Un proyecto de la Universitat mejora las condiciones de escolarización de más de 4.000 niñas y niños en Etiopía

Niños y niñas en la escuela de Soddo (Wolaitta), Etiopía.

El día 20 de noviembre, la ONU celebra el Día Universal de la Infancia en conmemoración de la aprobación de la Declaración de los Derechos del Niño en 1959 y de la Convención sobre los Derechos del Niño en 1989. La defensa de estos derechos es uno de los principales objetivos de la cooperación de la Universitat de València, que ha desarrollado en Soddo (Wolaitta), Etiopía, un proyecto, a través del Programa 0,7 Una Nau de Solidaritat, para la rehabilitación y la dotación de recursos de la escuela Ligaba Beyene que, en la actualidad, acoge a más de 4.000 niños y niñas.

La ejecución de este proyecto, que comenzó en 2007 por iniciativa de dos profesoras de la Universitat de València, María Luz Cardona y Belén Abarca, catedráticas de Química Orgánica, ha servido para mejorar las condiciones de escolarización de la zona (región administrativa de Southen Nations), el rendimiento académico del alumnado y la participación de la comunidad local en las obras de rehabilitación y en la elaboración del nuevo mobiliario.
 
Esta escuela, además, tiene un valor añadido. “Presta atención a personas con discapacidad, niños y niñas con ceguera, sordera o discapacidad intelectual… Por lo tanto, pensamos que con la rehabilitación del centro, que no había tenido ningún mantenimiento desde su apertura, hace más de cincuenta años, también se podrían mejorar las condiciones de este colectivo de alumnos”, explica Belén Abarca.
 
“La recuperación de la escuela, que desde su edificación en 1953 había sido un referente en la zona, empezó con la construcción de un muro que lo rodea para establecer los límites de su propiedad formada por el edificio principal, pabellones adicionales y un amplio terreno sin edificar”, cuenta María Luz Cardona. Esta obra se hizo a petición del mismo centro educativo para evitar, por un lado, posibles hurtos como consecuencia de la extrema pobreza y el alto grado de desempleo de la zona; y por otro, la construcción de edificios dentro del terreno de la escuela, lo que le estaba mermando espacio. A estas alturas, el muro se usa como espacio educativo con rotulaciones como los alfabetos amhárico e inglés, la clasificación periódica de los elementos químicos, la estructura básica del corazón humano, etcétera; y ha permitido condicionar instalaciones deportivas en el espacio sin edificar, así como organizar la entrada de alumnos al recinto.
 
El proyecto general lleva en marcha siete años. Liderado por la Universitat de València, en colaboración con la escuela Ligaba Beneye y el Ayuntamiento de Soddo (Wolaitta), ha conseguido mejorar las condiciones de escolarización de 4.000 alumnos, entre 7 y 18 años, que están matriculados en la actualidad en este centro, el cual cuenta con 32 aulas y un equipo de personal docente de 75 profesoras y profesores. La escuela atiende, además, a 74 estudiantes con necesidades especiales.
 
“A lo largo de estos años se ha restaurado el edificio original, que es el edificio principal, con intervenciones en la fachada, techos, canalizaciones de bajantes de agua, salón de actos, despacho de dirección, sala de profesores, despacho administrativo, biblioteca y seis aulas. La escuela cuenta también con varios pabellones, con aulas, construidos en diferentes ampliaciones a lo largo de los años. Algunos de estos pabellones son de hormigón pero otros, financiados por las mismas familias de los alumnos, son de adobe, y por lo tanto demasiado vulnerables... En el desarrollo del proyecto, se ha abordado de momento solo la pintura de algunos de los pabellones de hormigón”, relatan las responsables del proyecto.
 
Las obras de rehabilitación del edificio y el equipamiento de la escuela han tenido repercusión en tanto que se ha conseguido estimular el proceso de aprendizaje del alumnado y mejorar así los resultados escolares; mejorar el entorno de trabajo del profesorado; dotar al personal de administración de los medios necesarios para desarrollar su tarea; y generar empleo local. Este último logro ha mejorado temporalmente la situación económica de las familias de la zona.
 
Contextualización del proyecto
El proyecto general de rehabilitación y equipamiento del edificio principal de la escuela Ligaba Beyene tiene lugar en un contexto complejo de altos índices de pobreza y abandono escolar.
 
Según los datos del United Nations Development Program (UNDP) Human Development Index (2013), Etiopía se sitúa en el lugar 173 de 187 países, por lo tanto, entre los países más pobres del mundo. La corrupción; la desigualdad de género; las enfermedades; el hambre; el bajo nivel educativo como consecuencia del abandono escolar y la saturación de las aulas (conviven entre 50 y 60 alumnos por aula), entre otras razones; y la falta de acceso a la información son los principales obstáculos para su desarrollo.
 
Su economía se basa fundamentalmente en la agricultura. Esta dependencia puede llegar a suponer la ruina de las familias por culpa de los grandes periodos de sequía. Al mismo tiempo, muchos hogares etíopes no tienen acceso a agua potable. A estas deficiencias se le añaden enfermedades, como el sida/VIH, handicaps como el alto crecimiento poblacional (uno de los más elevados del continente africano) o el analfabetismo, predominante en todo el país.
 
El bajo nivel educativo y su sucesiva degradación se ven reflejados en las tasas de escolarización: mientras que la escuela primaria presenta el 87,4% de escolarización, esta cifra disminuye al 15% en la secundaria y hasta el 5,5% en la educación superior.
 
Por lo tanto, la situación socioeconómica del país hace relevante la ejecución de proyectos de cooperación exterior como este, el cual se enmarca en el Programa 0,7 Una Nau de Solidaritat, de la Universitat de València, a través del Vicerrectorado de Internacionalización y Cooperación. 
 
Este programa está gestionado por la Comisión 0,7, creada en 1995 con la misión de establecer las líneas generales de actuación en materia de cooperación al desarrollo de la Universitat de València; distribuir el presupuesto 0’7 -que se obtiene del 0’7% del presupuesto de la Universitat, así como con carácter voluntario del 0’7% de las nóminas de su personal y de las tasas de matrícula de sus estudiantes- entre los diversos programas de cooperación; controlar y supervisar este presupuesto; y preparar y resolver convocatorias de proyectos propios de cooperación.
 

 

Fecha de actualización: 19 de noviembre de 2014 09:30.

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