LA CATEDRAL DE SANTIAGO DE COMPOSTELA

La historia de la ciudad del apóstol Santiago está muy ligada a la de su propia catedral, sepulcro del santo apóstol. Cuenta la tradición que esta tumba fue descubierta por el obispo Teodomiro en el siglo IX, momento en el que Alfonso II el Casto ordenó la construcción de un templo en dicho lugar que sería ampliado y reformado en épocas posteriores.

Conquistada la ciudad para las armas cristianas se decidió la construcción de tan insigne catedral coincidiendo con un momento de auge, esplendor y desarrollo de la ciudad. En estos momentos era obispo de la diócesis, Diego de Pelaez, el cual ordenó el inicio de las obras en el último cuarto del siglo XI. Las obras continuaron durante todo el siglo XII hasta su consagración en el año 1211. Atrajo durante siglos a numerosos peregrinos que venían a visitar al santo apóstol. Sólo a causa de la inestabilidad de siglos posteriores sus restos fueron extraidos con la finalidad de ser ubicados en un lugar más seguro. Con ello se redujo la llegada de peregrinos hasta que se reintegraron sus restos en el año 1879.

Si hay algo que sorprende de la Catedral compostelana es que todo su perímetro alcanza una extensión superior a los 8000 metros cuadrados. En la descripción arquitectónica conviene mencionar que cuenta con nueve naves inferiores y seis superiores que se caracterizan por su gran monumentalidad, proporcionalidad y sensación de equilibrio que respira todo el conjunto constructivo. A pesar de ello, no es esto lo que más sorprende de toda la construcción sino el majestuoso exterior en el que las portadas muestran todo un corolario iconográfico difícilmente igualable en cualquier otra catedral peninsular.

De todas ellas sobresale el majestuoso Pórtico de la Gloria, considerado –no, sin motivo- como la obra cumbre de la escultura románica de toda la Edad Media. El Pórtico fue construido a mediados del siglo XII con la idea de sustituir a la antigua portada del templo cristiano.

PLAZA DE LAS PLATERÍAS
Está considerada como uno de los espacios urbanos más conocidos de todo Santiago. La Catedral se ciñe por dos de sus lados. La Fachada de las Platerías se alza imponente en el extremo sur del crucero y lo más destacado de ella es el profuso programa iconográfico que muestran sus destacados relieves. Se ha dicho que su decoración vegetal podría proceder de la mano de Mateo que la pudo realizar en el siglo XIII. Su estructura exterior responde al esquema impuesto por el crucero de la catedral. Destacan sus dos puertas coronadas por frisos decorados con relieves y las arquivoltas sobre las cuales sobresale un friso de mayores proporciones cuajado de relieves y esculturas labradas por diferentes artistas.

Una obra posterior que merece toda nuestra atención es la Torre del Reloj, obra de Domingo de Andrade. Se ha dicho de ella que es una obra maestra del arte barroco y uno de los símbolos más emblemáticos de la Catedral de Santiago. Algunos especialistas señalan que el autor se basó en modelos renacentistas para configurar su aspecto actual tan peculiar. El reloj que la corona es una obra del maestro Andrés Antelo del año 1831, encargada por el arzobispo Fray Rafael de Vélez. Por su parte, las campanas antiguas fueron sustituidas por otras en el año 1990, al amenazar ruina. Las originarias fueron obra de Pedro de Güemes, en el año 1729.

Al otro lado de la Fachada de las Platerías se halla la Fachada del Tesoro, cierre oriental del claustro. Es ésta una obra de Rodrigo Gil de Hontañón que la realizó a mediados del siglo XVI. Presenta similitudes con el Palacio de Monterrey de Salamanca por su aspecto palaciego. En el lado sur de esta fachada situó Rodrigo Gil de Hontañón la famosa Torre del Reloj. De toda ella lo que más sobresale es la terminación en forma de pirámide escalonada que muestra una interesante decoración geométrica.

