Departamento de Pediatría Obstetricia y Ginecología

                                                        

LA RESILIENCIA DE LA PSIQUIATRIA DE LA INFANCIA BASADA EN LA EVIDENCIA (PIBE)

J.L. Pedreira-Massa

Paidopsiquiatra. Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid

                      Indice

1. Preámbulo
2.  Nudo
    2.1 Datos
    2.2 Hechos
    2.3 Reflexiones
    2.4 Comentarios
3. Desenlace
4. Tablas

 

1. Preámbulo

La Medicina Basada en la Evidencia (MBE) abrió unas posibilidades de debate y reflexión encontradas, cuando no enfrentadas, entre aquellos que pensaban que era un mínimo requisito actualizado de la evolución científica y aquéllos otros que desconfiaban de su exceso tecnocratismo y "cosificación" de la práctica médica. Una vez la dominancia sajona primaba sobre el neohipocratismo más mediterráneo.

La Psiquiatría, en un afán un tanto mimético, pretendió subirse a ese carro de basarse en la evidencia, primero tímidamente y posteriormente con mayor decisión pero con pasos titubeantes. Las dudas se cernían entre los grupos que pretendían buscar los reales fundamentos más allá de las formulaciones excesivamente personalizadas en escuelas y aquellos que defienden que la experiencia de la atención a los trastornos mentales es algo intersubjetivo y, por lo tanto, irrepetible en cada caso y cada circunstancia. No obstante la Psiquiatría Basada en la Evidencia (PBE) inicia su andadura con grupos de profesionales sensibilizados a reflexionar acerca de este proceso. La página web y los intercambios que ella acontecen, así como la primera mesa redonda en el I Congreso de Psiquiatría Virtual así lo evidencian.

La Psiquiatría de la Infancia y la Adolescencia es una rama más jovencita, está en pañales. En España se encuentra en pleno proceso de "gestación" y esperamos que no acontezcan malos farios que originen una "gestosis" o un "parto distócico" de alto riesgo evolutivo. A pesar de ello existen grupos de profesionales que participamos activamente en foros diversos con el objeto de introducir al sujeto humano en desarrollo como algo digno de estudiarse, sea cual fuere la perspectiva teórica, pero siendo conscientes de la parcialidad y visión en perspectiva de los conocimientos. Por estas consideraciones, entre otros razonamientos, el título sugerido por el Moderador me parece de gran relevancia como punto de partida.

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2. Nudo

    2.1 Datos:

  1. Los trastornos mentales de la infancia se estudian y existen datos epidemiológicos acerca de su prevalencia y tipología. La media de los trabajos internacionales realizados en población general oscila en tasas 10-20%, mientras que las tasas de prevalencia en consultas de Pediatría que )consultan por síntomas somáticos se eleva en torno al 30-35%.

  2. Los sistemas de clasificación al uso se manifiestan como insuficientes para la infancia y adolescencia, salvo para realizar una mimesis adultomórfica con escaso impacto en la psicopatología del desarrollo. Rutter ha intentado sistematizar una aplicación multiaxial a partir de la CIE-10, mucho más razonable y más clínica.

  3. Los trastornos mentales de la infancia y la adolescencia tienen el peligro de difuminarse o pasar a ser "humo" si no se estudian con rigor. P.e. la eclosión de los trastornos del comportamiento alimentario (TCA) evidencia la vacuidad de contenidos y reflexión del proceso: Una adolescente con depresión mayor, no come y adelgaza y tiene distorsiones de sí mismo tanto física como mental y emocionalmente, ¿cuál el es diagnóstico?: ¿TCA y co-morbilidad con DM o bien DM con patoplastia dominante de TCA? En otras palabras: ¿la tos es co-mórbida con la neumonía o la neumonía presenta entre sus síntomas la tos?

