INTERVENCIÓN PARA EL COMITÉ FEDERAL DEL PCE DEL 31 DE MAYO DE 2014
25M: LOS BASTIONES DE LA ALTERNATIVA
Rafael Pla López
Tal como preveíamos, las elecciones europeas del 25M han sido un primer
golpe al bipartidismo, un primer paso en la ruptura de su hegemonía que
ha cambiado la situación política. Pero ello no se ha producido como
habíamos previsto.
IU ha tenido un aumento espectacular respecto a las anteriores
elecciones europeas, tal como preveían las encuestas (recordemos que la
del CIS nos daba 5 eurodiputados, y hemos obtenido 6 con un 10% de
votos, 1.543.791 votos en total). Pero lo que no preveíamos era la
fuerza con la que ha surgido PODEMOS (5 escaños con un 8%, 1.227.797
votos en total).
Hay que destacar que IU y PODEMOS hemos subido paralelamente, y que
incluso en varias Comunidades Autónomas en las que ellos obtienen más
votos que nosotros ambos hemos superado el 10%. Y los resultados en
toda España son bastante homogéneos.
Si teníamos claro que el 25M era un primer paso, y que a partir de él
teníamos que seguir trabajando por la convergencia de la izquierda
política y social, teniendo en mente los próximos jalones que serán las
elecciones autonómicas y municipales y las elecciones generales,
después del 25M aparece claro que los principales interlocutores
políticos para esa convergencia somos IU y PODEMOS. Y no sólo por
razones cuantitativas, como fuerzas de un orden de magnitud similar,
por encima de un millón de votos, sino por razones cualitativas, dada
la coincidencia de nuestros programas, que se expresará por nuestra
unión en el mismo grupo parlamentario de Izquierda Unitaria Europea.
Naturalmente, y con carácter inmediato, seguiremos trabajando juntos en
cada lugar en la movilización social. Pero dadas las características de
Podemos, como una fuerza de ámbito estatal nucleada a partir del
liderazgo personal de Pablo Iglesias, hay que subrayar que un acuerdo
político en la perspectiva de las próximas elecciones sólo tendrá
sentido como un acuerdo global en todo el Estado. Para ese acuerdo no
es de esperar que haya dificultades en cuanto al programa, dadas las
coincidencias existentes.
En este proceso será importante mantener diferenciada la identidad de
cada fuerza, lo cual será la única forma de unir no sólo las
candidaturas sino los electorados, dada su diferente dinámica, y a
partir de ahí buscar un efecto multiplicador.
Recordemos que en la construcción de la convergencia social un problema
central ha venido siendo la confluencia y las discrepancias entre los
movimientos organizados, con un protagonismo importante de los
sindicatos mayoritarios y dinámicas como la Cumbre Social, y
movimientos con fuerte componente espontaneísta como el 15M, el 25S o
últimamente el 22M. La confluencia entre ellos no ha sido fácil, pero
ha sido y sigue siendo esencial para movilizar a la gran mayoría contra
los recortes sociales y las políticas austericidas de la Troika. Y
dichas diferentes dinámicas pueden haberse expresado también en el voto
diferenciado a IU (cuya candidata número 2, recordemos, era una
dirigente de CC.OO.) y a PODEMOS.
Y dichas identidades diferenciadas descansan también en diferentes
formas de funcionamiento: IU como un movimiento político y
social organizado de base asamblearia, eligiendo asambleariamente
nuestras candidaturas con un sistema electoral proporcional. PODEMOS
con un funcionamiento plebiscitario a partir de un liderazgo personal,
que han expresado a través de las “primarias abiertas” para escoger el
cabeza de candidatura. Debemos sostener las ventajas nuestro
procedimiento, que permite elegir democráticamente no sólo la cabeza,
sino toda la candidatura, después de un debate en igualdad de
condiciones no mediatizado por los medios masivos de comunicación. Pero
no podemos pretender imponer nuestro método a PODEMOS, integrándolo en
IU, del mismo modo que PODEMOS no puede pretender imponernos su método
para integrarnos en él. El acuerdo tendrá que ser entre dos fuerzas en
condiciones de igualdad respetando las respectivas formas de
funcionamiento. Y para la formación de las candidaturas habrá que
partir de los datos de las elecciones europeas, que nos sitúa como
fuerzas con un peso electoral similar, situándose IU por delante en una
mayoría de Comunidades Autónomas, y Podemos por delante en otras, entre
ellas una tan emblemática como la madrileña.
Pero hay que subrayar que el acuerdo es necesario para construir no
sólo un referente de izquierdas, sino una alternativa real de gobierno
frente al bipartidismo sumiso a la Troika. Para lo primero puede bastar
un apoyo de un 10% de la población. Para lo segundo tenemos que
situarnos en el entorno de un 20%, que se ha expresado claramente en
estas elecciones a través de IU y de PODEMOS, que se alzan así como
bastiones de la alternativa. Pero si la proporcionalidad de las
elecciones europeas ha permitido que ello se exprese en su resultado,
las distorsiones del sistema electoral español implican que sólo
uniéndonos podremos dar la vuelta a la dinámica bipartidista. Pues la
cuestión real en las próximas elecciones municipales y autonómicas no
va a ser la derrota del PP, que ya se ha producido en las europeas y
que tendremos al alcance de la mano en las próximas elecciones. Sino
que será quién tenga la hegemonía para sustituir al PP. Y a partir de
la unión con PODEMOS tendremos al alcance no sólo dicha derrota, sino
el “sorpasso” del que habló en su día Julio Anguita.