La entrada al Cuarto del Tesoro desde el crucero se realizó a principios del siglo XVIII por Simón Rodríguez que imitó la fachada renacentista e incluyó una concha volada decorada con la cruz de Santiago que sirve de soporte a la escalera.

Para terminar nuestro recorrido por la Plaza de las Platerías debemos detenermos en la fachada del Rincón de Fonseca que se realizó entre el claustro y la torre del Tesoro, obra de Fernando de Casas en 1720.

PLAZA DEL OBRADOIRO
Se ha dicho de ella que es la más espléndida de todas las que existen en la ciudad y una de las más bellas de España. Desde ella se accede al interior del templo catedralicio a través de una larga escalinata de estilo renacentista según diseño de Ginés Martínez del siglo XVII. Esta escalera nos lleva al magnífico mirador que antecede a la extraordinaria fachada del Obradoiro que fue concebida como un inmenso retablo jacobeo que preside la figura de Santiago peregrino. Justo en la parte inferior se representa la urna con los restos del apóstol flanqueada por sus discípulos Atanasio y Teodoro. En la labra de las imágenes de santos que aparecen a ambos lados de la fachada principal intervinieron autores de la talla de Gregorio Fernández, José Gambino, Antonio López, Francisco Lens y Antonio Nogueira.

En uno de sus lados se halla la Torre de las Campanas que fue retocada a finales del siglo XVII y cuya fase concluyó al colocarse la cruz y la veleta del campanario. El autor de los últimos cuerpos fue Fernando de Casas que utiliza una profusa decoración fácilmente visible desde la plaza. La Torre de la Carraca se alza justo al lado contrario. Fue proyectada en 1738 y concluída en el 1751. Con esta magnífica torre se completa el conjunto de la Fachada del Obradoiro. Antigüamente, esta torre albergaba la carraca de Semana Santa de la que procede su nombre y de la que todavía se conservan restos.

La fachada del conjunto claustral fue diseñada por Juan de Herrera y Gaspar de Arce en el último cuarto del siglo XVI y se levanta a la derecha del Obradoiro. Por su parte, la Torre de la Vela fue construida en el siglo XVII por Jacome Fernández, el mismo que introdujo la galería superior de la fachada del edificio claustral. Esta Torre se inspira en la del Tesoro y fue reconstruida años más tarde tras un incendio por Lucas Caaveiro.

LA CATEDRAL ROMÁNICA
La constante llegada de peregrinos a Compostela hizo necesario plantear una ampliación del templo catedralicio. En el año 1075, el obispo Diego Peláez con el beneplácito del rey Alfonso VI, inició la construcción de la catedral románica.

El esquema básico del interior responde a las necesidades propias de un templo de peregrinación. Tiene simbólica planta de cruz latina, girola alrededor de la capilla mayor y fáciles accesos para los fieles. Las obras se interrumpieron por el espacio de varios años.

El nuevo obispo Diego Gelmírez reanudó las mismas en el año 1100, concluyéndose la girola, el monumental crucero, cuatro capillas, fachada norte y sur, etc. La buena marcha de los trabajos permitieron al obispo consagrar algunos altares en el año 1105.

En el año 1112 se derribó la antigua iglesia prerrománica y en el 1117 la catedral sufre las consecuencias derivadas de un motín popular, fue incendiada sufriendo cuantiosos daños materiales. Lo cierto es que el empujón definitivo lo dio el Maestro Mateo, que recibe del monarca Fernando II, numerosos privilegios para que concluya definitivamente la catedral. Y así fue, puesto que en el año 1211 la catedral fue consagrada con la asistencia del monarca Alfonso IX.

