Eran tiempos agitados, entre tensiones religiosas
y en pleno Renacimiento
La invadida Navarra peninsular,recién
incorporada a la corona de Castilla y sus últimos reyes, de origen
francés, vivían entre
Francia, especialmente el Béarn y sus pequeñas posesiones
de Navarra, lo que se llama la Baja Navarra o "Sexta Merindad".
Reinaba en tan recortados territorios Henri,
III de Navarra, de la dinastía de los Albret o Labrit.
Su esposa desde 1527 era Marguerite de Angulema,
hija de Henri II rey de Francia, Duquesa viuda de Alençon, nacida
el 1492,
hermana de tres reyes de Francia,
François II, Charles IX y Henri III de Francia. Del matrimonio,
en pocas palabras, Henri (el III de Navarra) entró como rey de Navarra
y quedó como (ahora, Henri, el IV de Francia) el primer rey Borbón
y Rey de Francia y de Navarra (Roi de la France et de la Navarre, en términos
que duraron siglos), frecuentemente puesto como ideal a los reyes y galante
caballero, aunque repudió en 1599 a Marguerite, parece que por razones
de estado, para casar con María de Médicis.
Margarite de Navarra, por su parte, fue nombrada
como La Minerva de Francia, La Margarita (o La Perla) de las Princesas;
calificada
como docta entre los doctos, fue tan culta
y experta en asuntos de Estado como en doctrina cristiana.
.. l'ypocrisie, soit
envers Dieu, soit
envers les hommes
ou la Nature, est
cause de tous les
maulx que nous
avons.
Marguerite, mujer de estado, cumbre literaria
en la Francia y en el francés de su época, escritora y buena
poetisa, se trataba con Montaigne, Marot y Rabelais, entre otros.
Con obras de inspiración renacentista,
de ella se dijo que inauguró un género, la entrada del "yo"
en la literatura.
La tan precursora Margarita fue también
autora de la primera obra mística francesa (Miroir de l´ame
pecheresse, Espejo del alma pecadora; publicada en 1530 de forma anónima)
aunque el Heptamerón resultó su más famosa obra, aunque
inacabada, en la línea formal de El Decamerón de Bocaccio
(en éste son diez relatos contados por diez personas a lo largo
de diez días, en un lugar apartado; en el Heptamerón, el
lugar es Cauterets, Béarn, tomado como microcosmos de la corte francesa;
con 72 relatos aunque en su prólogo se anunciaban cien). Pero la
semejanza se queda en lo meramente formal, ya que El Heptamerón
no es obra ligera, al contrario, larga en la definición de los personajes,
pesimista en la incomunicación de los seres humanos. Destacan, por
otra parte, sus diálogos. El alter ego de la reina es el personaje
Parlamente (¿ perla amante ?).
Fallecida Margarita en 1549, la primera
y desgraciada edición de esos Cuentos de la Reina de Navarra, como
se les llegó a llamar, fue en 1558 y de Pierre Boaistuau, que cambió
la secuencia de El Heptamerón, suprimió partes y personajes,
poniendo a guisa de título Historia de los Amantes Afortunados.
Al año Claude Gruget lanzó una hermosa segunda edición,
libre de tales mixtificaciones, y con un nombre que, propiamente, no fue
el dado por la autora; por cierto que alguna otra obra del mismo título,
mayormente esotéricas, no tienen ninguna relación; que Arthur
Machen, en 1886 tradujera El Heptamerón no ayudó precisamente
a clarificar las cosas.