Las tablas de afinidades
Diversos autores del siglo XVIII trataron de ordenar en las tablas de afinidad la información empírica disponible referente a la "afinidad" química de las diversas sustancias entre sí. La tabla expuesta fue realizada por Etienne François Geoffroy (1672-1731) y presentada en 1718 a la Académie des Sciences de París con el texto que se extracta a continuación:
Table des différens Rapports observés en Chimie entre
différentes substances par M. Geoffroy l'aîné, Mém.
de l'Académie, (1718), 202-212.
"Se observa en química ciertas afinidades [rapports] entre
diferentes cuerpos, que hacen que se unan fuertemente los unos con los
otros. Estas afinidades tienen sus grados y sus leyes. Se observa sus diferentes
grados en que, entre diferentes materias confundidas, y que tienen
cierta disposición a unirse juntas, se percibe que una de estas
sustancias se une siempre constantemente con cierta otra, preferiblemente
a todas.
En lo que respecta a las leyes de estas afinidades, he observado
que, entre las sustancias que tenían esta disposición a unirse
juntas, si dos se encuentran unidas y otras se acercan o se mezclan, se
unen a una de ellas y hacen que la otra deje de estar unida; y algunas
otras también no se unirán ni a la una ni a la otra, ni las
separarán de ningún modo. De lo cual, me ha parecedio que
se podría concluir con bastante verosimilud, que aquellas que se
unen a una de las dos, tenían más afinidad, unión
o disposición a unirse con ella, que las otras que la que soltaban
su presa tras su acercamiento. Y he creído que se podría
deducir de estas observaciones la proposición siguiente, que es
muy amplia, aunque no pueda darla como general, no habiendo podido examinar
todas combinaciones posibles para asegurarme si se encontrará algo
en contra:
"Todas las veces que dos sustancias que tienen cierta disposición a juntarse unas con otras, se encuentran unidas conjuntamente, si ocurre que una tercera que tenga más afinidad [rapport] con una de las dos, se unirá dejando libre a la otra"
Esta proposición se halla muy ampliamente difundida en
química, donde se la encuentra, por así decirlo, a cada paso
de los efectos de esta afinidad [rapport]. De esta propiedad dependen la
mayor parte de los movimientos ocultos que siguen a las mezclas de los
cuerpos y que serían casi impenetrables sin esta clave. Pero como
el orden de estas afinidades es poco conocido, he creído que sería
una cosa muy útil el marcar aquellas que las principales materias
que se acostumbra a trabajar en química guardan entre ellas y el
dibujar una tabla donde de un vistazo se pudiera ver las diferentes afinidades
que tienen unas con otras.
[...]
La primera línea de esta tabla comprende diferentes sustancias
que se emplean en química. Debajo de cada una de estas sustancias
se han ordenado por columnas diferentes materias comparadas con la primera
en orden de su afinidad [rapport] con esta primera sustancia; de modo que
la que se encuentra más próxima es la que tiene más
afinidad, o aquella que ninguna de las sustancias que se encuentran debajo
podrían separar; pero que las separa a todas, cuando se encuentran
unidades y las descarta para unirse a ella. Así, en la primera columna
los espíritus ácidos son sustancias a las que he comparado
los cuatro géneros siguientes que se encuentran debajo, a saber,
las sales álcalis fijas, las sales álcalis volátiles,
las tierras absorbentes y las sustancias metálicas.
Las sales álcalis fijas se encuentran dispuestas en la
columna inmediatamente debajo de los espíritus ácidos porque
no conozco ninguna materia que, uniéndose a los espíritus
ácidos, los despegue y los separe una vez que están unidos.
Por el contrario, cuando cualquiera de los tres tipos de sustancias que
se encuentran debajo, se encuentra unida a los espíritus ácidos,
dejan su lugar a las sales álcalis fijas cuando se aproiamn, para
dejarle la libertad de unirse a los ácidos.
En la tercera casilla se encuentran las sales álcalis
volátiles que tienen más afinidad con los espíritus
ácidos que las sustancias terrosas o metálicas que se encuentran
debajo, pero menos que las sales álcalis fijas que se encuentran
encima. De modo que, cuando haya alguna de estas dos sustancias juntas
a los espíritus ácidos, le harán dejar su presa y
tomarán su lugar, uniendo a estos mismos ácidos. Estas mismas
sales álcalis volátiles tienen asimismo menos afinidad con
los espíritus ácidos que las sales álcalis fijas,
lo que hace que no tengan ninguna acción sobre estas dos sustancias
unidas conjuntamente. Al contrario, cuando estas sales álcalis volátiles
se encuentran unidas con los espíritus ácidos, los abandonan
al encuentro de las sales álcalis fijas, a las que ceden su lugar.
[...]
A pesar de que esta tabla contiene un número muy grande
de sustancia de las que se estudia sus afinidades, no dudo en absoluto
que se pueda añadir todavía muchos otros, de los que se conocerán
sus afinidades a fuerza de experiencias.
[...]
Es necesario señalar que, en muchas de estas experiencias,
la separación de las materias no es siempre perfectamente exacta
y precisa. Lo que procede de muchas causas que no es posible evitar, como
la glutinosidad del líquido, su movimiento, la figura de las partes
precipitantes o precipitadas, y otras cosas por el estilo, que no permiten
un descenso rápido o una separación exacta de todas las partes;
lo que es, no obstante, tan poco importante que no debe evitar considerar
a esta regla como constante.