supone el control monopólico de la "red social" por una empresa privada, burlando así la multilateralidad propia de Internet. Si las llamadas "revoluciones de colores" debían aparentemente recibir directamente el visto bueno del Departamento de Estado USA, corremos el peligro de que las "revoluciones por Internet", si confían en el uso de Facebook, estén condicionadas a recibir dicho visto bueno a través de sus oscuros gestores.