GIROLA Y CAPILLAS
Si avanzamos hacia la cabecera de la catedral dejamos en la parte derecha una puerta que da acceso a la Capilla de las Reliquias y a la de San Fernando. Hacia el brazo transversal derecho del crucero llegamos a la Sacristía, obra del siglo XVI. En su interior se pueden contemplar 24 cuadros en cobre y otros lienzos de Gregorio Ferro, Juan Antonio Bouzas y Modesto Brocos.

Junto a la puerta que nos lleva al claustro se halla el Timpano de Clavijo que muestra las doce doncellas que agradecen a Santiago el haberlas liberado del tributo. La Capilla del Pilar fue construidas gracias al mecenazgo del arzobispo Fray Antonio de Monroy en el siglo XVII. El mausoleo que guarda sus restos es obra de Fernández de Sande.

La Capilla de la Piedad o de Mondragón en honor a su fundador es de estilo gótico flamígero. La siguiente se dedica a San Pedro, también llamada de la Azucena y del Magistral y fue fundada por Mencía de Andrade en el año 1571. En su interior sobresale el retablo barroco, diseñado por Fernando de Casas y construido por San Judas Tadeo.

La Puerta Santa es una de las siete puertas menores de la Basílica que ya se menciona en el Códice Calixtino, primera guía del Camino de Santiago del siglo XII.

La Capilla del Salvador o de los Franceses o de San Luís de los Franceses es la primera que se construyó y en sus capiteles se recuerdan sus artífices. En ella se encuentra el magnífico altar de piedra policromada que lleva la traza de Juan de Álava.

La capilla siguiente se dedica a Nuestra Señora de la Blanca y de los España, por el nombre de la familia patrona. El arco de entrada es del siglo XVI y la estancia se cubre con esbelta bóveda de crucería. La imagen de la Virgen es obra de Gregorio Fernández del siglo XVIII.

La Capilla de San Juan Apóstol y de Santa Susana fue reformada en el siglo XVI. La Capilla de la Virgen del Buen Consejo y de San Bartolomé viene a sustituir a la antigua denominación de Santa Fe de Coques. El retablo es de estilo plateresco, obra de Mateo Arnao al igual que el sepulcro que guarda.

La Capilla de la Concepción o Capilla de Prima tiene dos entradas y en su interior se guarda la imagen de la Virgen de la Inmaculada, obra de Cornelis de Holanda del siglo XVIII.

La Capilla del Espíritu Santo es del siglo XIII, ampliada en el XIV y reformada en siglos posteriores. Subiendo por la escalera llegamos a la iglesia parroquial de Corticela, obra de los siglos XI al XIII. Ha sido restaurada en el presente siglo y de ella sobresale su imponente y esbelta portada románica.

La Capilla de San Andrés fue sede de la parroquia del mismo título, situada antes en el espacio que en la actualidad ocupa la capilla del Pilar. Los laterales muestran sendos altares dedicados a la Virgen del Carmen y el otro a San José. La fábrica de la capilla es del siglo XVII.

Otra gran capilla es la de San Antonio que contiene un majestuoso retablo del siglo XVIII. La Capilla de Santa Catalina es anterior al siglo XVI y en ella sobresale la imagen de Santiago, obra de Gambino en el siglo XVIII.

La capilla de la Comunión y del Sagrado Corazón es del siglo XIV y XV. Destaca la imagen de alabastro de la Virgen del Perdón que aparece en la entrada. El retablo procede de la capilla de las Reliquias y el interior tiene forma de rotonda neoclásica con cúpula, del siglo XVIII.

La Capilla del Cristo de Burgos o de Carrillo se construyó en forma de cruz griega con cúpula casetonada pro Melchor de Velasco y Agüero en 1665. Destaca la imagen de Cristo, tallada en Burgos en 1754. Los altares barrocos laterales son obra de Melchor de Prado.

EL PÓRTICO DE LA GLORIA
Tras la gran mole barroca de la fachada del Obradoiro se alza imponente el conjunto del Pórtico de la Gloria de la catedral compostelana. Los expertos han coincidido en su mayor parte en afirmar que este majestuoso pórtico es la obra más perfecta de la escultura románica que se ha realizado jamás durante los siglos en los que se extendió la Edad Media.

