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Esteban Morcillo, Catedrático de Farmacología Clínica en la Universidad de Valencia y el Hospital Clínico Universitario, fue Premio Extraordinario de la Licenciatura (1975) y del Doctorado (1978), fue becario de la “Fullbright Commission” en Estados Unidos y de la Fundación Juan March, Postdoctoral Fellow en la Johns Hopkins University y University of Michigan. Ha sido Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valencia (1999-2006) y es Vicerrector de Investigación y Política Científica de la Universitat de València.
Con amplia experiencia en contratos de investigación con la industria farmacéutica a través de la Fundación Universidad-Empresa y de la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) de la Universidad de Valencia. Proyecto CENIT 2006 con Genius Pharma (Almirall y otras compañías farmacéuticas en UTE). Por esta actividad de relación Universidad-Empresa, recibió en 1997 el Premio Cooperación Universidad-Sociedad del Consejo Social de la Universidad de Valencia. Es autor de más de 160 publicaciones en revistas internacionales indexadas en SCI, en su mayoría de la especialidad de farmacología del asma y la EPOC a las que ha dedicado la mayor parte de su investigación, teniendo asimismo un proyecto CIBER en el área de respiratorio. Recibió el Premio Galien de Investigación en Farmacologia 2001 (Entregado por la Ministra de Sanidad en la Real Academia Nacional de Medicina en Madrid). Académico de Número (electo) de la Real Academia de Medicina de la Comunidad Valenciana, fue Presidente de la Sociedad Española de Farmacología (1997-99) y es miembro de varias Sociedades Científicas (The John's Hopkins Medical and Surgical Association; British Pharmacological Society; European Respiratory Society). Fue coordinador del Programa Sectorial de Vida y Salud del Plan Valenciano de Ciencia y Tecnología, y representante de la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología (CICYT) en los Programas BIOMED2 y COST de la Unión Europea.
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El principal objetivo de este proyecto de investigación es
contribuir al estudio y caracterización de nuevos fármacos anti-
inflamatorios potencialmente útiles en el tratamiento de la EPOC
(enfermedad pulmonar obstructiva crónica). La EPOC es, en la
actualidad, una patología crónica muy importante, que aumenta en su
prevalencia y mortalidad, y está ligada principalmente al consumo de
cigarrillos. Además, el tratamiento farmacológico actual no detiene
la progresión de la enfermedad. Por lo tanto, nuevos fármacos son
deseables. Las patologías respiratorias crónicas han recibido menos
atención que otras patologías prevalentes, y existe actualmente un
renovado interés por este campo de investigación en muchos países
incluido España. El tratamiento de la EPOC, como el del asma, se ha
concentrado en el pasado en la terapia broncodilatadora. El
descubrimiento relativamente reciente de la gran importancia de la
inflamación crónica de las vías aéreas es una característica
fundamental de estas patologías y ha puesto el énfasis en la
introducción de nuevos fármacos anti-inflamatorios para tratar la
EPOC. Sin embargo, los esteroides que constituyen un elemento
fundamental en el tratamiento del asma, han producido resultados
clínicos controvertidos en EPOC donde parece existir una cierta
resistencia o respuesta disminuida a estos anti-inflamatorios, lo
que refuerza la existencia de un contexto inflamatorio distinto
entre asma y EPOC. Por tanto, nuevos fármacos anti-inflamatorios
serían bienvenidos en EPOC. Hay un amplio abanico de posibilidades
teóricas para influir en la inflamación pulmonar. Sin embargo, el
grupo farmacológico más avanzado en términos de investigación
clínica es el de los inhibidores mono-selectivos PDE4 de segunda
generación. Sus ventajas son: mecanismo de acción diferente del de
los esteroides, actividad anti-inflamatoria de amplio espectro como
consecuencia de la presencia de PDE4 como la principal actividad
catalítica en una mayoría de células inflamatorias e
imunocompetentes implicadas en la patogénesis de EPOC (v.g.
neutrófilos), y su administración oral mejora el cumplimiento de los
pacientes en una patología crónica y puede además actuar sobre
componentes sistémicos de la EPOC. Entre las desventajas potenciales
debemos señalar una ventana terapéutica estrecha que limita el
escalado de dosis por aparición de náusea y emesis, aunque la
tolerancia es aceptable en la mayoría de los estudios clínicos (fase
III completada o casi finalizada según los estudios). Si llegan al
mercado, serán fármacos caros aunque los estudios farmacoeconómicos
deberán tomar en consideración los costes directos e indirectos en
la toma de decisión.
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