DECLARACIÓN FRENTE AL TRIBUNAL MILITAR QUE LE JUZGÓ EN CONSEJO DE GUERRA DEL 17 DE DICIEMBRE DE 1998 EN BADAJOZ


Carlos Pérez Barranco.

[Este breve escrito reconstruye el alegato final de Carlos frente al Tribunal Militar.]

Intentaré ser breve para no alargar más este desagradable trámite.

En primer lugar, me gustaría transmitirles mi más profunda indignación por las condiciones marcadas por Uds. sobre las que se han desarrollado estos tres juicios. Me estoy refiriendo a maniobras como llenar la sala con soldados de la base para justificar fuertes restricciones al acceso de público, a la sistemática denegación de los testimonios solicitados, es decir, de la representación del apoyo social a la insumisión en los cuarteles, a las limitaciones impuestas a los periodistas que han acudido a cubrir las vistas, y, especialmente, a su decisión de celebrar este juicio en el interior de una base militar situada en medio de ninguna parte. El que un tribunal militar llame "audiencia pública" a algo que se ha intentado llevar a cabo en circunstancias semiclandestinas resulta poderosamente revelador.

En segundo lugar, quiero volver a subrayar que nunca ha sido voluntad del movimiento antimilitarista dejar a la sociedad indefensa. Más bien al contrario, ha sido su acción política, especialmente a través de la campaña de desobediencia civil conocida como "insumisión" y su respuesta social, el factor clave de la desaparición inminente de esa forma de servidumbre y escuela de antivalores, el Servicio Militar Obligatorio, tenida hasta no hace mucho tiempo como parte del orden natural de las cosas. Entendemos la desobediencia civil como una forma de participación polética legítima y radicalmente democrática. Es noviolenta, abierta y no busca la coacción o la imposición más o menos sutil de un determinado punto de vista sobre la realidad sino activar y profundizar el debate social, interpelar a la mayoría. Desde hace dos años, el movimiento antimilitarista está dando otra forma a la desobediencia civil. La "insumisión en los cuarteles" señala nítidamente a las Fuerzas Armadas y todo el sistema de defensa militarista como parte de los verdaderos enemigos de la sociedad, poniendo a la vista la cada vez más difícilmente camuflable priorización presupuestaria del aparato militar, los planes de adoctrinamiento en la inevitabilidad de la guerra, la fuerza y la imposición como instrumentos de política internacional, la exportación de muerte y sufrimiento a estados del llamado "tercer mundo" a través del comercio de armas...

En tercer lugar, con el debido respeto y en el más estricto sentido de la defensa, tengo que decir que no les reconozco a Uds. la facultad de juzgar mis acciones. Pepe Beunza fue el primer objetor de conciencia antimilitarista del Estado español. Está presente entre el público de esta sala y ya que Uds. han rechazado su testimonio haré mías algunas de las palabras que intentó dirigir al tribunal militar del primero de los dos consejos de guerra que se celebraron contra él, el 23 de abril de 1971: "soy inocente y les repito que no son ustedes los que me juzgan sino yo el que se presenta voluntariamente para denunciar esta injusticia". Mi presencia hoy aquí es totalmente voluntaria y tiene como objetivo comunicarles la solidez de mi oposición radical y noviolenta a la institución que Uds. representan, y, sobre todo, transformar este pretendido juicio a un desobediente civil en un verdadero procesamiento social al Ejército".

Para terminar, permítanme que les señale la inutilidad de seguir intentando criminalizar y aislar una conducta, la de los desobedientes civiles antimilitaristas, que es la expresión más visible de un cada vez más amplio sentir social que ve en los Ejércitos y su influencia sobre los pueblos un obstáculo para la realización efectiva de la paz y la justicia.


Índex d'Insubmissió a les casernes-Índice de Insumisión en los cuarteles