En esta majestuosa entrada al cielo se combinan de forma armónica y equilibrada la arquitectura con la escultura, fundiéndose en un abrazo inmortal, eterno e imperecedero y conformando un todo armónico y equilibrado. Más de 200 figuras, otros tantos capiteles, columnas, varios arcos y otros elementos arquitectónicos se combinan magistralmente, articulándose en torno a la figura de Dios Padre que preside todo el conjunto.

El Pórtico fue construido a mediados del siglo XII con la idea de sustituir la antigua portada del templo cristiano. Según la inscripción que aparece en sus dinteles el pórtico fue realizado justamente en el año 1188. Este gran y majestuoso pórtico fue concebido como un gran vestíbulo, para servir de albergue a los fieles en la iglesia antigua. Mide aproximadamente 17 metros de ancho por 4,50 de fondo.

Antiguamente constaba de dos portadas, una que se abría hacia el exterior y otra que se abría hacia el interior. De la primera solamente se conserva la parte que da hacia el interior ya que la cara externa fue sustituida por la portada barroca de la Basílica. Este gran pórtico se levanta imponente entre las dos paredes lisas de las esbeltas torres románicas. La portada interior consta de tres arcos, dos más pequeños y un tercero mayor. Las jambas de las tres puertas del Pórtico están ocupadas por figuras de profetas y apóstoles que dialogan entre sí. Esta actitud anuncia la llegada del naturalismo que poco después envolverá a la escultura gótica.

El arco central está dividido por un grácil parteluz en el que es digna de admiración la columna central en la que se representa el misterio de la Encarnación. El capitel ilustra el origen divino de Jesús y en el fuste se puede admirar el árbol genealógico de Cristo humano y sobre él la Virgen. En el capitel principal se representan las tentaciones de Cristo y entre ambos capiteles se levanta una imagen sedente del apóstol Santiago. En los pilares que sostienen los arcos se encuentran las imágenes de los enviados de Dios del Antiguo y del Nuevo Testamento, fundadores del reino de Dios. Sobre éstos, se levanta un tímpano de exultante belleza en el que se representan escenas del Reino de Cristo glorificado que dirige a la Iglesia.

La imagen de Jesús preside esta composición mientras que la estatua sedente y estática de tres metros de altura viste túnica y manto. A ambos lados de Cristo se hallan los evangelistas y los ángeles que portan el símbolo de la Pasión. La arquivolta que corona este precioso tímpano está decorada con las imágenes de 24 figuras sedentes que portan instrumentos musicales que se identifican con los 24 ancianos que se encuentran en el trono del cielo según nos ilustra el Apocalipsis.

Cada uno de los arcos mantiene su correspondencia simétrica con cada una de las naves de la insigne catedral compostelana. El arco lateral izquierdo presenta tres arquivoltas con follaje. Este arco muestra a los primeros padres, Adán y Eva; a los Patriarcas del pueblo de Israel; al grupo de pecadores que son recibidos por Cristo e ilustra además el acto del bautismo. El arco lateral derecho presenta dos partes iguales. Sobresale la representación de alegorías y monstruos alados que encarnan los vicios humanos y los cuerpos desnudos de los pecadores que sanados por Jesús son liberados del pecado y llevados a la salvación eterna.

Las bóvedas del vestíbulo se encuentran sobre arcos cruceros y están adornados con rosetones y otros elementos vegetales; éstos han sido calificados como la primera muestra del arte gótico en España. Las basas de los pilares constituyen todo un mundo iconográfico de gran expresividad y belleza en el que resaltan sus 18 monstruos con diferentes formas humanas y animales. Aparte del parteluz existen otras tres columnas con motivos geométricos y antropomórficos. Detrás del parteluz se abre una pequeña cartela en la que se encuentra la figura de un joven arrodillado que tiene su mano extendida y en el que se lee la palabra Arquitectus que representa a su autor, el maestro Mateo.

