m o n o g r á f i c o a r t e s     p l á s t i c a s


Oscar Scopa
EL ARTE DEL SILENCIO,
EL SILENCIO DEL ARTE

por Armando Pilato


El argentino Oscar Scopa, ensayista, escritor y crítico musical, se licenció en la Facultad de Filosofía por la Universidad de Buenos Aires. En 1984 se hizo cargo de la cátedra de Semiología de la facultad de Ciencias de la Información y de la Educación de la Universidad de El Salvador. Ha vivido en distintos países tanto en América como en Europa, impartiendo cursos y conferencias en universidades de medio mundo, y desde 1989 reside en Madrid. Es autor de cuatro libros de ficción, entre los que destacan Fachada y la exitosa novela Camporégano, así como de numerosos textos vinculados al ensayo semiológico, siendo miembro de la denominada generación rioplatense de los 80. Su última obra titulada Vogue, cien años de moda ha sido considerada una pieza de culto, en la actualidad dirige el ciclo de seminarios Moda y Cultura, una relación necesaria en la Casa de América de Madrid.

El mar, que tenemos enfrente, es espacio de silencio pero a la vez camino de encuentros y de comunicación

Antiguamente se temía que la navegación rompiese el silencio del mar, produciendo un cambio, ya hay un esbozo en los clásicos, con Herodoto u Homero uno se da cuenta que el terror que produjo la navegación al tono del mar fue absoluto. Lo echo de menos, vengo de una cultura acuática como es Buenos Aires, cuando he vivido fuera tanto en Nueva York como al sur del Brasil ha sido en culturas de mar o de río. En Madrid hay una cultura de lo seco, cada vez que vengo a Valencia o voy a Barcelona o a Coruña me reencuentro con esa humedad en los pulmones para poder respirar nuevamente.

¿Cuál es la diferencia entre semiología y semiótica?

Hubo una discusión que hoy está zanjada. Tanto en la lingüística como en la semiología la disputa entre la escuela italiana y la francesa, una más comunicacional y la otra que partía del estructuralismo, quedó cerrada en los setenta. Hoy la semiología y los semióticos se juntan, como se une lo político con la política, esa diferencia fue una interpretación en torno a la noción de estructura surgida por los años cincuenta, básicamente el estructuralismo parte de la lingüística.

¿Entonces se puede hablar de "la aventura semiológica"?

Sí, pero si mal no recuerdo Barthes hizo una recopilación. El Imperio de los signos fue más bien un trabajo sobre lo japonés, también sobre el arte, este tema estaba siempre presente en la escuela italiana, tanto para Gillo Dorfles como para Umberto Eco, y sobre todo si era necesario o no sobreinterpretar. Hace pocos años la Oxford University Press editó unas conferencias en las cuales se apuesta por la sobreinterpretación. En cambio en la escuela francesa, Foucault, Barthes, los que venían de la escuela de Jean Wolf y los que venían del antiexistencialismo como humanismo, o sea, aquellos que venían del lado de Pontic suponían que toda sobreinterpretación sobredimensionaba la noción de estructura. Pero bueno en los dos casos algo ha fallado, sin embargo en ambos es necesario retomar lo que dejaron para poder seguir pensando en ese sentido. Pareciera que en el 89, con la caída de la Unión Soviética, todas las escuelas críticas que inventó occidente se hubieran ido al garete, lo cual es una terrible barbaridad, porque en su lugar han surgido los divulgadores, y no hay cosa peor que un divulgador.

En el momento actual llama la atención la noción de la construcción de la belleza, estamos en una época en la cual se está hablando mucho del sublime, de la deconstrucción, de la construcción...

Lo que me preocupa es lo siguiente, a lo largo de la historia la construcción del canon de belleza ha sido una constante, casi diría que es una de las pocas constantes de la que se puede hablar en todas las culturas, hay una construcción de eso que Lacan llamaba "la mujer". Existen escuelas deconstruccionistas incluso en la moda, como la escuela de los belgas, y escuelas de construcción del canon, como podría ser Lacroix u otros franceses o los italianos. Esto ha abierto un debate muy interesante en torno a la moda, pero en otros temas estamos en un momento de una gran fricción social en el cual el feísmo aparece como un modo de construcción aparentemente contestatario, de un modo de circulación urbano de belleza. Pero sabemos que el feísmo fue una de las armas de los totalitarismos y por lo tanto siempre es un gran peligro entrar en el juego feísta. Por otro lado al canon hay que darle el espacio que tiene, un lugar para mirar y para poder dejarlo de lado.

¿Cuándo te refieres al feísmo lo extiendes a lo freak?

Es diferente. Lo freak se usa mal; para Marlowe y Shakespeare, (no hay que olvidar que el término se acuña en el teatro isabelino), el freak era ese enano, ese cojo o esa manca que subían al escenario añadiéndose a la escena de la obra que se representaba en un mesón, era como lo que ocurría en el Globe Theater (que luego fue prohibido) y que acompañaba a una situación dramática. Hoy lo freak, desde un lugar de negación de la condición del absurdo y desde un lugar de ridiculización y parodia permanente de cualquier discusión seria, ha ocupado un lugar central para que ningún drama ni ninguna tragedia pase ni avance, para que ninguna discusión se produzca. Creo que estamos en un momento de pensamiento de términos medios, esto es, todo lo que haga primer término y conclusión queda desmantelado por ese freakismo que en realidad no es más que un feísmo llevado al lugar de lo enaltecido: el enano puesto en el lugar del rey. Es un momento peligroso.