  4. En España no existen apenas servicios para la atención a los trastornos mentales de la infancia y la adolescencia, entre otras cosas porque no existe el (re)conocimiento de la especialidad, dándose la paradoja que existen profesionales con experiencia desempeñando otro tipo de funciones y profesionales sin experiencia que se les encarga la coordinación de servicios de infancia y adolescencia. Hasta cinco Sociedades agrupan a profesionales de este campo en España, sin existir el reconocimiento, aunque solamente una de ellas obstenta la representación. Según un informe elaborado por los Profs. Remschmidt y van Engeland, a España le cabe el "honor" de ocupar el último lugar de 30 paises europeos evaluados en tasa de psiquiatras infantiles en relación a población menor de 19 años, en esta ocasión es "adelantada" por paises sumamente desarrollados como Serbia, Ucrania, Letonia, Lituania (Tabla I).

  5. La evaluación clínica en los trastornos mentales de la infancia resulta algo que no es nada sencillo. Flirtz (1991) comparó el tiempo invertido en la evaluación de adultos (media comprendida entre 1h- 1h 30 min) y el tiempo invertido en evaluación de trastornos mentales de la infancia y la adolescencia (media comprendida entre 4h 30min.-6h).

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2.2 Hechos

  1. Como es habitual en nuestra historia se da vueltas a la noria de discusiones estériles, sin obtener respuestas, se crean comisiones sin desarrollar sus conclusiones, se realizan estudios para mayor gloria de sus autores, sin que repercutan en la población. El Consejo Nacional de Especialidades Médicas no consigue que las Comisiones de Psiquiatría y Pediatría lleguen a un acuerdo razonable y con comprensión y generosidad mutua pensando en los niñ@s y jóvenes y no su clientelismo particular (las actas del CNEM son toda una constatación, así como los múltiples comentarios publicados en Diario Médico sobre el particular).

  2. Se crean servicios incompletos, parciales y se presentan como los necesarios. P.e. Unidades de hospitalización para adolescentes con escaso número de camas y a cargo de profesionales con escasa (siendo francamente complaciente con distinguidos compañeros) formación y experiencia en el campo de la infancia y la adolescencia; otra respuesta consiste en crear, con diverso aparataje de "agitación y propaganda", unidades específicas de TCA sin tener la cobertura suficiente ni en los servicios ambulatorios ni para la atención contextualizada de niñ@s y adolescentes en general, con lo que para ser atendida una adolescente con "problemas" debe padecer un TCA, o se le diagnostica como tal.

  3. Los locales en los que se presta la atención a la infancia y adolescencia no están adecuados ni diferenciados para estas etapas, con lo que se incrementa la desconfianza de las familias al verse en una mezcla poco satisfactoria niñ@s con crónicos y dementes. Así se incumple la Declaración Internacional de los Derechos de la Infancia (Asamblea General de la ONU, 1989, ratificada por el Parlamento Español, 1990; la Ley de Protección jurídica del Menor 1/96 y algunos artículos de la Constitución española de 1978, que obliga a nuestro país a asumir las tratados internacionales). La recientemente entrada en vigor de la Ley Penal del Menor ha acrecentado estos problemas, pues a la carencia técnica se ha unido la carencia de recursos de todo tipo para situaciones sociales severas, sobre todo si tienen un proceso mental concomitante.

  4. Los escasos trabajos de investigación existentes en España constatan que las tasas de prevalencia, tanto en población general como en atención primaria pediátrica, son similares a las medias internacionales, cuando las metodologías seguidas son en doble fase.

  5. Se están "pedagogizando" y "sociabilizando" los abordajes de los trastornos mentales de la infancia y la adolescencia, con lo que cuando se remiten a servicios especializados, los escasos de Salud Mental Infantil y/o Psiquiatría de la Infancia y la Adolescencia, llegan los casos tarde, mal y nunca. Los escasos Registros Acumulativos de Casos Psiquiátricos (RACP) existentes en España evidencian la insuficiencia de esta aparente solución-prótesis, por lo tanto el impacto negativo en eficacia (solución de problemas), eficiencia (relación coste-beneficio adecuada) y efectividad (grado de satisfacción en clientes internos y externos).