Se dice que el rey Fernando II visitó Compostela en el siglo XII y viendo inconclusa la catedral dejó a su arquitecto Mateo al mando de las obras. El pueblo le llama “O Santo dos Croques” o de los chichones -croque significa golpe dado con la cabeza- porque los visitantes acostumbran a golpear su cabeza con la figura del joven, con la firme creencia de que así conseguirán obtener la maestría de su realizador. El maestro Mateo realizó esta magnífica obra en los albores del gótico cuando se daban ya los últimos coletazos del estilo románico tan profuso en toda Galicia. Otro ritual, sin peso documental, señala como los visitantes ponen el dedo en los huecos de las ramas del árbol de la columna central para obtener la gracia del Señor.

Sobre el tema principal del programa iconográfico del Pórtico de la Gloria se han dado varias versiones. En él se representan escenas relacionadas con la Iglesia triunfante y otros se relacionan con la Iglesia militante. Las escenas relacionadas con la Iglesia victoriosa se alzan imponentes en el arco central y las escenas de la Iglesia militante se hallarían en ambos lados. A la izquierda se encuentran los primeros cristianos procedentes del judaísmo y a la derecha la Gentilidad. El Cielo se abre entre el Limbo y el Purgatorio. También es digna de mención la escena del Juicio Final y la más completa representación del Apocalipsis, según los expertos.

MUSEOS
La capilla de las Reliquias contiene 140 de ellas depositadas en urnas, bustos, viriles y otras tantas imágenes. Destaca la cabeza de Santiago el menor donada por el arzobispo Don Berenguel de Landoira en el siglo XIV con collar de Don Suero de Quiñones del siglo siguiente. Otras imágenes son las de Santiago el Mayor y la de Santa Teresa de Jesús. Entre los objetos litúrgicos de especial relevancia sobresale el facsímil de la cruz donada por Alfonso III en el año 874; el portapaz del siglo XVI en cristal de roca y oro donado por Carlos II en 1638, varias cornucopias, bandejas, copones, objetos de alabastro, plata, etc.

En la Capilla de San Fernando podemos contemplar la imagen del altar esculpida por Seoane en el último cuarto del siglo XVII y los frescos de la Ascensión del Señor y la Asunción de María del siglo XVI. En el frente vemos la custodia realizada por Antonio de Arfe del siglo XVI. En el coral sobresale el San Cristóbal de plata y una imagen de Santiago en azabache realizada por E. Mayer en el año 1919. También custodia una elegante copa de plata donada por los duques de Montpesier y con ella se suele realizar la ceremonia de la Ofrenda Nacional.

Todavía nos quedaría por visitar el Museo Arqueológico con obras de los siglos XIII a XV y el Museo de Tapices con fondos de especial relevancia que van de los siglos XVI a XIX.

CLAUSTRO, ARCHIVO Y BIBLIOTECA
El claustro es una obra de Juan de Alava, Jacome García, Rodrigo Gil de Hontañón, Juan de Herrera y Gaspar de Arce y fue realizado entre los años 1521 y 1590. El escudo del pasillo de entrada nos recuerda a su fundador el arzobispo Alonso III de Fonseca. La Capilla de Alba fue fundada en el año 1529 y el Archivo Capitular custodia importantes documentos de la catedral y de la historia de Galicia.

Entre los fondos más relevantes destaca el Códice Calixtinio. La Biblioteca Capitular, por su parte, es una obra del siglo XVIII.

* El presente reportaje fue publicado para el diario de mayor tirada en Galicia, a saber: La Voz de Galicia y se editó dentro de la colección editorial ATLAS VISUAL DE GALICIA, en la que tuve el enorme placer de colaborar allá por los años 1998-1999.

 

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