Pero al mismo tiempo también hay un resurgir de la idea del sublime en la historia del arte, en la pintura se comentan las obras de Rafael, de Caspar David Friedrich, y de las distintas corrientes del XIX para elaborar discursos de estética y filosofía

Porque por otra parte hay una vuelta al Romanticismo, yo citaría a los prerrafelistas, y con respecto a Friedrich la música Pop de vanguardia que se está haciendo en estos momentos en Inglaterra, y en el norte de Europa, tiene gran relación con toda la cultura romántica. Hay algo que mi generación hizo que fue desmontar, y no deconstruir, el amor que era un continuum desde la invención del amor cortés en la Edad Media mediante la revolución sexual. Hicimos fracasar la revolución sexual y hemos hecho fracasar el amor, de ese modo se ha generado un vacío donde estamos viendo como reinterpretamos lo sublime y cómo se reconstruyen modos más amables de convivencia en torno a algo que no puede ser negado sin riesgo grave como es el tema de la verdad.

En las últimas tendencias de música electrónica se registran los silencios y lo denominan terrorismo sónico

Sí, graban eso o bien el sonido de los antiguos discos. En todas las formulaciones de terrorismo cultural, por decirlo así, creo que se podría hablar, en términos viejos del viejo Marx, de un 18 brumario del terrorismo, o sea, del terrorismo como en su momento paródico, estoy hablando en un nivel artístico y no político. Creo sinceramente que la música que está haciendo la última generación de artistas de vanguardia Pop es lo mejor que se ha hecho en los últimos quince años.

¿Y en lo que concierne a las artes plásticas?

Veo una gran decadencia, hay quienes piden una moratoria del arte porque hemos llegado a unos niveles en los que la palabra no es esnobismo sino innovismo. Al querer innovar y sorprender se llega a unos espacios de decadencia en los cuales no hay gradualidad, sino que es una decadencia grado cero, lo cual es bastante peligroso. De todos modos junto con eso surgen cosas interesantes. Al ciclo acudirá Pablo Reinoso, director general de arte de Givenchy en París, quien realiza unas esculturas respirables que son absolutamente fantásticas.

¿El resurgir de la figura humana en el arte coincide con épocas de crisis?

La figura humana durante el siglo XX, si exceptuamos a los abstraccionistas norteamericanos, nunca desapareció del todo sino que mutó, y esa mutabilidad no está exenta de los resultados de los gases de la Primera Guerra Mundial. Walter Benjamin decía "es la primera guerra en la historia de la humanidad donde los soldados vuelven en silencio, sin hablar, callados. Antes los soldados contaban las historias de lo que había ocurrido en la guerra, de esta guerra nadie quiere hablar".

La próxima Bienal de Valencia apuesta por la transversalidad, el arte y la comunicación. Habrá cineastas, designers, artistas, diseñadores, etc. ¿Lo considera adecuado?

Sí, es el momento; justamente este es uno de los temas centrales y que más me preocupó para hacer el último ciclo de conferencias. Yo creo que o avanzamos en la intertextualidad de las diferentes disciplinas o nos metemos en un hueco del ghetto todos juntos. Como decía un premio Nobel o los físicos vuelven a leer poesía o estamos acabados. O la gente de la filosofía se vuelca también a las matemáticas y entiende lo que pasa en los procesos de la música, y la gente de la música vuelve a leer literatura o nos vamos a terminar matando entre todos. Suena radical pero lo pienso así.

¿En la ciudad es posible el silencio?

Lo que me preocupa con relación al tema urbano del silencio es como la sociedad laica no ha logrado crear espacios democráticos de silencio, la ciudad en las ciudades, ha sido totalmente incapaz. Hoy siguen siendo las iglesias los únicos lugares de silencio garantizado, no hay espacios laicos de silencio.

Pera algunos edificios recientes tienen la función de catedral cívica...

Sí pero no son lugares para estar en silencio, sino para recorrer en silencio, callados o enmudecidos, son templos muy diferentes. El silencio es una reflexión, hasta la generación de mis padres las parejas rezaban, por lo tanto tenían silencio mutuo en la pareja, hoy en las familias no hay silencio, tanto los mayores como los niños tienen miedo a que haya silencio, aparece el silencio y es tapado inmediatamente no por sonido sino por ruido, un rumor que haga olvidar que el silencio lleva de por sí a la reflexión, a la intimidad.

Aunque es fruto de la reflexión y del silencio la idea de la unión de las artes y las ciencias no es un concepto nuevo

No claro, antes estaban unidas de por sí, esa separación se ha producido como síntoma del positivismo del XIX donde las especializaciones se empezaron a devorar entre ellas, quedando vacuos de elementos del otro. Ese otro que aparece cuando surge el silencio, o sea tiene que haber un corte entre sonido y sonido para que exista el otro. En la televisión la gente se escucha permanentemente a sí misma y cuando se hace el silencio la gente cambia de canal por que se aterroriza. La relación entre silencio y terror es algo que todavía está muy poco analizada y que merece un análisis más profundo.

