Un tal Manifiesto ha de partir de las aportaciones anteriores,
del "
Manifiesto Comunista" de
Marx y Engels, del anterior
"
Manifiesto-Programa del PCE",
del "
Manifiesto del PCE para la
izquierda" aprobado en su XIV Congreso y de los desarrollos
elaborados
en posteriores Congresos.
Constatamos así cómo el sistema capitalista,
última forma de organización social basada en la
propiedad privada y en la división de clases, no
sólo se ha mostrado intrínsecamente generador de
mayores
desigualdades sociales,
en
vez de utilizar las inmensas
posibilidades de la ciencia y la tecnología para facilitar la
vida al conjunto de la humanidad, sino que su
intrínseca voracidad de recursos naturales para un crecimiento
compulsivo en pos del lucro privado choca con los límites del
Planeta Tierra y amenaza el
equilibrio ecológico de
su bioesfera. A su vez, el desarrollo tecnológico del armamento
hace de la
guerra una amenaza
mayor para la población civil y la supervivencia de la
humanidad. Así, la solución de los problemas de la
humanidad no puede venir de la competencia mercantil, sino de la
cooperación solidaria entre las personas y los pueblos y de la
planificación. No puede venir
de la explotación y la rapiña de la fuerza de trabajo y
los recursos naturales, sino de su cultivo en libertad. No puede venir
de la guerra i la agresividad autoritaria y patriarcal, sino de la paz
y el pleno respeto de todos los derechos humanos. Todo ello hace
urgente acabar con el sistema capitalista, productivista, represivo y
patriarcal para abrir paso a una
humanidad
sin clases y sin Estados, al
comunismo,
organizado sobre los principios de la igualdad, la libertad y la
solidaridad. Un programa de transición al comunismo, basado en
la asunción por la clase trabajadora, superando las divisiones
en su seno a partir de la conciencia de la común
explotación que padece, de su papel como única clase
capaz de encabezar un proceso emancipador para todo el género
humano, es
actualmente una necesidad para la supervivencia de la humanidad y de la
vida sobre la Tierra.
La transición al comunismo es una exigencia también
del
desarrollo científico-técnico y cultural, para un
desarrollo
sostenible, cualitativo, que no se base en producir y consumir
más, sino en vivir mejor. Tal desarrollo se fundamenta en la
creatividad humana y la pluralidad de expresiones culturales,
y es incompatible con las barreras a la libre circulación de
información y la tendencia a la uniformización cultural
que impone el sistema capitalista de propiedad.
Frente a ellas, es necesaria la
liberación
de la
cultura como un patrimonio común de la
humanidad al servicio de la misma, con la abolición
progresiva de la propiedad
sobre las ideas, programas,
tecnologías y expresiones artísticas, abriendo así
el camino para la libre
cooperación entre creadores en todo el mundo, siguiendo el
camino marcado por la programación libre y de código
abierto, y priorizando los recursos necesarios para
combatir el hambre y las enfermedades.
La transición al comunismo requiere la progresiva
desmercantilización de las
relaciones sociales, comenzando por las relaciones personales y
la atención a las necesidades básicas, a través de
la erradicación de la prostitución en todas sus formas,
la eliminación del intercambio desigual y
la
generalización de servicios públicos gratuitos y de
calidad en la sanidad curativa y preventiva, la educación hasta
el nivel superior y el transporte público, impulsando el libre
desarrollo de las relaciones interpersonales y atendiendo a cada
cuál según sus necesidades.
La transición al comunismo habrá de descansar sobre la
socialización de los medios de
producción, estableciendo una correspondencia entre el
ámbito individual o colectivo de los mismos y el ámbito
de su gestión, como base para la autogestión de la
producción y distribución de bienes y para una
planificación democrática articulada de las mismas. En
esa dirección habrá que priorizar el paso al sector
público de los sectores económicos estratégicos y
de la propiedad del suelo y
la articulación de un tejido económico cooperativo
alternativo, con un reparto de la fuerza de trabajo que permita la
aportación de cada cuál según sus capacidades y el
desarrollo de éstas.
Y la transición al comunismo requerirá la
socialización del poder
político, federalizando el Estado a
todos los niveles con el reconocimiento del derecho de
autodeterminación de todos los pueblos y feminizándolo
con la progresiva
disolución de sus estructuras represivas y patriarcales
paralelamente a la
superación del sistema capitalista y el desarrollo de la
autoorganización social, de la libre expresión de la
pluralidad cultural, de la afectividad humana liberada y de
los sistemas colectivos para el cuidado solidario de las personas. La
abolición donde exista de la
monarquía con el establecimiento de la República
y el desarrollo de la democracia participativa deberán ser unos
primeros pasos en dicho proceso.
Los comunistas no pretendemos imponer nuestro programa a los
demás colectivos y organizaciones políticas y sociales.
Aspiramos por el contrario a llegar a los más amplios acuerdos
para su aplicación paulatina sobre la base del apoyo y la
participación activa de la mayoría de la
población, tanto desde las instituciones democráticas
como desde la movilización social, convencidos de que ello
responde a las más profundas necesidades de la clase trabajadora
y de la gran mayoría de la población, cuyo protagonismo
consciente a través de un amplio
movimiento político y social
es indispensable para la transformación social que haga realidad
otro mundo posible y necesario.
inicialmente
Rafael Pla López,
secretario de Formación del PCPV
con aportaciones de
Inma Campos,
Marga Sanz,
Edmund G. Turney i
Paco García Mancheño
23 de julio de 2005