  6. La etapa adolescente es la única que ha incrementado la tasa de nacimientos y, lo que es peor, de interrupciones voluntarias de embarazo (IVE) en España. La maternidad adolescente está reconocida como un marcador de riesgo social y psicosocial. Se constatan los hechos, se poseen los datos, pero... la respuesta adecuada de cobertura y sostén no existe precisamente por la inexistencia de servicios adecuados para aportar esta atención.

  7. Los sucesivos informes del Defensor del Pueblo de los últimos cuatro años vienen insistiendo en que la atención a los trastornos mentales de la infancia y la adolescencia tienen importantes carencias de recursos de todo tipo. La Administración continúa haciendo oidos sordos, es que no existe peor sordo que aquél que no quiere oir.

  8. Solamente existe una Cátedra Universitaria de Psiquiatría Infantil en todo el Estado Español. Hecho contundente que no merece más que reseñarlo para evaluar el hecho en sí mismo.

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2.3. Reflexiones

 

1ª Se poseen datos y se constatan hechos, la evidencia: sólo existen comentarios inconsistentes y dilatorios.

2ª Se conocen experiencias internacionales, la evidencia: sólo es de forma teórica (cuando se conoce, que no es siempre).

3ª La demanda potencial en España se encuentra en incremento, pero a nuestros responsables asistenciales, clínicos y administrativos les interesa mucho más la apariencia que la evidencia.

4ª Se conocen las recomendaciones de la OMS en esta materia, incluso algún español ha participado recientemente en grupos de expertos para estas edades, la evidencia: ninguna acción tendente a solventar esta situación.

5ª Se habla en los documentos oficiales de la tarea preventiva y de la intervención precoz, sobre todo para mejorar el pronóstico y la evolución de los procesos, evidencia: no se lleva a la práctica.

6ª Para desarrollar estas tareas se precisan profesionales formados de forma conveniente, evidencia: el CNEM continúa "atascado" en el reconocimiento de la especialidad de Psiquiatría y Psicoterapia de la Infancia y la Adolescencia, con lo que España junto con Albania y Bulgaria son los paises Europeos sin este tipo de reconocimiento formal.

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2.4. Comentarios

El título dice que la PIBE puede ser el cuerpo para apoyar actividades resilientes en la infancia, quizá quepa decir que estamos en pleno proceso de "fecundación". Lo pasos básicos: tener profesionales y servicios, para luego poder evaluar, no es precisamente lo más preeminente en este momento.

No es menos cierto que existen grupos de profesionales sensibilizados y dispuestos a mejorar e investigar, pero son grupos aislados y muy ligados a alguna personalidad profesional relevante. No poseen apenas impacto real en los ámbitos de poder administrativo, ni científico, ni académico.

La infancia y adolescencia con trastornos mentales en España no está recibiendo el abordaje clínico y terapéutico adecuado según los conocimientos actuales, lo que representa una capital dejación (cuando no franco desconocimiento) en las responsabilidades de los gestores sanitarios.

La Comisión Nacional de Psiquiatría hace esfuerzos, pero parecen dominados por la ambivalencia y dedicados a la galería que orientados a la solución de problemas.

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3. Desenlace

Los pasos para llegar a la Psiquiatría Infantil Basada en la Evidencia (PIBE), son lentos y nos encontramos en pleno deseo de querer llegar a ser PIBE, pero mientras tanto sólo somos un "bebé" que pugna por crecer y tener autonomía entre un padre un tanto lejano y displicente (la Psiquiatría) y una madre sobreprotectora e invasiva (la Pediatría).

El reconocimiento de los profesionales que trabajan en este campo y el desarrollo de recursos asistenciales adecuados, facilitará una oferta clara y precisa para los postgraduados y MIR, lo que redundará en un beneficio para los niños y jóvenes españoles.

Quizá en un futuro no muy lejano podamos hablar de otros aspectos menos iniciales para aportar mucho mayor calado de temas concretos asistenciales y técnicos.

Tampoco olvidamos el debate de fondo acerca de lo irrepetible de la experiencia de la consulta psiquiátrica, pero éste será un tema para ser abordado en otra ocasión, ... por Emde.

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Tablas

 

 

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