También el arte de la segunda mitad del ochocientos tiene una compleja carga de insonoridad

Volvemos al mismo tema, prerrafaelismo o simbolismo, o la escuela inglesa o la escuela francesa o al romanticismo alemán. Sí, estamos volviendo a ese momento por que fue el último intento de constituir la figura del amor, la figura del otro como vivo o como muerto y la figura de la redención, cosa que nosotros hemos perdido en términos absolutos.

En Vogue, cien años de moda se ven las conexiones entre el arte y la moda...
 

Se recorre un siglo de moda con todas las variaciones y sus relaciones con las artes. Revisé cantidad de cosas, vacié la revista Vogue a lo largo de toda su historia, es una de las revistas de prestigio más antiguas y que todavía se publican.

Se recorre un siglo de moda con todas las variaciones y sus relaciones con las artes. Revisé cantidad de cosas, vacié la revista Vogue a lo largo de toda su historia, es una de las revistas de prestigio más antiguas y que todavía se publican.

¿La moda es un lenguaje en el que tan importante lo que se oculta como lo que se dice?

Creo que en todo lenguaje lo que hay es lo que aparece, lo que se oculta forma parte de la hilacha, esto es en términos de la semiología, cuando asoma lo que no se quiere decir como lapsus o como error, que son dos cosas diferentes, es que no hay un discurso construido. En todo discurso que forma parte de una subjetividad si no hay subjetividad no hay discurso, lo que hay en el lenguaje es lo que aparece, como traducción directa de fenómeno, de lo que está ahí. Cuando Barthes trabajó la moda como el hecho del vestido y la moda como el hecho del pie de foto estaba en un momento en el cual todavía creía en el metalenguaje. Pero va a hacer una posterior crítica de su libro diciendo que no lo hay: que forma parte de otro lenguaje el pie de foto, de otro el vestido y de otro el vestido fotografiado. Y en los tres forman parte de un discurso o de un discurrir que son independientes por más que estén relacionados entre sí.

¿Pero son intercambiables?

No, por que un vestido no es lo mismo que un vestido sobre un cuerpo, por que un vestido fotografiado no es lo mismo que un vestido fotografiado sobre un cuerpo, y un vestido fotografiado en un pie de foto no es lo mismo que un vestido puesto en un museo.
 

Algunas crónicas de moda recuerdan a la crítica artística...

Lo que diferencia a un sastre de un diseñador es la estilización, y esta idea la comparte con el arte, creo que más con las artes decorativas, y en eso sigo a Gombrich, y por eso se hace un discurso no sé si artístico u onírico pero lo es. Lo que sí veo como dificultad es la transmisión televisiva y cinética de los desfiles de moda, en ellos no se ven los vestidos, se ven las modelos y se ve el movimiento, pero el vestido no se ve en la televisión. Ahí queda borrado el cuerpo de la modelo que muestra el vestido y frente a los cuerpos borrados aparece la espectacularidad.
Una especie de puesta en escena

Sí pero en el teatro hay un cuerpo en juego que está haciendo un personaje, en un desfile de moda hay una modelo que lleva en su cuerpo un vestido X único y que lo está mostrando, por la televisión queda anulado el cuerpo transformado en espectáculo virtual, como pantalla, los cámaras están puestos todos en un mismo sitio y hacen lo que pueden.

¿Y lo virtual?

Lo virtual es lo que está del otro lado, cuando aparece ya está caduco. Lo que pasa es que hay un nuevo medio, el de los ordenadores, que por lo que se puede ver por ahora es un nuevo soporte, pero que no ha entregado nada conmovedor. Quizás con el tiempo suplante a la fotografía o al cine, no lo sé, tiempo al tiempo, pero la foto fija impresa en plata no es virtual ahí hay una presencia que es diferente a la del retrato de un pintor pero también hay un ojo. Las fotografías de Man Ray o de Helmut Newton son indiscutiblemente bellas porque tienen esa presencia de la mirada, esto es eliminado en lo virtual; es un proceso ausente y no sé que terminará produciendo, pienso que no va a producir nada interesante. Tiene cierta relación con la imagen cinética que es la discusión que hemos tenido a lo largo de todo el siglo pasado sobre el cine si era arte o no. El cine fue un espectáculo que algunas y muy pocas veces se hizo arte, fueron muy pocas veces, es ante todo un entretenimiento, la imagen cinética es mucho más frágil para el arte como estilización, como puesta del estilo que la imagen o la letra fijadas en el libro, que la pintura, que el vestido unido a un cuerpo como un tatuaje en una pintura de Piero della Francesca, ese vestido que está vivo por más que tenga seiscientos años.

Imágenes artículo


© Revista Contrastes
Página actualizada por Grupo mmm
Para cualquier cambio o sugerencia dirigirse a webmaster.
© 2000-2001